Opinión Nacional

¡Se quedó sin gasolina!

Flaco servicio le han hecho al país los que proclaman que Chávez es un genio del mal, que tiene un plan maestro para destruir el capitalismo, convertir a Venezuela en una nueva versión de Cuba y construir el socialismo sobre sus ruinas, o que es un genio electoral que no puede perder elecciones, así sea con hábiles trampas. No. Chávez es un mediocre, un incompetente que hasta ahora tuvo muchísima suerte. Trepó sobre las calaveras de adecos, copeyanos y chiriperos y se mantuvo en la cresta gracias a la poca habilidad de los adecos, copeyanos, justicieros, nuevotiemperos, chiriperos, causaerristas y otras especies que no han sido capaces de ver la verdad y han pasado once años dando palos de ciego. Acción Democrática, el gran partido creado por Betancourt, Gallegos, Leoni, Barrios, A.E. Blanco y otros hombres de verdadero brillo, murió cuando murió el último de ellos: Gonzalo Barrios (30 de mayo de 1993). Había agonizado desde la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez, cuyo gobierno no supo manejar los ingresos brutales por la crisis de los setenta y terminó endeudando el país hasta lo imposible, a lo que se sumó la irresponsabilidad de Lusinchi, que además de hacer un gobierno pésimo, prefirió matar el partido por sus pleitos y placeres personales. Un grupito de mediocres remató la obra al proponer en 1998 la candidatura de aquel viejito de plancha que chilaba sin ilación. Copei murió durante el gobierno de Luis Herrera Campíns, un hombre excelente pero un pésimo gobernante, y quedó enterrado por la ambición personal de Rafael Caldera, que no supo ser, como Rómulo Betancourt, un verdadero estadista, y le clavó la puntilla a su propia creación en sus desesperación por imitar a Calos Andrés Pérez. El MAS nació baldado por proponer como candidato al helado y cínico personaje que salió del closet de la corrupción durante el gobierno de Chávez, en vez de proponer a Teodoro Petkoff, que habría sido un excelente camino, y terminó de suicidarse al apoyar en 1998 a Chávez, en una muestra de deleznable oportunismo. Y el chiripero, tal como AD y Copei, no pudo o no quiso solucionar la situación de una mayoría paupérrima en un país que contaba con la riqueza petrolera. Sobre esos cadáveres escaló Chávez, que en 1992 logró que le sonara la flauta por casualidad y se convirtió en la esperanza ciega de la mayoría de los preteridos del país. Llegado al gobierno, simplemente no supo gobernar. No tenía con qué. Su incapacidad, su ineficiencia, sus resentimientos, su ignorancia, que a veces disimulaba con una audacia digna de mejor causa, hacen imposible que gobierne. El apoyo interesado y traidor de Fidel Castro lo dotó de cierta estabilidad, pero al final ha podido más su incapacidad y se ha quedado sin gasolina. Ya no engaña como antes a las mayorías. Ya no “encanta”. Ya la mayoría se ha dado cuenta de que no sabe, no puede gobernar, y por muchos pases de magia y trampas que haga, es cuestión de tiempo. Su cacharro envejecido está a un lado del camino, varado, sin combustible. Le llegó su pequeño Waterloo. Ojalá no sea demasiado tarde para salvar al país.

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