Se retira un valiente luchador
Ya de hecho está de salida de su duro cargo, como Rector de la Universidad Católica Andrés Bello, el Dr. Luis Ugualde Sj., con ello seguramente también saldrá de este nuestro país, al cual él se ha dedicado por entero, como otro más de sus buenos hijos.
Ugalde es un gran hombre, profundo luchador social, excelente educador y quien se puso a prueba en sus obligaciones, en momentos muy duros debiendo enfrentar los resultados de este “sainete de locos” que es el gobierno de Chávez.
De nacionalidad originaria española, vino a entregarse de plano en este su segundo y yo diría hoy, primer país, de su acontecer, donde como sacerdote, educador y miembro de la Compañía de Jesús, ha demostrado una vez mas aquel viejo dicho: Patria no es donde se nace sino donde se cumple la ingente labor de vivir y hacer por los que viven.
Con franco tino supo conducir la difícil tarea de manejar una Universidad, pero adicionado ello, le correspondió hacerlo en una etapa de crisis y enfrentamiento contra un gobierno no solo ajeno a la universidad y a lo universitario, sino a lo que es la verdadera educación de sus ciudadanos.
Además, con su clara habilidad de conducir y convencer las buenas obras abrió y promovió la creación y puesta en funcionamiento del Centro Social anexo a la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, la creación de varios núcleos externos a nuestra universidad, todos marchando con buen tino y acierto.
Con una paciencia infinita pero con agudo criterio supo enfrentarse valientemente a los ataques mas severos del Vergatario Bolchevique que dice nos manda y el cual resolvió convertirlo en enemigo común de la causa del gobierno y su mal cacareada revolución que pretende triunfante y además con buenos resultados.
Con mis mas de cuarenta años como docente de esa casa de estudios y habiendo egresado de ella, sé y me consta lo que ha costado construirla y elevarla al sitial que le corresponde dentro y fuera de Venezuela y estoy casi seguro de que pretender sustituir a Ugalde en su cargo y ejecuciones no será nada fácil y yo diría que casi inimitable. No habrá tampoco otro a quien le toquen sortear las dificultades que le correspondieron a Ugalde.
Nos correspondió por igual recibirlo como Académico de Número en la Academia de Ciencias Políticas y Sociales en donde pronunció un memorable discurso con motivo de su incorporación. Seguramente también nos dejará físicamente el desempeño de encargo como Individuo de Número en la corporación, pero siempre estará de espíritu con nosotros sus compañeros en esa tribuna.
Espero y aspiro a que no se nos aleje mucho, y que siempre nos tenga vivos en su memoria y acontecer, como lo hizo todos estos años en que se desempeñó como rector de la universidad, y conductor de juventudes, demostrando su prudente valentía y su decidido enfrentamiento a las causas que carecen de causa y a los disparates políticos que han devenido en una triste realidad para nuestro país.
Siempre permanecerá en nuestra memoria como vivo ejemplo de lo que deberíamos ser en las luchas educacionales y sociales.
