Opinión Nacional

Rompiendo el hechizo (VIII)

LA INVENCIÓN DEL ESPÍRITU DE EQUIPO

CAPÍTULO PRIMERO

Un Camino Pavimentado
con Buenas Intenciones

Y aquí viene la trampa. Sólo una mala persona necesita arrepentirse. Sólo una buena persona puede arrepentirse perfectamente. Mientras peor sea usted más necesita de arrepentimiento y lo menos que puede hacerlo. La única persona que podría arrepentirse perfectamente sería una persona perfecta—y ella no lo necesitaría.

—C. S. Lewis: Mero cristianismo

Todo sistema de control, ya sea el sistema nervioso de un animal; un sistema de una planta para su crecimiento y auto-reparación; o un artefacto producto de la ingeniería como un sistema de guía de un aeroplano, está diseñado para proteger algo. Y ese algo ¡incluye a sí mismo! (si “muere” prematuramente, fracasa en su misión, cualquiera que sea).

El “auto-interés” que define a la maquinaria de evaluación de todos los sistemas de control puede; sin embargo, separarse del cuerpo, cuando el sistema de control se vuelve reflexivo.

Nuestra reflexibilidad humana abre un campo rico de oportunidades para que revisemos nuestras aspiraciones; incluyendo nuestros grandes propósitos.

Cuando uno puede comenzar a pensar sobre los pros y los contra de unirnos a una coalición existente versus separarnos para comenzar una nueva; o sobre como manejar los problemas de lealtad entre los de su clase; o sobre la necesidad de cambiar la estructura de poder de nuestro ambiente social, usted crea avenidas por las cuales escapar las presunciones estándar de vuestro diseño inicial.

Cuandoquiera que un agente—un sistema intencional; en mi terminología—toma una decisión sobre el mejor curso de acción, considerando todas las cosas, nosotros podemos preguntar desde la perspectiva de quién esta optimización está siendo juzgada.

Una asunción más o menos estándar; por lo menos en el Mundo Occidental; y especialmente entre los economistas, es tratar a cada agente humano como a una especie de bienestar ubicado aisladamente e individualista. ¿Qué gano yo con eso? El auto-interés racional. Pero aunque tiene que haber algo que juegue el papel del ser—algo que responda a la pregunta ¿Cui bono? para el que está tomando la decisión y está siendo examinado—no existe le necesidad de este tratamiento estándar; sin importar lo común que sea.

Un ser como el beneficiario definitivo, puede, en principio, estar indefinidamente distribuido en tiempo y espacio. Yo puedo preocuparme por otros; o por una estructura social mayor; por ejemplo. No existe nada que me restrinja a mí, en contraste con un nosotros. 1

Yo todavía puedo estar buscando al Número Uno, mientras incluyo debajo del Número Uno, no sólo a mí mismo; y no sólo a mi familia, sino también al Islam, o al Oxfam [Comité de la Universidad Británica de Oxford para la Ayuda Familiar], ¡o a los Chicago Bulls! [Los Toros de Chicago: el equipo de basketball profesional de esa ciudad].

La posibilidad; abierta por la evolución cultural, de instalar esos novedosas perspectivas en nuestros cerebros es lo que le confiere a nuestra especie; y sólo a nuestra especie, la capacidad para tener un pensamiento moral—e inmoral—

Aquí está una trayectoria bien conocida: Usted comienza con un deseo sentido en su corazón de ayudar a otras personas; y con la convicción, sin importar que esté bien o enfermizamente fundamentada, que su organización, grupo, club o iglesia, es la coalición que puede servir mejor para mejorar el bienestar de otros.

Si los tiempos son particularmente difíciles; esta burocracia condicional—estoy haciendo lo que es bueno para la asociación porque eso será bueno para todos—podría ser desplazada por la más estrecha preocupación de la asociación en sí misma, y por una buena razón: Si usted cree que la institución en cuestión es el mejor camino para la bondad; el objetivo de preservarla para futuros proyectos todavía no imaginados, puede ser el objetivo racional más alto que usted pueda definir.

Es un corto paso desde esto hacia perder el camino o hasta olvidar el propósito mayor y a dedicarse usted individualmente a promover los intereses de la institución, a cualquier costo. Una devoción instrumental puede; en consecuencia, convertirse en indistinguible de algo “bueno en sí mismo”. Un paso corto adicional pervierte a esta summun bonum [Latín: el bien supremo] parroquial hacia un objetivo egoísta de hacer lo que sea para mantenerse a usted mismo a la cabeza de la institución (“¿Quién mejor que yo para conducirnos al triunfo sobre nuestros adversarios?”).

Nosotros hemos visto ocurrir esto muchas veces; y hasta nosotros mismos hemos sido atrapados en el acto de olvidar exactamente el porqué queríamos ser líderes en el primer lugar. Tales transiciones llevan a las decisiones conscientes a tratar asuntos que han sido previamente rastreados por los procesos de replicación diferencial de la selección natural (de los memes y de los genes), y esto crea nuevos rivales como respuestas a la pregunta ¿Cui bono?.

Lo que es bueno; considerando todas las cosas, puede no coincidir con lo que es bueno para la institución, que podría no ser lo que hace a la vida más fácil para el líder de la institución; pero estos diferentes patrones tienen una manera de ser substituidos el uno por el otro bajo la presión del control reflexivo en tiempo real.

Cuando esto ocurre las racionalidades que flotan libremente que son ciegamente esculpidas por anteriores competidores pueden ser aumentadas o hasta reemplazadas por racionalidades representadas; racionalidades que no están simplemente ancladas en las mentes individuales; en diagramas, planes, y conversaciones; sino que son usadas—argumentadas, razonadas, y acordadas.

Las personas; en consecuencia, se hacen conscientes burócratas de sus memes, no tomando ya su supervivencia como garantizada en la forma en que nosotros tomamos por garantizado a nuestro lenguaje, sino asumiendo el objetivo de promover, proteger, mejorar y difundir la palabra. 2

Es obvio ¿No es así? Ellos creen que esta es la forma de conducir una vida moral, una buena vida, y ellos quieren sinceramente ser buenos. ¿Tienen ellos razón? Note que esta no es la pregunta de si las religiones han mejorado la adaptación biológica humana. La adaptación biológica y el valor moral son asuntos totalmente diferentes. Yo he pospuesto la pregunta sobre la adaptación hasta que podamos ver que; aunque es una buena pregunta empírica, una pregunta que deberíamos tratar de responder, responderla todavía dejará completamente abierta la pregunta sobre si nosotros deberíamos ser burócratas de la religión.

Con ese punto firmemente establecido; consideremos, por fin—no responder-la pregunta de si; al final, las religiones populares, y las religiones organizadas, en las cuales ellas se han metamorfoseado, han conferido beneficios adaptivos a quienes las practican.

Esta pregunta le ha preocupado a los antropólogos y a otros investigadores durante siglos; a menudo por la confundieron con la pregunta del valor moral definitivo de la religión; y no existe escasez de hipótesis familiares a explorar una vez que hemos aclarado el puente de mando del barco.

