Opinión Nacional

Sangre venezolana en la OEA

(AIPE)- El gobierno venezolano invitó a Jimmy Carter a venir a Venezuela para participar en el “diálogo chavista”, que aquí en Caracas llamamos “la trampa de la paz” y consiste en lo siguiente: el autócrata, en cadena de televisión, aparece manoseando irreverentemente un crucifijo y, después de algunos segundos de profundo silencio, invita a la nación a discutir sobre una agenda ya prevista, en donde se disfrazan los temas a discutir. Por ejemplo: “¿qué podemos hacer para respaldar más a Chávez?”; ¿no creen que lo mejor para todos es dar de baja a los militares que no son revolucionarios?; ¿cómo acallamos a los disidentes?

Ya nadie le presta atención a esa llamada Mesa de Diálogo, salvo el propio Chávez, su vicepresidente y el ministro de Relaciones Interiores. Al señor Carter lo están engañando. Probablemente bajo la asesoría del propio Fidel Castro, quien hace poco lo tuvo en Cuba.

El gobierno venezolano ha dicho claramente que Carter no viene como mediador, viene a facilitar el dialogo. Y Carter, luego, declarará en tono santurrón en el exterior sobre “la buena fe del presidente y de su determinación de entenderse con la oposición”.

El ex presidente Carter no se merece que le den el papel estelar en una farsa mediocre. Por eso en Venezuela, y es conveniente que lo sepan todos en América Latina, cada ciudadano pensante sostiene esta consigna: ¡OEA sí, Carter no! Aquí necesitamos la mediación internacional y no a “facilitadores de diálogo”.

La OEA, si quiere evitar que sangre venezolana salpique al señor César Gaviria, tiene que intervenir en Venezuela para comprobar ante el mundo que aquí no hay democracia sino monocracia. La democracia, como bien se ha dicho, “se basa en tres legitimidades: legitimidad de origen, legitimidad de ejercicio y legitimidad valorativa”.

Quienes participan en las bellaquerías de Chávez son responsables de la tragedia venezolana que se avecina. Cuando pase la noche y vuelva la luz, a todos los compinches de Chávez les sale juicio, bajo el total respeto a los derechos humanos.

Los venezolanos tememos que el señor Gaviria nunca condenará a Chávez “por los favores antes recibidos”. Recuerden el caso del secuestro del hermano de Gaviria y la intercesión de Fidel Castro. Pero si la acción internacional no media en Venezuela, ocurrirá una salida de fuerza porque aquí no nos vamos a dejar ahorcar con ese “hilo constitucional” que los burócratas del continente tienen ahora siempre a flor de labios. Ese hilo, en Venezuela, nos lo convirtieron en un en grueso mecate para amarrarnos y abusar del poder.©

* Analista político venezolano.

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