Señor Presidente ¡Aclárenos su ideología!
Ante la eventual tentación de la autosuficiencia, creo que le sería útil al Señor Presidente reflexionar un poco sobre este consejo que da Bolívar a los gobernantes: «El que manda debe oír aunque sean las más crudas verdades y, despues de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que producen los errores» (Carta a José Antonio Páez, San Cristóbal 19 de abril de 1820). El Sr. Presidente Hugo Chávez en múltiples oportunidades ha reiterado que su «ideología» reivindica los más altos valores patrios -lo cual no ponemos en duda- y constantemente -según las circunstancias y el auditorio- acude a citar las actitudes o pensamientos de los personajes históricos que admira y en cuyo ejemplo dice inspirarse: A la cabeza está Simón Bolívar -seguido por Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora- y más de una vez ha mostrado su simpatía por Guacaipuro. Esta circunstancia me lleva a proponerle, respetuosamente, algunos temas de reflexión a ver si, al fin, nos aclara los lincamientos fundamentales de su ideología:
1 – ¿Qué «ideología» coherente y actualizada puede surgir de esa mezcolanza de personajes tan disímiles cuya acción sólo tiene sentido en las circunstancias de los tiempos en que actuaron: Guacaipuro en el siglo XVI y los otros tres en el siglo XIX?
2- Aparte del gesto heróico de haber sacrificado su vida en defensa de sus tierras y su libertad frente al invasor extranjero (hoy simple simbolismo), ¿Qué puede aportar Guacalpuro a la ideología de un movimiento político contemporáneo que va a gobernar a Venezuela en las circunstancias del siglo XXI?.
3- ¿Qué respondería el Sr. Presidente al siguiente planteamiento de su mentor el gran Simón Rodríguez?: «Alborotar a un pueblo por sorpresa, o seducirlo con promesas, es fácil; constiluírlo es muy dificil: por un motivo cualquiera se puede emprender lo primero; en las medidas que se tomen para lo segundo se descubre si en el alboroto o en la seducción hubo proyecto, y el proyecto es el que honra o deshonra los procedimientos; donde no hay proyecto no hay mérito». Presidente Chávez ¿Dónde esta su proyecto?.
4- ¿Cómo se puede ser -a la vez- «bolivarlano» y «zamorista». Históricamente, en pensamiento y actitudes, Bolívar y Zamora representan polos opuestos. Sobre esto podría escribirse un libro. Pero, «por ahora», basten sólo dos ejemplos:
Zamora atizó y dirigió una guerra social de pobres contra ricos, y destila odio y resentimiento contra «la oligarquía» que -a su juicio- debía ser barrida por «el pueblo soberano» nada de esto pasó jamás por la mente de Bolivar; y los conceptos de igualdad absoluta y de justicia simple que preconizaba Zamora caen dentro de lo que Bolívar llamó «la pardocracia»: La aspiración, no a la igualdad legal -que era lo que él recomendaba- sino a la falsa idea de «una igualdad absoluta tanto en lopúblico como en lo doméstico», lo cual derivaría necesariamente hacia » una ínclinación natural y única para el exterminio de la clase privilegiada». (Carta a Santander, Lima, 7 de abril de 1825).
Bolívar se opuso siempre, tenazmente, al sistema federal por considerarlo débil y complicado y contrario a los intereses de los nacientes Estados suramericanos. Bolívar era «centralista». Zamora, en cambio, consideró que el sistema federal era la panacea: «La Federación no es que curará nuestros males, es que los hará imposibles», (panacea semejante parece que es hoy «La Constituyente»). Frente a la idea de igualdad y frente a la forma del Estado (y en muchas otras cosas más) Bolívar y Zamora no pueden conciliarse. ¿En qué quedamos Señor Presidente? ¿Bolivariano o Zamorista? Pero las dos cosas a la vez no es posible.
