Opinión Nacional

Ser o no Ser…ese es el dilema del venezolano

No es solo la calidad de vida de los venezolanos, ni un plato de comida. Es la libertad y los derechos fundamentales de cada uno de los venezolanos lo que está en juego. Es la libertad de ser. Es el derecho a ser para poder hacer.

Nos estamos jugando la dignidad del pueblo venezolano.

Cada persona es única e indivisible. No existe una sola persona en el mundo que pueda percibir las cosas desde una misma perspectiva respecto a otra persona. Cada cabeza es un mundo. Nadie más percibe al mundo que lo rodea de la misma manera que lo hace cualquier otra persona desde su propia y única realidad. Podemos decir entonces que toda persona humana viene al mundo dotado con los mimos derechos en relación al resto de las personas. La condición social al momento de nacer, el lugar de nacimiento, la familia, el color de la piel, la salud y cualquier otro aspecto que forma y complementa a cada persona que viene al mundo, es decretado por un infinito y desconocido origen creador que se escapa del control y de la razón del ser humano.

Ese origen creador desconocido nos hace iguales a todos.

Cada venezolano es único e indivisible. No puede haber dos o más venezolanos con el mismo número de cédula de identidad. Todos y cada uno de los venezolanos goza de iguales derechos respecto al resto de los venezolanos. La condición social, el color de la piel, el lugar de nacimiento, el modo de pensar y de vivir, los valores, los sueños, las creencias religiosas, el proyecto de vida, el nivel cultural e intelectual, o cualquier otro aspecto que forma y complementa a cada venezolano, no determina el grado de derechos que se deriva de la condición de ser venezolano y por ser una persona humana que desconoce el origen creador de su existencia.

El régimen actual se esmera en publicitar y enviar mensajes esperanzadores que calman al venezolano en su desperada realidad de salir cada día con «una cruz en la mano» a resolver las necesidades básicas que le permita sobrevivir con un mínimo de dignidad. La clase media se esfuerza por no perder el poco nivel de vida que le queda y descansa en la esperanza que le brinda la propagación oficialista. La clase alta asegura su bienestar futuro en cuentas bancarias y en inversiones en el extranjero.

Es deprimente la realidad del pueblo venezolano. Condenado a sacrificar y a entregar su ser para poder sobrevivir o vivir placenteramente. Porque lo que está planteado en la Venezuela actual es un vulgar chantaje por parte del gobierno que procura tomarse a la brava el derecho de todos y cada uno, y pretende controlar el ser de cada venezolano y adueñarse del destino, del estilo de vida, de los sueños y del derecho de cada quien a tomar sus propias decisiones de vida.

El llamado es a detenerse a pensar para luego actuar, en medio del «sálvese quien pueda», que es a donde nos ha empujado el régimen actual. Es muy seria y trascendente la lucha que está planteada. Es para recatar nuestro derecho a ser. Es la dignidad del pueblo venezolano lo que nos estamos jugando.

Ser o no Ser. Ese es el dilema del venezolano.

Coordinador de Formación
y Gerencia Política
Copei/ Zulia

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