Dos de las más plausibles recibirán atención adicional en posteriores capítulos; así que por ahora, sólo las reconoceré. Dumbar (2004) resume una de ellas bien:

Con toda seguridad, no es accidental que casi todas las religiones le prometan a sus adherentes—y sólo a ellos—que ellos son los “escogidos de dios”, una salvación garantizada sin importar nada; asegurándoles que el todopoderoso (o cualquier otra forma de asuman los dioses) los ayudará a ellos durante sus actuales dificultades si son llevados a cabo los rituales y las plegarias. Esto indudablemente proporciona un profundo sentido de confort en tiempos de adversidad. [p. 191]

Note que el confort; por si mismo, no sería un mejorador de la adaptabilidad a menos que también proporcionase (como casi ciertamente lo hace) las ventajas prácticas de ser una persona resoluta y confiada, tanto en la toma de decisiones como en las acciones. ¡Que la Fuerza esté contigo!

[Acotación del Traductor: ¡Qué la Fuerza esté contigo! Es una frase ampliamente conocida por la inmensa mayoría de los estadounidenses. Es una expresión del personaje Obi-wan Kenobi; un Jedi, de la extremadamente popular serie de películas de La Guerra de las Galaxias. “La Fuerza es lo que le da su poder al Jedi. Es un campo de Energía creado por todas las cosas vivientes. Nos rodea y nos penetra. Mantiene unida a la galaxia” Fuente:
http://209.85.165.104/search?q=cache:GmKNI1Dgf0oJ:www.exn.ca/starwars/taoism.cfm+may+the+force+be+with+you!&hl=en&ct=clnk&cd=1 ] La Guerra de las Galaxias (Star Wars) Fue una muy exitosa saga de fantasía científica en una galaxia ficticia, creada por el cineasta George Lucas en la década de 1970. Se produjeron cinco películas, cinco series televisivas, numerosos libros autorizados y todo tipo de mercaderías, convirtiéndola en un fenómeno mundial. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Star_Wars]

Cuando usted se enfrenta con la a menudo aterrorizante incertidumbre de un mundo peligroso, la creencia en que alguien lo está cuidando a usted, podría muy bien ser un decididamente efectivo levantador de la moral, capaz de convertir a las personas que en otra forma serían incapacitadas por el miedo y la indecisión en agentes fuertes y valientes; y esto puede—o puede que no—sea cierto.

Una hipótesis totalmente diferente es que la participación en la religión (en extremadamente angustiantes ritos de iniciación; por ejemplo) crea o fortalece los vínculos de confianza que le permiten a los grupos de individuos, actuar juntos mucho más eficientemente. Versiones de esta hipótesis de poner-en-forma-a-los-grupos han sido propuestas por Boyer, Burket, Wilson, y muchos otros. Puede o no ser cierta—de hecho, amabas hipótesis podrían ser ciertas; y deberíamos tratar de confirmarlas o refutarlas, hasta sólo por la luz que produciría—no más—sobre la pregunta del valor moral de la religión.

CAPÍTULO SEGUNDO

La Colonia de Hormigas y la Corporación

Las religiones existen primariamente para que las personas logren juntas lo que no pueden lograr por sí mismas.

—David Sloan Wilson: La Catedral de Darwin

¿Pero cuáles son los beneficios? ¿Porqué quieren religión las personas? Ellas la quieren porque la religión es la única fuente plausible de ciertas recompensas para las cuales existe una demanda general e inagotable.

—Rodney Stark y Roger Finke: Actos de Fe

¿Porqué se unen las personas a grupos? Porque quieren–¿Pero porqué quieren? Por muchas razones; incluyendo la obvia: para protección mutua y seguridad económica; para promover eficiencia en las cosechas y en otras actividades; para llevar a cabo proyectos a gran escala que no serían posibles de otra manera.

Pero la utilidad manifiesta de estos arreglos grupales no explica por si misma como llegaron a ocurrir; porque existen barreras a ser sobrepasadas, en la forma de miedo mutuo y hostilidad; y siempre el agazapado prospecto de la deserción oportunista o la traición.

Nuestra incapacidad de lograr una verdadera cooperación global a pesar de los persuasivos argumentos que demuestran los beneficios a ser obtenidos, y a pesar de las muchas campañas fallidas que intentaron crear instituciones capacitadoras, demuestra que la limitada cooperación y lealtad de la que sí disfrutamos, es un raro logro.

Nosotros nos las hemos arreglado para civilizar de alguna manera a nosotros mismos hasta cierto grado; en formas en que ninguna otra especie ni siquiera lo ha intentado; hasta donde podemos decir.

Otras especies forman poblaciones a menudo que se agrupan juntas en manadas o bandadas o cardúmenes; y está claro el porqué de estos agrupamientos—cuando ellos ocurren, son adaptivos. Pero nosotros no somos animales rumiantes; por ejemplo, y entre los simios recolectores (y predadores) que son nuestros parientes animales más cercanos, los grupos más grandes y estables están generalmente restringidos a los parientes cercanos; familias extendidas [padres hijos y otros parientes consanguíneos y afines] en las cuales los recién llegados son sólo admitidos luego de luchas y pruebas. (entre los chimpancés, los recién llegados son siempre hembras que han emigrado de sus grupos hogareños para hallar consorte; cualquier macho que trate de unirse a otro grupo será sumariamente asesinado). No existe misterio sobre el porqué nosotros; al igual que otros simios, habríamos evolucionado ansias por la compañía de individuos de la misma especie; pero ese instinto de gregarismo tiene sus límites.

Es asombroso que nosotros hayamos aprendido a sentirnos cómodos en la compañía de extraños, como Seabright (2004) lo pone; y una idea perennemente persuasiva sobre la religión, es que ella funciona para promover tal cohesión grupal; convirtiendo a poblaciones de personas desafortunadas y mutuamente sospechosas en familias fuertemente unidas y hasta en altamente efectivos súper-organismos, muy parecidos a las colonias de hormigas o panales de abejas.

La impresionante solidaridad lograda por muchas organizaciones religiosas no está en duda; pero ¿Podría esto explicar la aparición y la continuada existencia de las religiones? Muchos han pensado eso; ¿Pero como podría funcionar eso? Teoristas de todas las convicciones están de acuerdo en que la investigación y el desarrollo requeridos para establecer y mantener tales sistemas tienen que ser llevados a cabo en alguna forma; y al principio parece que existen sólo dos vías para escoger: la ruta de la colonia de hormigas y la ruta de la corporación.

La selección natural le ha dado forma al diseño de las hormigas durante eones, dotando a los tipos de hormigas con herramientas hasta convertirlos en especialistas que coordinan sus esfuerzos automáticamente para que resulte una colonia normalmente armoniosa y vigorosa. No existen individuos heroicos entre las hormigas que hayan averiguado como hacerlo e implementarlo. Ninguna hormiga tenía que hacerlo, debido a que la selección natural hizo por ellas todo el proceso de ensayo y error; y hoy no existe ni existió nunca una hormiga individual—ni consejo de hormigas—que desempeñen el rol de un gobierno.

En contraste, son precisamente las decisiones racionales de los seres humanos individuales lo que logra que una corporación exista: ellos diseñan la estructura; se ponen de acuerdo para incorporarse, y después gobiernan sus actividades.

Los agentes racionales individuales; protegiendo sus propios intereses y haciendo sus propios análisis de costos y beneficios, le dan forma, directa o indirectamente a las características de la corporación.

¿Es la robustez de una religión; su capacidad para perseverar y prosperar desafiando a la segunda ley de la termodinámica, como la robustez de una colonia de hormigas o como la robustez de una corporación?