5- El Señor Presidente, fiel a su credo bolivarlano, es el abanderado de la convocación de una Constituyente -según dice- «para refinidar la República desde sus cimientos» y de acuerdo a los ideales del Padre de la Patria; por lo tanto, no sería descabellado pensar que pudiera estar de acuerdo con muchas de las ideas constitucionales y de las instituciones que propuso Simón Bolívar en Angostura o en Bolivia. Así como ha retomado la idea del Poder Moral (que, organizado tal cual como lo propuso Bolívar en 1819, resultaría hoy un anacronismo), ¿Pensaría el Señor Presidente revitalizar algunas de estas ideas constitucionales de Simón Bolívar?:
Un Senado vitalicio y hereditario para premiar a los beneméritos de la patria y para temperar la democracia absoluta con una institución aristocrática ya que «tan tirano es el gobierno democrático absoluto como un déspota». (Carta a G. White, San Cristóbal, 26 de mayo de 1820).
Un Presidente vitalicio y, con derecho a designar su sucesor, para «evitar así las elecciones, que producen el grande azote de las repúblicas, la anarquía que es el lujo de la tiranía y el peligro más temible de los gobiernos populares» (Mensaje al Congreso Constituyente de Bolivia Lima, 25 de mayo de 1826).
Negarle el derecho de voto a los analfabetos y a los que no profesan una ciencia o un arte que les asegure un alimento honesto, porque «quien no sabe escribir, ni paga contribución, ni tiene oficio conocido no es ciudadano» (Carta a Santander, Chuquisaca, 19 de diciembre de 1825″ y Mensaje al Congreso Constituyente den Bolivia, 25 de Mayo de 1826).
6- El Sr. Presidente Chávez es y se siente militar, ha dicho que piensa gobernar como tal, siempre se refiere al ejército como «mis hermanos de armas» y por eso dice: «seré un verdadero comandante en Jefe de las Fuerzas Arrnadas». ¿Qué consideraciones le merecerían al Sr. Presidente estas sentencias bolivarianas en relación con sus propias actuaciones y el papel de los militares en la sociedad civil:
Yo soy soldado y mi deber no me prescribe otra cosa que la ciega obediencia al gobierno sin entrar en examinar la naturaleza de sus disposiciones.» (Oficio al Secretario de Estado de la Unión Neogranadina, Cúcuta, 8 de abril de 1813).
«Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No es el árbitro del gobierno ni de las leyes, es el defensor de su libertad.» (Discurso… Caracas, 2 de Enero de 1814).
«El sistema militar es el de la fuerza, y la fuerza no es gobierno.» (Carta a José Cortés Madariaga, Puerto Príncipe, 26 de Noviembre 1816).
«El soldado no debe deliberar, ¡ y desgraciado del pueblo cuando el hombre armado delibera!» (Discurso dirigido al Presidente de la, 4ta Corte de Justicia, Bogotá, 24 de junio de 1828).
«Es insoportable el espíritu militar en el gobierno civil.» (Carta a 0′ Leary, Guayaquil, 13 de septiembre de 1829).
«Los militares instruidos y buenos son muy pocos y muy preciosos.» (Carta a Santander, Guayaquil, 30 de mayo de 1823).
8- En su tenaz insistencia en la Constituyente como «la más auténtica expresión de la soberanía popular», el Señor Presidente ha citado reiteradamente (muchas veces fuera de contexto) algunas frases de Bolívar sobre la soberanía popular, pero ¿Por qué nunca cita la siguiente sentencia, también de Bolívar?: «La soberanía del pueblo no es ilimitada, porque la justicia es su base y la utilidad perfecta le pone término.»(…) ¿De dónde pueden creerse autorizados los representantes del pueblo a cambiar constantemente la organización social?¿Cuál será entonces el fundamento de los derechos, de las propiedades, del honor de la vida de los ciudadanos? Valdría más vivir bajo un feroz despotismo, pues al fin el sagrado del hombre tendría apoyo en el poder mismo que lo oprime…» (Carla a Santander, Tulcán, 31 de diciembre de 1822).
9- Finalmente, ante la eventual tentación de la autosuficiencia, creo que le sería útil al Señor Presidente reflexionar un poco sobre este consejo que da Bolívar a los gobernantes: «El que manda debe oír aunque sean las más crudas verdades y, despues de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que producen los errores» (Carta a José Antonio Páez, San Cristóbal 19 de abril de 1820).
Profesor universitario