Opinión Nacional

Seguirán… ¡Y seguiremos!

Lo que provoca hoy es repetir, como El Chapulín Colorado: “lo sospeché desde un principio”. Porque en el aparente triunfo del oficialismo —y enfatizo lo de “aparente”— uno tiene que tomar en cuenta la absoluta falta de escrúpulos del candidato del PUS y su gente en la apelación a los más descarados abusos para intentar prevalecer en el poder. Partiendo desde la inequidad en los tiempos permitidos en los medios —para ellos: horas de cadenas, cuñas y programas escatológicos como el que conduce el drogo hojillero; para el opositor, escasos minutos—; pasando por apelar a personajes tan despreciables como el Maradroga, traído, atendido y pagado munificentemente con fondos oficiales para cantar loas al candidato oficial —otro de los muchos extranjeros traídos por el régimen para intervenir en política interna—; apelar a bandas violentas (sus integrantes dotados con motos y armas que debieran ser solo para uso oficial) que coaccionaron el voto de los opositores; hasta mantener como MinPoPoDef a un imbécil, a una fichita política sin ningún ascendiente en la Fuerza Armada, para desvirtuar a esta de sus altos fines y convertirla en mecanismo de agitprop que sirviese para intentar aterrorizar a quienes nos atrevemos a pensar distinto, y para “caletear” compulsivamente a las mesas a partidarios remisos. Todo ello, bajo la mirada complaciente y parcializada de la “banda de las cuatro”, que no lograba encontrar falta en nada de lo que hicieron el contendor oficialista y sus conmilitones; bajo la alcahuetería de una funcionaria que confunde sus funciones y cree que es defensora solo de sus copartidarios; bajo las amenazas de una fiscala que emplea su función y a sus subalternos para el hostigamiento de los opositores; y la bendición de unos “magistrados” que fueron quienes originaron la ilegalidad del interregno. Total, que el presunto triunfo antenoche estaba cantado.

Lo que le espera a Venezuela en el futuro cercano es negro cacho. Seguirán los mismos ineptos (para la función pero avivatos para sus enriquecimientos) al frente de los ministerios e industrias básicas. Y, al igual que en el pasado, cuando metan sus respectivas patas, serán rotados a otros ministerios, nunca destituidos. Porque para el régimen seguirá siendo más importante el carné que los conocimientos y destrezas, y porque no tienen con quién reemplazarlos. No son sino un pequeño grupo de encantadores de serpiente —de culebreros de fiestas patronales, para ponerlo en el lenguaje popular— que a punta de regalar lo que no es de ellos se mantienen en la manguangua. Para esto, seguirán quebrando al país, sin entender (ni importarles) que no somos ricos, que hay que incentivar el trabajo productivo y no los cambures; seguirán apelando a la inseguridad jurídica para imponerse a las empresas privadas y hacerlas quebrar, favoreciendo así la creación de empleo en otros países, no aquí. Y, como eso no será suficiente para seguir con la regaladera a nuestros compatriotas que necesitan sobrevivir a como dé lugar —así sea vendiéndose por un pollo de Mercal—, seguirán pidiéndole prestado a potencias “amigas”, que les concederán créditos con intereses usureros y condiciones que hacen declinar la poca soberanía que nos queda después que ellos nos regalaron a Cuba.

No tengo dudas de que la solicitud de Capriles para que se digan los verdaderos resultados de los escrutinios caerá en los oídos sordos de la “banda de las cuatro”. Entonces, Nicolás será presidente sin siquiera haber resultado ganador. Y él y ellos seguirán con el desconocimiento y las faltas de respeto en contra de la otra media Venezuela. Seguirán sin entender que los resultados del domingo no los autorizan para radicalismos insensatos, sin valorar a la oposición como una fuerza que no puede ser despreciada. Seguirán, pues, cabeza gacha, con todo lo que la gerontocracia cubana les ordene. Órdenes que no son para que Venezuela progrese sino para que la isla no termine de morirse de hambre.

Al tiempo que esto sucede, nosotros seguiremos empobreciéndonos, viendo como otros países de la región avanzan hacia el desarrollo usando las armas de verdaderas democracias; seguiremos mirando cómo el populismo seguirá creciendo, pero de manera más ramplona; seguiremos observando cómo organismos e instituciones se deterioran hasta reducirnos a lo más oscuro del siglo XIX.

Seguiremos presenciando cómo el bendecido por Tiby habla por los dos lados de la boca. Antenoche llamó al cese del odio, y pidió a la oposición que “sepan administrar el resultado que han obtenido. Con humildad, sin prepotencia y sin retar a Venezuela, sin llamar a la violencia” —cosa que nosotros le recomendamos a él. Pero, al mismo tiempo, seguía vomitando infundios en contra de quienes sabemos que él no tiene el equipaje mental, ni el equipo humano, para sacar a Venezuela de la crisis en la que la irresponsabilidad de ellos la han zampado durante estos catorce años.

Por eso, también, seguiremos diciendo nuestras verdades, así vayan a contrapelo con la realidad panglosiana que nos intentan pintar…

 

 

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