[Acotación del Traductor: La Segunda Ley de la Termodinámica dice: “La entropía de un sistema aislado que no esté en equilibrio tenderá a incrementarse con el tiempo, llegando a un máximo valor en equilibrio” En términos simples quiere decir que las diferencias en temperatura, presión y densidad, tienden a lograr un estado de equilibrio en un sistema físico que esté aislado del mundo exterior. La entropía es una medida de cuan lejos este proceso de lograr un estado de equilibrio ha progresado. Existen muchas afirmaciones que se desprenden de esta Ley; por ejemplo: “El calor no puede trasladarse de un cuerpo más frío hacia uno más caliente” (Femi, 1936), y “Una transformación cuyo resultado final es convertir el calor extraído de una fuente a temperatura constante, en trabajo, es imposible” (Lord Kelvin). Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Second_law_of_thermodynamics ]

¿Es la religión el producto de un instinto evolucionario ciego o es una decisión racional? ¿Existe alguna otra posibilidad? (¿Podría ser un regalo de Dios; por ejemplo?).

El fracaso en preguntar—o en responder—estas preguntas es la acusación que ha sido usada por largo tiempo para desacreditar a la escuela funcionalista de sociología, iniciada por Emil Durkheim. Conforme a sus críticos, los funcionalistas trataron a las sociedades como si ellas fuesen seres vivientes, manteniendo su salud y vigor mediante un conjunto de ajustes en sus órganos, sin mostrar como la investigación y el desarrollo requeridos para diseñar y ajustar estos súper-organismos era llevado a cabo.

Esta crítica es esencialmente la misma que se hace a los biólogos evolucionarios en la Hipótesis de Gaia (Lovelock, 1979 y otros). Conforme a la Hipótesis de Gaia, la biosfera de la Tierra es en sí misma una especie de súper-organismo, que mantiene sus variados balances para preservar la vida en la Tierra; una bella idea, pero como lo pone sucintamente Richard Dawkins:

Para que la analogía pueda ser aplicable estrictamente, tuvo que haber existido un conjunto de Gaias rivales, presumiblemente en planetas diferentes. Las biosferas que no desarrollaban regulaciones homeostáticas eficientes de las atmósferas de sus planetas tendían a extinguirse…Adicionalmente, tendríamos que postular algún tipo de reproducción, mediante la cual los planetas exitosos dieron a luz copias de sus formas de vida en nuevos planetas [1982; 1999, p. 236]

Los entusiastas de Gaia; si quieren que los tomen en serio, tienen que preguntar—y responder—la pregunta de cómo fue diseñado e instalado el presunto sistema homeostático. Los funcionalistas en las ciencias sociales están obligados a asumir la misma carga.

Entra David Sloan Wilson (2002) y su “teoría de selección de niveles múltiples” para tratar de salvarle el día a una marca de funcionalismo, fundamentando el proceso de diseño en los mismos algoritmos de investigación y desarrollo que dan cuenta del resto de la biosfera. Conforme a Wilson, las innovaciones en diseño que funcionan sistemáticamente para unir a los grupos humanos el uno al otro, son el resultado de la descendencia darwiniana con una modificación guiada por la replicación diferencial de los más adaptados; en muchos niveles, incluyendo el nivel grupal. Él acepta el reto de demostrar que la competencia entre grupos rivales llevó a la extinción a los grupos mal diseñados que fallaban en competir con los grupos mejor diseñados; los que fueron los beneficiarios de las racionalidades que flotan libremente (para ponerlo a mi manera: que ninguno de los miembros necesitaba entender).

¿Cui bono? La adaptabilidad del grupo está obligada a diseñar la adaptabilidad individual de sus miembros; y si los grupos van a ser los beneficiarios definitivos, los grupos están obligados a ser competidores. Sin embargo, la selección puede ocurrir en varios niveles a la vez, gracias a la competencia a varios niveles. Los críticos durante largo tiempo se han burlado de la invocación de los funcionalistas de algo parecido a una mística sabiduría social (como la imaginaria sabiduría de Gaia), pero Wilson tiene la razón en insistir que no es necesaria la existencia de algo místico o misterioso en que las funciones amigables-a-los-grupos de Durkheiman, sean instaladas mediante procesos evolucionarios—si él puede demostrar los procesos de selección de grupos.

La distribuida sabiduría de una colonia de hormigas, la que realmente es una especie de súper-organismo, ha sido analizada en detalle y profundidad por los biólogos evolucionarios; y no existe duda de que los procesos evolucionarios pueden darle forma a adaptaciones grupales bajo especiales condiciones como las que prevalecen entre los insectos sociales. Pero las personas no son hormigas, ni muy parecidas a las hormigas; y sólo las más reguladas órdenes religiosas se acercan al estilo fascista de marchar de los insectos sociales.

Las mentes humanas son instrumentos de exploración gigantescamente complejos; corrosivas inquisidoras de cada detalle del mundo que encuentran; así que la evolución tendría que haber añadido algunas asombrosas campanas y silbatos a sus adaptaciones de agrupamientos humanos si es que debe existir algún chance de éxito para la ruta de selección de grupos.

Wilson piensa que la competencia entre grupos religiosos, con supervivencia y replicación diferencial de algunos de esos grupos, puede generar (y pagar por) las excelentes características de diseño que observamos en las religiones.

El polo teorético opuesto—la única alternativa, o así parece—está ocupado por los teoristas de la decisión racional, quienes recientemente se levantaron para desafiar a la extendida presunción de los científicos sociales de que la religión es algún tipo de desorden mental.

Como Rodney Stark y Roger Finke (2000) notan con desprecio: “Por más de tres siglos, el estándar de la sabiduría científico-social era que el comportamiento religioso debía ser irracional, precisamente porque las personas sí hacen sacrificios a favor de su fe—en consecuencia, obviamente, ninguna persona racional haría tal cosa” (p. 42); pero como insisten ellos:

Uno no necesita ser una persona religiosa para entender la racionalidad subyacente en el comportamiento religioso más de lo que uno no necesita ser un delincuente para imputarle racionalidad a muchas acciones desviadas (como lo hacen las teorías líderes del delito y la desviación)…Lo que estamos diciendo es que el comportamiento religioso—hasta el grado en que ocurre—está generalmente basado en cálculos de costos y beneficios y es en consecuencia un comportamiento racional en precisamente el mismo sentido en que los otros comportamientos humanos son racionales [p. 36]

Las religiones son de hecho como corporaciones; ellos afirman: “Las religiones organizadas son empresas sociales cuyo propósito es crear, mantener, y distribuir religión a algún conjunto de individuos y soportar y supervisar sus intercambios con un dios o dioses” (p. 103).

La demanda por los bienes que la religión tiene para ofrecer es inelástica; en un libre mercado de escogencia religiosa (como en los Estados Unidos de América, sin religión de estado y muchas religiones competidoras), existe una vigorosa competencia entre las religiones por el dominio del mercado—un directa aplicación de la economía del lado de la demanda.

Pero como nota Wilson en una útil comparación entre su teoría y la de ellos, aún si nosotros concediésemos que ahora es racional que los miembros de una iglesia tomen lo que básicamente son decisiones de mercado sobre en cual religión invertir, (una decisión que pronto examinaremos) esto no responde a la pregunta sobre investigación y desarrollo.

