Opinión Nacional

Rumbo perdido

Siempre tendremos oportunidad de retomar el rumbo perdido
Hispanoamérica por lo visto perdió el rumbo que anticipó García Márquez, en
la antesala del nuevo milenio. Entrábamos -decía Gabo- en la era de la
América Latina, primer productor mundial de imaginación creadora, la materia
básica más rica y necesaria del mundo nuevo. Un planteamiento acorde con la
realidad mundial que estábamos viviendo -no el fin de la historia, que
proclamó Fukuyama, sino el inicio de una nueva era del pensamiento, hasta
entonces atrapado en dogmas e ideologías que sólo marcaron distancias
irreconciliables entre hombres pertenecientes a un mismo cosmos.

¿El destino?
Pero algo pasó en ese camino de apertura, de esperanza y de fe en nuestra
propia capacidad creadora. ¿Fue acaso el acerbo destino que suele envolver a
nuestro mundo de realidades mágicas? Una vez más parece haber entrado el mal
en Macondo, expresado en la intolerancia y el odio de clases que campea
sobre pueblos enteros de nuestra América. En esta ocasión ha sido el triunfo
del revanchismo y resentimiento acumulado de pseudo-líderes que arrastran
consigo la destrucción de sí mismos y, naturalmente, de todo aquello que les
rodea. Hombres movidos por una ambición exánime, titulares de un relanzado
programa de promesas imposibles y cuya pasión dominante no ha sido más que
retar a la inteligencia, desdoblando esos rasgos de mal gusto y abusos de
toda suerte que tanto daño propinan a nuestra gente. Autoridades que
intentan cambiarlo todo, incluso el curso de la misma historia universal, no
pocas veces bajo la cómplice complacencia de líderes globales y de gobiernos
movidos por el simple interés material.

Estamos por cumplir una primera década de este tránsito infernal que nos
envuelve. Y lo más evidente ha sido el naufragio de las grandes
inteligencias, de muchos que aún siendo visionarios han decidido refugiarse
en esa suerte de resignación impotente que convida a no hacer nada, a dejar
hacer y a dejar pasar, hasta tanto las cosas se resuelvan solas. Tierras
mágicas

Mientras tanto, otros pragmáticos se preparan para un día remover los
escombros, ilusión pagana que promete una nueva oportunidad para repoblar
estas tierras que siguen siendo mágicas, que todavía nos cautivan. Siempre
tendremos oportunidad de retomar el rumbo perdido, si es que alguna vez
tuvimos plena conciencia de su dimensión y contenidos.

Pero el primer paso se concreta en darnos cuenta de la magnitud de nuestros
propios errores, de nuestras propias carencias. Y de allí, prepararnos para
la acción.

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