Opinión Nacional

Sin honor y sin divisa

De tramoya en tramoya sigue la desesperanza en nuestra FAN. Después de muchos años de atacar a los “policías” como nos llamaban los cadetes del Ejército en la ansiosa espera de la estrellita plateada, que alumbraría nuestros hombros con el grado de subteniente. Unos mas, otros menos, con el uso del intelecto supimos derrotar la estupidez del orgullo tonto que alimentó a algunos oficiales, quienes creyeron que podían satisfacer su ego auto designándose “forjadores de libertades”. Hasta que un día se asomó un avezado general, de quien no dejamos de reconocer su intelecto y creó la fisura que produjo los grotescos autores del 4F; el eslogan que atosigó todos los patios y sendas de la Academia Militar: “Aquí se forman los líderes de la Patria”. Muchos forzaron su mente y no entendieron que se trataba de líderes militares. No quedó grama ni piedra sin deslumbrar que no saltara a la palestra de la emoción libertaria y en su interno, cada quien se esforzó por ser el primero, aún con la confusión emocional. Pero lamentablemente, no solo se formaron líderes, sino que se forjaron infames militares que con del devenir del tiempo se trasmutaron en rémoras fenomenológicas que se creen además de líderes, iluminados.

Queremos ser prudentes en nuestro discurso, ya que no queremos herir susceptibilidades y mucho menos romper la amistad y el compañerismo intelectualmente logrado con nuestros compañeros del Ejército, con quienes hemos compartido y compartimos muchos éxitos profesionales y hoy en forma mancomunada luchamos contra el monstruo. Esa configuración desvergonzada de atajos y oscurantismo, que queriéndolo o no, ha dejado muy mal parada la excelente camada de oficiales honra de la “casa de los sueños azules”. Sueños que por cosas del destino compartimos durante dos años en nuestra formación del primer curso de la Escuela Básica que funcionó en la Escuela Militar, y no podemos dudar, que ellos sufren en su interior la desdicha y el castigo de tener que soportar la sombra, no de los sueños, sino de la bárbara realidad, forjada en esa casa azul soñadora.

Pareciera un estigma que marca el destino y conduce el pensamiento de los que por desgracia para la patria, se autonombran “revolucionarios”, al extremo de que siguen un mismo discurso robótico que los descubre al hablar. Es la marca de la diferencia entre el ciudadano original y el militar que quiere imponer un nuevo ciudadano.

Han pasado ya muchos años desde que Gómez con insipiencia y luego López Contreras después de la dictadura, trataron, lográndolo a medias, de crear el ejército venezolano. No la fuerza o componente como se llamó después de creado el Estado Mayor Conjunto, sino al componente terrestre que se diferenciaba de la Armada desde los inicios del Ejército y la Armada, incipiente institución de principios del siglo XX que se posicionó con la Ley Orgánica del Ejército y la Armada, hasta su reforma en 1983, cuando pasó a llamarse Ley Orgánica de las FAN.

La aviación dio sus pininos en 1920 como un servicio del Ejército (el componte terrestre del binomio Ejército y Armada) y mas tarde le acompañó también como servicio la Guardia Nacional, parte del componente híbrido del Servicio Nacional de Seguridad, que, ni chicha ni limonada era policía (guardia nacional) y era soldado que se fue encargando de limpiar al Ejército de sus funciones “sucias” (fue la idea de López Contreras), para poder permitirle su reestructuración moderna en el siglo. En realidad, es desde entonces y no de antes, cuando podemos hablar del Ejército, parte integrante de la FAN, de allí, que la herencia del Ejército libertador, el “forjador de libertades” le corresponde a las FAN y no a su componente terrestre, hoy Ejército..

La incorporación de la GN, ocurre a partir de 1937, unos 17 años después de la Aviación, que marcharon juntas al servicio del Ejército, mientras que en solitario, seguirá también creciendo la Armada, casi apacible mirando el horizonte marino, hasta la década de los 50’, cuando surge el gran trauma militar. Se insuflan de orgullo y espíritu de cuerpo, no dos (Ejército y Armada) como aparecían en la ley desde 1938, sino cuatro ramas militares que comenzaron a llamarse Fuerzas: la Armada que mantuvo su tradición, la Aviación que asume el rol a pesar de su ilegalidad y la Guardia Nacional o Fuerzas Armadas de Cooperación, que fue el nombre se le asignó para diferenciarla de las fuerzas militares, con el trillo de que los ejércitos del mundo solo tienen fuerzas o componentes según los espacios: aéreo, terrestre y acuático. Evidentemente, sobraba una fuerza, que ya no era militar, sino de cooperación, que venía a ser, como lo fue, un intermedio entre las FAN y las “Fuerzas Armadas Policiales”, desarrolladas a partir de 1969 por la misma Guardia Nacional.

En la tramoya, el otro componente o fuerza que se llamaba “Fuerzas Terrestres”, se apropió y legalizó para si el nombre de “Ejército”. Es decir, el sumum de los militares en tierra. Quedaban, como dijimos antes, el aire para la Aviación, que también se llamó Fuerza Aérea, que lo es, como en todo el mundo, y el mar, lagos y ríos para la Armada o Marina de Guerra como también se le llamó, para diferenciarla de la contraparte “civil” la Marina Mercante.

¿Pero cuál es el problema actual? El problema es de espacios. A medida que se ha ido debilitando el poder militar (poder por fuerza, no político), que se ha ido apartando de sus funciones lógicas y legales de prepararse para la defensa de la soberanía y la formación de todos los venezolanos en el servicio de las armas, se dieron cuenta que el único componente o fuerza que mantenía una justificación institucional era la Guardia Nacional, por su marcada eficiencia en los servicios que prestaba, antes de que se distorsionara hacia el espejo del Ejército, surgiendo entonces la idea perversa hacia dos vías: una cumplida, como lo fue ponerle una camisa de fuerza al incluirla como un componente (heterogéneo y diferenciado funcionalmente) de la recientemente creada FAN, lo que conllevó a usar el mismo uniforme, que la mimetizó y la confunde ante los ojos de ciudadano común. Y una segunda: ir diluyendo sus servicios entre todos los componentes, para lograr el efecto de ineficiencia y la contaminación en los vicios de la corrupción. Es decir, hacerla o mostrarla como innecesaria y culparla de todos los males acumulados en la FAN y, ya débil, hacerla aparecer como una cenicienta en regreso de media noche, que requiere de la tutela del resto de la FAN (entiéndase Ejército) y en esta etapa estamos, hasta llegar al final de su destrucción (eliminación) pon inacción e ineficiencia. Es decir, hacerla perder, no solo el honor, sino también la divisa. Esto fue lo que hicieron en la coyuntura del enfrentamiento a la Oposición política, cuando inexpertos guardias nacionales, que creían en un verdadero acto de gobierno, ocupando las primeas filas se desbordaron contra los “escuálidos”, como ocurrió en la Avenida Libertador y en la plaza de la Meritocracia. No hay dudas, desde entonces, la visión de los antirrevolucionarios es contra la GN, por eso dicen, que no se les ve ni se les divisa el HONOR, pero olvida el enmascaramiento en “Los Próceres” y en la toma de la PM, efectuada por la irracionalidad de una inconstitucional “SEGURIDAD URBANA”, con tanques militares pintados de azul, que usurpa con la PM (Ejército) la función primaria constitucional de la GN, “el mantenimiento del ORDEN INTERNO”

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