¿Pero cómo adquirió la religión su estructura que adaptivamente constriñe las alternativas a quienes desean maximizar sus ganancias en precisamente la forma correcta? Nosotros estamos obligados a explicar la estructura de la religión además del comportamiento de los individuos una vez que la estructura está en su lugar. ¿Fueron las absurdas costumbres inventadas por actores racionales que intentaban maximizar las ganancias? Si es así, ¿Porqué tuvieron ellos la ganancia de maximizar el bien común de su iglesia? ¿Estamos obligados realmente a atribuir todas las características adaptivas de la religión a un proceso psicológico de razonamiento costo-beneficio? ¿No es posible un proceso de variación ciega y de retención selectiva? Después de todo, miles de religiones nacen y mueren sin que nadie lo note porque ellas nunca atraen a más de un puñado de miembros (Stark y Bainbridge, 1985). Quizás las características adaptivas de las pocas que sobreviven son como mutaciones al azar en vez de los productos de decisiones racionales. [p. 82]

Wilson tiene razón en enfatizar la alternativa de una variación ciega y de un proceso de retención selectiva; pero al aferrarse a su radical versión de un proceso de selección de grupos pierde una mejor oportunidad: el proceso de diseño evolucionario que nos ha dado la religión, involucra a la replicación diferencial de memes, no de grupos. 3

Wilson menciona esto brevemente como una alternativa, pero la descarta sin darle siquiera una mirada; mayormente porque él ve que su doctrina definitiva es que las características religiosas obligatoriamente tienen que ser dysfunctional [práctica o patrón de comportamiento que socava la estabilidad de su sistema social]

Él piensa que la teoría de los memes requiere que todas los memes religiosos sean parásitos (reductores de la adaptabilidad); y rara vez, o nunca, neutrales o mutualistas en cuanto a la adaptabilidad. 4

Aquí Wilson es extraviado por un mal entendido común: Richard Dawkins; quien acuñó el término meme, no es un amigo de la religión y a menudo ha igualado a los memes—a los memes religiosos en particular—con los virus; enfatizando la capacidad de los memes para proliferar a pesar de sus efectos deletéreos en sus anfitriones humanos.

A pesar de que esta afirmación de efectos perturbadores, necesita ser considerada como una enorme posibilidad, no debemos olvidar que la vasta mayoría de memes; al igual que la vasta mayoría de los simbiontes bacteriales y virales que habitan nuestros cuerpos, son neutrales y hasta beneficiosos (desde la perspectiva de la adaptabilidad del anfitrión). Aquí, entonces, esta mi suave alternativa memética a la hipótesis de nivel-grupal de Wilson:

Los memes que cuidan la solidaridad grupal están particularmente adaptados (como memes) en circunstancias en las cuales la supervivencia del anfitrión (y en consecuencia la adaptabilidad del anfitrión) dependen más directamente de que el anfitrión una fuerzas con grupos. El éxito de tales grupos infectados de memes es en sí mismo un adminículo de transmisión, que mejora la curiosidad desde fuera de los grupos (y la envidia) y en consecuencia, permite que las fronteras lingüísticas y geográficas sean más fácilmente penetradas.

Al igual que la más radical teoría de selección de grupos de Wilson; esta hipótesis puede explicar en principio la excelencia de diseño hallada en la religión sin postular a diseñadores racionales (la ruta de la religión como corporación) Y puede dar cuenta del hecho de que la adaptación individual está aparentemente subordinada a la adaptación grupal en las religiones.

Conforme a esta teoría, no necesitamos postular torneos de replicación de grupos sino sólo un ambiente cultural en el cual las ideas compiten. Ideas que estimulan a las personas a actuar juntas en grupos (la forma en que el Toxoplasma gondii estimula a los ratones a acercarse sin miedo a los gatos) se diseminarían más efectivamente como resultado de esta agrupadera que las ideas que hacen un trabajo menos efectivo de unificar a sus anfitriones en ejércitos. 5

Usando el punto de vista del meme, podemos unificar los dos polos opuestos de las teorías—colonia de hormigas versus corporación—y explicar la investigación y desarrollo de la agrupadera de los seres humanos como una mezcla de procesos ciegos y procesos con visión futura; incluyendo procesos intermedios de selección de cada sabor de sabiduría. Debido a que las personas no son hormigas sino muy racionales, es improbable que ellos sean estimulados a invertir fuertemente en actividades grupales a menos que perciban (o piensen que perciben) ganancias que hagan que invertir valga la pena. En consecuencia; las ideas que maximizan la agrupadera serían aquellas que usan; exactamente como dicen Stark y Finke, “recompensas para las cuales existe una demanda general e inagotable”.

Un bono inesperado de esta unificada perspectiva es que produce un espacio en el que pueden respirar las posiciones intermedias sobre el estatus de la religión que modifica una de las más problemáticas características del modelo de las alternativas racionales.

A Stark y Finke y a los otros teoristas de las alternativas racionales, les gusta describirse a sí mismos como defensores de aquellos que poseen una fe religiosa; diciendo en efecto: “!Ellos no están locos; ellos son listos!”; sin embargo, este análisis racional de sangre fría del mercado de los bienes religiosos, ofende a muchas personas religiosas. 6

Ellos no quieren verse a sí mismos como haciendo sólidas inversiones astutamente en el mejor proveedor de beneficios sobrenaturales. Ellos quieren verse a sí mismos como habiendo dejado a un lado tales consideraciones egoístas; como habiendo renunciado a su control racional a favor de un poder más alto.

La teoría de los memes da cuenta de esto. Conforme a esta teoría, los beneficiarios definitivos de las adaptaciones religiosas son los memes mismos; pero su proliferación (en competencia con memes rivales) depende de su capacidad para atraer anfitriones de una forma u otra. Una vez que la lealtad es capturada; el anfitrión es convertido en un sirviente racional, pero la captura inicial no necesita ser—de hecho, no debería ser—una decisión racional del anfitrión. Los memes algunas veces necesitan ser insertados gentilmente en sus nuevos hogares; sobreponiéndose a la resistencia “racional” estimulando cierta pasividad o receptividad en el anfitrión. William James; un memeticista adelantado a su época, nota la importancia de esta característica para algunas religiones; y útilmente llama nuestra atención hacia una contraparte secular: el maestro de música que regaña al estudiante: “!Deja de intentarlo y él se hará a sí mismo! (1902, p. 206). Simplemente ríndete y aclara tu mente, y deja que el pequeño paquete de información, ese pequeño hábito-récipe, tome el control!”.

Uno podría decir que todo el desarrollo del cristianismo en introspección ha consistido en poco más que el mayor y mayor énfasis adjunto a esta crisis de auto-rendición [pp. 210-211]…Nosotros estamos escribiendo la historia de la mente desde el punto de vista puramente de la historia natural, con ningún interés religioso en lo absoluto; nosotros tendríamos todavía que escribir la debilidad del hombre ante la repentina y completa conversión como una de sus más curiosas peculiaridades. [p. 230]

Vale la pena recordar que la palabra árabe islam significa: “sumisión”. La idea de que los musulmanes deben poner a la proliferación del Islam por encima de sus propios intereses está incorporada a la etimología de su nombre; y el Islam no está solo.

¿Qué es más importante para los devotos cristianos que su propio bienestar; que sus propias vidas, si se llegara el caso? Ellos se lo dirían: La Palabra. Diseminar la Palabra de Dios es su summum bonum [Latín: el bien supremo] ; y si ellos son convocados a olvidarse de tener hijos y nietos a favor de diseminar la Palabra, ese es un comando que ellos tratarán firmemente de obedecer.

[Acotación del Traductor: El Dr. (Ph. D. en Teología) Bart D. Ehrman, luego de graduarse en escuelas, seminarios y universidades religiosas y pasar más de treinta años recorriendo el mundo para encontrar en los antiguos manuscritos y papiros religiosos sobrevivientes la verdadera “Palabra de Dios”, descubrió que lo que contienen los libros de la Biblia no es “La Palabra de Dios”, sino las palabras de muchas personas, mayormente sacerdotes y escribas, y publicó sus hallazgos en su libro: “Misquoting Jesus: The Story Behind Who Changed the Bible and Why” (“Citando Erróneamente a Jesús: La Historia Detrás de Quienes Cambiaron la Biblia y Porqué”,) el cual fue publicado en 2005 por la casa editorial HarperSanFrancisco]

Ellos no se espantan ante la idea de que un meme los comande y les ordene acallar su instinto reproductivo; ellos le abren los brazos y declaran que esto es precisamente lo que los distingue a ellos de los meros animales; les da a ellos un valor a seguir que transciende el imperativo genético que limita el horizonte de decisiones de todas las otras especies.

En el seguimiento de ese valor; sin embargo, ellos serán tan racionales como pueden ser. Cuando ellos buscan al Número Uno, Número Uno es la Palabra, no su propio pellejo, ni mucho menos sus genes egoístas.

Ninguna hormiga puede colocarse a sí misma al servicio de una Palabra. Ella no tiene lenguaje; ni ninguna cultura sobre la cual hablar. Nosotros; los usuarios del lenguaje obtenemos no sólo una Palabra, sino muchas; sin embargo, y esas muchas palabras compiten por nuestra atención, y en combinaciones ellas pueden formar coaliciones que rivalizan por nuestra lealtad.

Aquí es cuando la teoría de la decisión racional cobra vida. Porque; como hemos visto, una vez que las personas son convertidas en burócratas de sus propios memes favoritos; comienza una carrera armamentista de lo que aparentan ser mejoramientos. Todo trabajo de diseño es definitivamente un asunto de ensayo y error; pero un montón de éste tiene lugar “Off line” (“fuera de línea” en el argot de las ciencias de la computación), en representación de decisiones en las mentes de personas que las consideran cuidadosamente antes de decidir realmente lo que ellos piensan que funcionaría mejor; dada su limitada información sobre el mundo cruel en el cual los diseños obligatoriamente deben ser sometidos a prueba.

Pensar cuidadosa y exhaustivamente es más rápido y barato que hacer las pruebas en el mundo real dejando que la naturaleza limpie al grano de polvo y paja; pero la visión futurística humana que proporciona la velocidad extra, es falible y parcializada; así que a menudo cometemos errores.

La ingeniería memética puede dar a luz monstruos si no somos cuidadosos; y si ellos se escapan del laboratorio podrían proliferar a pesar de nuestros mejores esfuerzos. Nosotros necesitamos recordar siempre la Segunda Regla de Orgel: “La Evolución Es Más Lista Que Tú”

(Permítanme hacer una pausa aquí; por un momento, y señalar lo que nosotros acabamos de hacer. Los ardientes anti-darwinianos en las humanidades y en las ciencias sociales tradicionalmente han temido que un acercamiento evolucionario ahogaría su querida forma de pensar—con sus autores heroicos, artistas, inventores y otros defensores y amantes de las ideas. Y en consecuencia, ellos han tenido la tendencia a declarar; con una convicción desesperada; pero sin evidencias ni argumentos, que la cultura humana y la sociedad humana sólo puede ser interpretada y nunca explicada causalmente, usando métodos y presuposiciones que son completamente inconmensurables con; o intraducibles a, los métodos y presuposiciones de las ciencias naturales. “!Usted no puede llegar aquí desde allá!” podría ser su eslogan. “Es imposible tender un puente sobre el abismo!” Y aún así, nosotros hemos precisamente completado el borrador de un trazado; pero no milagroso, y basado-en-los hechos, de una caminata desde una naturaleza ciega, mecánica y robótica hasta la apasionada defensa y elaboración de las más exaltadas ideas conocidas por la humanidad. El abismo era un producto mental de una imaginación temerosa. Nosotros podemos hacer un mejor trabajo de entendernos a nosotros mismos como campeones de las ideas y defensores de los valores, si primero vemos cómo llegamos a ocupar tan especial rol).

Una vez que existen alternativas para ofrecer en el “mercado de las ideas”, rivales más grandes y mejores compiten por la lealtad; incluyendo no sólo a las religiones mutantes, sino también—eventualmente—a las instituciones seculares.

Entre las coaliciones no basadas en el parentesco genético que han prosperado en la historia humana reciente, están los partidos políticos, los grupos revolucionarios, las organizaciones étnicas, los sindicatos de trabajadores, los equipos deportivos, y por último, pero no la de menor importancia, la Mafia.

Las dinámicas de la membresía en grupos (condiciones para entrar y salir; lealtad y su imposición mediante castigos u otros medios) han sido estudiadas intensamente en los años recientes por pensadores evolucionarios de una variedad de disciplinas (economía, ciencias políticas, sicología cognoscitiva, biología; y, por supuesto, filosofía). 7

Los resultados iluminaron a la cooperación y al altruismo en contextos tanto seculares como religiosos, y esto ayuda a resaltar las características que distinguen a las organizaciones religiosas de otras organizaciones.

CAPÍTULO TERCERO

El Mercado de Crecimiento en las Religiones

Proposición 75: Hasta el grado en que las economías religiosas sean competitivas y no reguladas; los niveles generales de la participación religiosa serán altos. (Si fuesen lo contrario, al carecer de competencia, la(s) empresa(s) dominante(s) serían demasiado ineficientes para sostener vigorosos esfuerzos de mercado, y el resultado sería un bajo nivel general de participación religiosa, con la persona promedio minimizando y demorando los pagos de los costos religiosos).

—Rodney Stark y Roger Finke: Actos de Fe

En cada aspecto de la vida religiosa, la fe estadounidense se ha enfrentado a la cultura estadounidense—y la cultura estadounidense ha triunfado.

—Alan Wolfe: La Transformación de la Religión Estadounidense

Nosotros tenemos un producto mejor que el jabón o los automóviles. Nosotros tenemos vida eterna.

—Reverendo Jim Bakker 8

¿Porqué hacer grandes sacrificios para promover los prospectos de una organización religiosa? ¿Porqué; por ejemplo, escogería uno ser leal a una religión cuando uno también es; quizás, un miembro contribuyente de un sindicato de trabajadores, de un partido político y de un club social? Estas preguntas “porqué” comienzan siendo neutrales entre dos tipos completamente diferentes de respuestas: ellas podrían estar preguntando porqué es racional decidir ser leal a una religión; o ellas podrían estar preguntando porqué es natural (en alguna forma) que las personas sean atraídas hacia una religión la que después les ordena ser leales a ella.

(Considere la pregunta ¿Porqué tantas personas le temen a las alturas? Una respuesta es: porque es racional temer a las alturas, ¡usted puede caer y lastimarse! Otra es: Nosotros hemos evolucionado una precaución instintiva, disparada por la percepción de que estamos expuestos a una gran altura; en algunas personas esta precaución es exagerada hasta más allá de lo útil; su miedo es natural—pero irracional.) Si echamos una seria mirada a la primera respuesta en cuanto a la religión; como es propuesto por la teoría de las decisiones racionales, nos ayudará a ver las fuerzas y los constreñimientos que le dan forma a las alternativas.

Durante las pasadas dos décadas, Rodney Stark y sus colegas han hecho un asombroso trabajo de articulación de la respuesta sobre la decisión racional y ellos afirman que, gracias a sus esfuerzos, “Ahora es imposible llevar a cabo un trabajo creíble en el estudio científico-social de la religión, basándose en la asunción de que la religiosidad es una señal de estupidez; neurosis, pobreza, ignorancia, o falsa conciencia; o que la religión representa un alejamiento de la modernidad” (Stark y Finke, 2000, p. 18). Ellos se concentran en la religión en los Estados Unidos de América, y su modelo básico es una aplicación directa de la teoría económica:

De hecho, teniendo ahora más de dos siglos para desarrollarnos bajo las condiciones del libre mercado, la economía religiosa de los Estados Unidos de América sobrepasó los más alocados sueños de Adam Smith sobre las fuerzas creativas del libre mercado (Moore, 1994). Existen más de 1.500 “denominaciones” religiosas separadas (Melton, 1998), muchas de ellas de gran tamaño—24 tienen más de un millón de miembros cada una. Cada uno de estos cuerpos es totalmente dependiente de las contribuciones voluntarias; y las donaciones religiosas estadounidenses totalizan actualmente más de sesenta mil millones de dólares por año, o más de trescientos treinta dólares por cada persona mayor de dieciocho años. [129 billones de bolívares anuales o 709 mil 500 bolívares por cada persona mayor de 18 años al cambio oficial de enero de 2007 de Bs. 2.150 por dólar] Estos totales omiten muchas contribuciones para fondos destinados a la construcción de iglesias (la construcción de nuevas iglesias alcanzó los tres mil millones de dólares [6 billones, 450 millardos de bolívares] en 1993); así como la mayoría de las donaciones a escuelas, hospitales y misiones religiosas en el exterior. En 1996 fueron donados más de 2,3 millardos de dólares [4 billones 945 millardos de bolívares] para soportar misioneros y una cantidad significativa de esa cifra fue gastada en misioneros ubicados en Europa. [p. 223] [Acotación del Traductor: Adam Smith: Fue un economista político y filósofo moral escocés. Su obra maestra “Una Indagación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones” (1776) ayudó a crear la disciplina académica moderna de la Economía y proporcionó una de las mejor conocidas racionalidades para el libre mercado, el capitalismo y el libertarianismo. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Adam_Smith Compare: La inmensa riqueza creada en los Estados Unidos de América por las ideas de Adam Smith—y la separación entre la iglesia y el estado–con la pobreza generalizada de Venezuela y el resto de América Latina creada por las ideas de la Iglesia Católica y de Karl Marx. Por ejemplo, el Papa Juan Pablo Segundo llamó al libre mercado: “capitalismo salvaje” Nuestro Libertador; Simón Bolívar, siguió las ideas de Adam Smith, y por ello es considerado como uno de los Padres del Liberalismo, junto a Lajos Kossuth de Hungría, Giuseppe Mazzini de Italia, y Johan Rudolf Thorbecke de Holanda]

H. L. Mencken opinó una vez: “Los únicos protestantes realmente respetables son los fundamentalistas. Desafortunadamente, ellos también son palpablemente idiotas”. Muchos comparten esa opinión, especialmente entre los académicos, pero no Stark y Finke. Ellos están particularmente ansiosos por disipar la neblina que cubre a la familiar idea de que mientras más fundamentalista o evangélica sea la denominación religiosa, lo menos racional que es:

Entre las sugerencias más comunes sobre porqué las iglesias evangélicas crecen; están la sexualidad reprimida, el divorcio, la urbanización, el racismo, los estados de ansiedad y el rápido cambio social. Los proponentes del viejo paradigma nunca, ni siquiera exploran posibles explicaciones religiosas. Por ejemplo, que son atraídos hacia las iglesias evangélicas por un producto superior. [p. 30]

Las personas sobrellevan los pesados costos de la membresía en una iglesia; y la iglesia en retorno acuerda “soportar y supervisar sus intercambios con un dios o dioses” (p. 103). Stark y Finke han trabajado esto cuidadosamente, y su premisa dirigente es su Proposición 6: “En búsqueda de recompensas, los humanos buscarán utilizar y manipular lo sobrenatural” (p. 90). Algunas personas lo hacen por su cuenta, pero la mayoría piensa que necesita ayuda, y eso es lo que proporcionan las iglesias. (¿Manipulan realmente las iglesias lo sobrenatural? ¿Están Stark y Finke comprometidos con la afirmación de que los intercambios con un dios o dioses realmente ocurren? No. Ellos son estudiosamente agnósticos—o así lo afirman—sobre este punto. Ellos señalan a menudo que puede ser perfectamente racional invertir en una acción que; después de todo, resulte no tener valor.)

En un libro posterior: One True God: Historical Consequences of Monotheism (Un Verdadero Dios: Consecuencias Históricas del Monoteísmo), Stark asume el rol de un ingeniero memético, analizando los pros y contras de la doctrina como si él fuese un consultor de propaganda: “¿Qué tipos de Dioses tienen el mayor atractivo’” (p. 2). Allí el distingue dos estrategias: Dios como una esencia (como el Dios que es el Fundamento de Todos los Seres, de Tillich, enteramente no-antropomórfico; y que no está ni en el tiempo ni en el espacio, sino que es una abstracción) y Dios como un ser sobrenatural consciente (un Dios que escucha para responder plegarias en tiempo real; por ejemplo). “No existe una diferencia religiosa más profunda que aquella entre creencias que involucran a seres divinos y aquellas que están limitadas a las esencias divinas”; dice él, y a la última él la juzga sin esperanzas, porque “solo los seres divinos hacen algo” (p. 10). Los seres sobrenaturales conscientes son mucho mejores vendedores porque “lo sobrenatural es la única plausible fuente de muchos beneficios que nosotros deseamos grandemente” (p. 12):

A las personas les importan los Dioses porque; si ellos existen, ellos son compañeros potenciales de intercambio; poseedores de inmensos recursos. Además, incontables miles de millones de personas están seguras de que los Dioses sí existen; precisamente porque ellas creen que han experimentado con ellos, relaciones de intercambio largas y satisfactorias. [p. 10]…Debido a que los Dioses son seres conscientes, ellos son potenciales compañeros de intercambio porque se asume que todos los seres quieren algo a cambio de lo cual ellos podrían ser inducidos a dar algo de valor. [p. 15]. 9

Él añade que un Dios que responde en la manera cariñosa de un padre “lo convierte en un compañero de intercambio extremadamente atractivo, con quien se puede contar para maximizar los beneficios humanos” (p. 21), y él hasta propone que un Dios sin un contra-balanceante Satanás es un concepto inestable—“irracional y perverso”. ¿Porqué? Porque “un Dios de alcance infinito obligatoriamente es responsable de todo lo malo así como de todo lo bueno, y en consecuencia, obligatoriamente es peligrosamente caprichoso, cambiando sus intenciones en forma impredecible y sin razón” (p. 24).

Ésta es prácticamente la misma raison d’être [Francés: razón de ser] que Jerry Siegel y Joe Shuster; los creadores de Superman, apreciaron cuando inventaron la kryptonita como algo para contra-balancear al Hombre de Acero: no existe drama posible—ninguna derrota a la cual sobreponerse; ningún final de suspenso melodramático—si vuestro héroe es ¡demasiado poderoso! Pero, a diferencia del concepto de la Kryptonita, estos conceptos de Dios y Satanás poseen una racionalidad que flota libremente, y no son los hijos cerebrales de ningún autor en particular:

Yo no quiero sugerir que este retrato de los Dioses es el producto de la “creación” humana consciente. Nadie se sentó y decidió: creamos en un Dios supremo; coloquemos a su alrededor (de él ó ella) seres subordinados, y postulemos a un ser malvado inferior a quien culpar de la maldad. En vez de eso, este punto de vista tiende a evolucionar a través del tiempo porque es la más razonable y satisfactoria conclusión de la cultura religiosa disponible. [pp. 25-26]

No debemos perdernos la nota al pie de Stark sobre este pasaje: “Tampoco estoy preparado para negar que esta evolución refleja el progresivo descubrimiento humano de la verdad” ¡Ah, ése es el consejo apropiado! El relato no solamente se hace mejor; sucede que se acerca más a la verdad. ¿Un sortario receso? Tal vez no. ¿No arreglaría las cosas de esa manera un Dios realmente bueno? Quizás, pero el hecho de que el relato sí proporciona una explicación de porqué los detalles son lo que son; rivaliza con la tradicional suposición de que ellos son simplemente “La honesta verdad de Dios”.

CAPÍTULO CUARTO

Un Dios con Quién Puedes Hablar

El Papa reza tradicionalmente por la paz cada pascua y el hecho de que eso nunca ha tenido ningún efecto en lo absoluto en prevenir o finalizar una guerra; nunca lo desanimó. ¿Qué ocurre en la mente del Papa por haber sido rechazado todo el tiempo? ¿A Dios le importa él?

—Andy Rooney: Sinceramente Andy Roonet

Cualquier cosa que pensemos del profesado agnosticismo de Stark sobre este punto; seguramente él tiene razón sobre la principal deficiencia de una altamente abstracta concepción de Dios: “Debido a que las esencias divinas son incapaces de intercambio, ellas podrían presentarnos misterios, pero ellas no nos presentan preguntas tácticas y en consecuencia no provocan ningún esfuerzo para descubrir los términos de intercambio” [p. 16] .

¿Quién puede ser leal a un Dios a quién no puede preguntársele nada? No tiene que ser maná del Cielo. Como el comediante Emo Phillips dijo una vez: “Cuando era niño, acostumbraba a rezarle a Dios por una bicicleta. Pero cuando me di cuenta que Dios no trabaja de esa forma—robé una bicicleta y después ¡recé para pedir perdón! Y como observa Stark: “Las recompensas siempre están en oferta limitada y algunas no están disponibles en lo absoluto—por lo menos no están disponibles aquí y ahora a través de medios convencionales” (p. 17) Un problema clave de mercadeo para las religiones; entonces, es como incitar a los clientes a que esperen.

Recuperarse del cáncer es muy poco comparado con la vida eterna. Pero quizás el aspecto más significativo de las recompensas de otro mundo es que la materialización de estas recompensas es pospuesta (a menudo hasta después de la muerte). Consecuentemente, en la búsqueda de recompensas de otro mundo, los humanos aceptarían una extendida relación de intercambio con los Dioses. Eso quiere decir que los humanos hacen pagos periódicos a lo largo de un tiempo substancial, a menudo hasta la muerte. [p. 19]

¿Qué puede hacerse para mantener a las personas haciendo sus pagos? Curas milagrosas y cambios de suerte por plegarias efectuadas tienen un largo trecho; por supuesto, al proporcionar evidencias de beneficios recibidos en este mundo por uno mismo u otros. Pero aún en su ausencia, existen características de diseño que pagan por sí mismas convenientemente. La más interesante es el efecto de la inversión-del-precio descrita por Stark y Finke (2000):

La respuesta puede ser hallada en la economía elemental. El precio es sólo un factor en cualquier intercambio; calidad es el otro, y combinados ellos producen un estimado de valor. Allí yace el secreto de la fortaleza de los grupos religiosos de una tensión más alta: a pesar de ser costosos ellos ofrecen un valor mayor; de hecho, ellos son capaces de hacer eso, porque son costosos. [p. 145]

“La tensión se refiere al grado en que son distinguibles; la separación, y el antagonismo, entre grupos religiosos y el “mundo exterior” (p. 143). Así, en un espectro desde baja hasta alta, las iglesias largamente establecidas son de baja tensión, y las sectas y cultos son de alta tensión. Una religión costosa es aquella que tiene altos costos (materiales, psicológicos y sociales) por el hecho de pertenecer a ella” No sólo cuesta tiempo gastado en responsabilidades religiosas y en dinero en el plato de las limosnas; pertenecer puede incurrir en un pérdida de estatus social y realmente exacerbar—no aminorar—la ansiedad y el sufrimiento de uno. Pero usted obtiene por lo que pagó: en vez de ser un hereje, usted es salvado eternamente.

Hasta el grado en que uno esté motivado por el valor religioso, uno está obligado a preferir al suplidor del precio más alto. Los grupos religiosos no sólo ofrecen un producto más valioso; sino que al hacer eso, generan los niveles de lealtad necesarios para maximizar los niveles individuales de confianza en la religión—en la verdad de las doctrinas fundamentales; en la eficacia de sus prácticas, y en la certidumbre de sus promesas de otro mundo. [pp. 146-147]

Mientras más haya invertido usted en su religión, más motivado estará para proteger su inversión. Stark y Finke no están solos en ver que los costos pueden algunas veces tener buen sentido económico. Por ejemplo, los economistas evolucionarios Samuel Bowles y Herbert Gintis (1998, 2000) han desarrollado modelos formales de comunidades que promueven normas pro-sociales, “características culturales que gobiernan las acciones que afectan el bienestar de otros pero que no pueden ser reguladas por contratos imponibles sin costos (2001, p. 345). Sus modelos muestran que estos efectos pro-sociales dependen de “un acceso a bajo costo a información sobre otros miembros de la comunidad” así como la tendencia a favorecer interacciones con miembros del grupo y a restringir las migraciones hacia dentro y hacia fuera; puntos que Stark y Finke también hacen. 10

Los altos costos de entrada y salida son cruciales para la supervivencia de tales arreglos como la membrana que rodea a una célula: el auto-mantenimiento es costoso y es hecho más eficiente mediante una estricta distinción entre yo y el resto del mundo (en el caso de la célula); o entre nosotros y ellos (en el caso de la comunidad)

El trabajo de Bowles y Gintis no sólo proporciona soporte para algunas de las proposiciones defendidas por Stark y Finke; éste muestra que la deplorable xenofobia hallada en las comunidades religiosas de “alta tensión” no es una característica específicamente religiosa. La xenofobia; argumentan ellos, es el precio que cualquier comunidad o grupo debe pagar por un alto nivel de confianza interna y armonía; y además, es el precio que podríamos al final decidir que debemos estar dispuestos a pagar:

“Lejos de ser vestigios anacrónicos, nosotros pensamos que las comunidades pueden convertirse en más en vez de en menos importantes en el nexo de las estructuras de gobierno en los años por venir; debido a que las comunidades pueden reclamar para sí mismas algún éxito en atender problemas de gobierno no susceptibles a soluciones de estado o de mercado (Bowles y Ginis, 2001, p. 364).

Las aplicaciones de Stark y Finke de la teoría de la decisión racional a muchas de las tendencias y disparidades observadas en las denominaciones religiosas de los Estados Unidos de América todavía no han sido probadas; y tienen detractores entusiastas, pero ciertamente valen una investigación adicional. Y las implicaciones de algunas de sus otras proposiciones son de hecho provocativas. Por ejemplo:

Proposición 76: Aún donde la competencia es limitada, las empresas religiosas generan altos niveles de participación hasta el punto en que las empresas sirvan como los primeros vehículos organizacionales para el conflicto social. (En la dirección opuesta, si las empresas religiosas se convierten en significativamente menos importantes como vehículos de conflicto social, ellas correspondientemente serán menos capaces de generar lealtades). [p. 202]

En otras palabras, esperen que las “empresas” religiosas exploten y exacerben el conflicto social cada vez que sea posible; debido a que es una forma de generar negocios.

Esto puede ser bueno (La resistencia católica polaca al comunismo) o malo (el interminable conflicto en Irlanda del Norte). Los detractores dirían que nosotros ya sabíamos eso de la religión; pero la afirmación de que ésta es una característica sistemática, que proviene de otras características en interacciones con todavía otras en formas que son predecibles; es; si es cierto, exactamente el tipo de hecho que vamos a querer entender profundamente cuando manejemos los conflictos sociales en el futuro.

Cuando los líderes religiosos y sus críticos; tanto dentro como fuera de sus religiones, consideren posibles a las reformas y a los mejoramientos, ellos se están colocando a sí mismos en lo alto—así les guste o no—para ser ingenieros meméticos, jorungando los diseños con los que han estado comprometidos por la tradición para poder ajustar los defectos observables; y algunas de las observaciones más reveladoras en Stark y Finke son sus punzantes críticas a las bien intencionadas reformas que han resultado en lo opuesto a lo intentado. ¿Tienen ellos razón sobre las principales razones para la precipitante declinación de católicos que están buscando una vocación en la iglesia después del [concilio] Vaticano II?

Previamente, la Iglesia Católica había enseñado que los sacerdotes y los religiosos [monjas y monjes] estaban en un estado superior de sacralidad. Ahora; a pesar de sus votos, ellos son igual a cualquiera [p. 177] Los laicos han ganado algunos de los privilegios del sacerdocio compartiendo en sus hombros la carga del celibato o una directa dependencia de la autoridad de la jerarquía de la iglesia. Para muchos, el sacerdocio ya no era más un buen negocio después de los esfuerzos de renovación del [concilio] Vaticano II. [p. 185]

¿O están ellos equivocados? La única forma de averiguarlo es llevar a cabo una investigación. El desagradable sabor no es una señal confiable de falsedad, y las piadosas homilías que guiaron a menudo a los anteriores reformadores necesitan ser confirmadas; refutadas—o ignoradas. Los riesgos son demasiado elevados para los bien intencionados pero serios errores de los novatos. Como lo dije antes en mis discusiones de los trabajos de Boyer, Wilson y otros, No estoy declarando un veredicto sobre lo apropiado o lo conclusivo de ninguno de sus trabajos, sino sólo presentando lo que tomo como ejemplos del trabajo que necesita ser tomado en serio de ahora en adelante; y firme y justamente refutado; o—así sea renuentemente—reconocido por su genuina contribución nuestro entendimiento.

En el caso de la refrescantemente cándida visión de Stark, tengo profundas dudas; algunas de las cuales emergerán cuando pasemos a las complicaciones que él tan resueltamente deja de lado. Stark y Finke expresan bien su fundamental actitud, cuando ellos desprecian el libro Después de Dios: El Futuro de la Religión de Don Cupitt (1997), que apoya una tipo de religión en la cual todas las trazas de lo sobrenatural han sido removidas:

¿Porqué una religión sin Dios tendría un futuro? La prescripción de Cupitt nos golpea como esperando que las personas continúen comprando tickets para el fútbol y se reúnan en las gradas a observar a los jugadores; quienes al carecer de balón, sólo se mantienen por ahí. Si no existen seres sobrenaturales, entonces no existen los milagros; no existe salvación; la oración no tiene sentido, los Mandamientos son simplemente sabiduría antigua, y la muerte es el final, En cuyo caso, las personas racionales no tendrían nada que ver con las iglesias. O, más precisamente, una persona racional no tendría nada que ver con una iglesia como esa. [p. 146]

Lenguaje fuerte, pero ellos deben reconocer que Cupitt y los otros que se han apartado de su visión de Dios el Comerciante estaban bien conscientes de su atractivo y deben haber tenido sus razones (articuladas o no) para resistirse tan habilidosamente por tanto tiempo. ¿Qué pude ser dicho sobre el camino de Dios como esencia—o, mejor dicho, caminos, ya que han existido muchas formas diferentes de tratar de concebir a Dios en términos menos antropomórficos? Yo pienso que ellos pueden hallarse en alguna de las propias observaciones de Stark y Finke:

Dado el hecho de que las religiones son bienes riesgosos y que las personas pueden incrementar a menudo el flujo de beneficios inmediatos a través de la inactividad religiosa, parece improbable que cualquier cantidad de pluralismo y vigoroso mercadeo pueda lograr cualquier cosa cercana a la penetración total del mercado. La proporción de estadounidenses que realmente pertenece a la congregación de una iglesia específica (en oposición a nombrar una preferencia religiosa cuando se les pregunta) ha flotado alrededor del 65 por ciento durante muchas décadas—mostrando una tendencia a responder hasta a los grandes ciclos económicos. [p. 257]

Será interesante tratar de aprender más sobre el 35 por ciento que no sólo está cortado fuera de la iglesia, así como de la proporción de aquellos que asisten a las iglesias que no son cortados por la alta tensión; las religiones costosas del tipo que Stark favorece. Ellos existen por todo el mundo; conforme a Stark y Finke: “Existen religiones ‘sin dioses’, pero sus seguidores están restringidos a pequeñas ciudades—como en el caso de las formas elitescas de budismo, Taoísmo y Confucianismo” (p. 290n). La atracción del Unitarianismo, Episcopalismo, y Judaísmo Reformado no está restringida a las tradiciones Abrahámicas, y si las «élites” encuentran que simplemente no pueden llevarse a sí mismas a “creer que ellas han experimentado relaciones de intercambio largas y satisfactorias con” Dios, ¿Porqué persisten ellos en (algo que ellos llaman) religión?

Capítulo 7 La proclividad humana a asociarse a grupos es menos calculada y prudente de lo que parece en los modelos económicos, pero también más complicada que el evolucionado instinto de rebaño de algunos animales. Lo que complica a la fotografía es el lenguaje y la cultura humanas; y la perspectiva de los memes, nos permite a nosotros comprender como el fenómeno de la lealtad humana es influenciado por una mezcla de racionalidades que flotan libremente o que están bien amarradas. Podemos hacer progresos reconociendo que la sumisión a una religión no necesita ser encapsulada como una deliberada decisión económica, mientras también reconocemos el poder analítico y predictivo de las perspectivas que ven a la religión como sistemas diseñados compitiendo en un mercado dinámico, por adherentes con diferentes necesidades y gustos.

Capítulo 8 La burocracia a cargo de las ideas religiosas crea un poderoso fenómeno: creencia en la creencia; que transforma radicalmente el contenido de la creencia subyacente, haciendo que la investigación racional de ellos sea difícil si no imposible.

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