Opinión Nacional

Sobre animales políticos

 

 

«La distinción que se hace entre el rey y el estadista es como sigue:

cuando el gobierno es personal, el mandatario es un rey;

cuando, de acuerdo a las reglas de la ciencia política,

los ciudadanos gobiernan y son a su vez gobernados,

se le llama un estadista.»

Aristóteles

Aristóteles, el más grande pensador de la antigüedad, llenó su vida con tal profunda especulación sobre la naturaleza del hombre y el universo que cuando murió, en el año 332 antes de Cristo, había echado efectivamente las bases para toda la filosofía científica contemporánea. Fue el más brillante de los estudiantes de Platón y a los 42 años fue llamado como tutor de Alejandro el Grande, entonces de 13 años, con quien luego tuvo una serie de confrontaciones sobre su carencia de restricción y su arrogancia al asumir divinidad personal.

De las más famosas obras de Aristóteles, un mínimo de once reconocidas, ninguna fue realmente escrita por él, ya que fueron colecciones de sus notas de clase editadas tras su muerte por sus alumnos; su estilo académico es tan compacto y medular que son difíciles de digerir, siendo quizá Política y Poética las mejor dispuestas para su lectura actual. Sin embargo, cada uno de sus libros ha ejercido gran influencia en la historia del pensamiento, hecho obvio para cualquiera que tome en cuenta el propio vocabulario de la dialéctica, de las ciencias naturales y de la metafísica.

Aristóteles enseñaba que todos los hombres son activados con el deseo de un conocimiento de Primeros Principios, una búsqueda que no comenzó con los griegos sino en los comienzos especulativos glorificados en las leyendas más antiguas. Nuestros propios esfuerzos modernos para explicar y racionalizar nuestra existencia, que enfrenta las más impositivas dificultades debido a las complejidades tecnológicas y las relacione sociales contemporáneas, continúan la misma búsqueda. Hoy, el llamado para este mismo tipo de identificación aristotélica es poco menos que universal.

La contribución de Aristóteles para la búsqueda de significado de la existencia humana fue su desarrollo del punto de vista teleológico, la creencia de un propósito en el mundo. Con su sistema de categorías primarias alcanzadas a través de y constituidas por el impredecible proceso de cambio temporal, se hizo el primero de una larga y honrosa cadena de materialistas racionales. Sus estudios hacen brillantes suposiciones deductivas sobre la naturaleza de las cosas, y sus escritos son una especie de «poesía científica». Sin embargo, aunque Aristóteles fue el fundador de la lógica, el sistema que se ocupa de la validez del pensamiento, sus obras no están realmente fundamentadas en un método científico. El mundo tuvo que esperar hasta finales del siglo 16 para el crecimiento del pensar genuinamente científico, materialista, que surgió de las muy prácticas necesidades de la Revolución Burguesa.

La revuelta, sin embargo, con su énfasis primordial en el desarrollo intenso de las ciencias especiales, perdió durante siglos la visión del mundo de Aristóteles como un sólo todo interconectado en movimiento sin fin. Sólo en los tiempos más recientes, nuestra propia y excitante era, Einstein y otros grandes exploradores contemporáneos de la escena física y social han logrado regresarnos una vez más a la visión materialista de Aristóteles, una visión que, nos apuramos en agregar, está ahora enriquecida por todo el contenido de pensamiento de casi dos mil quinientos años de desarrollo histórico de filosofía, ciencias naturales y estructura social. Con la perspectiva de 23 siglos, nos conviene examinar, aún con la brevedad del caso, las ideas sobre estructura social del gran pensador griego.

La discusión del gobierno en Política está tan llena de ideas que el libro ha sido objeto de argumentaciones múltiples desde que fue escrito. Es una descripción empírica de la naturaleza del hombre bajo variadas circunstancias históricas, lleno de información sobre lo que le pasó a los anteriores estados y lo que les estaba pasando en el propio tiempo de Aristóteles, junto a profundos análisis de la estructura de la sociedad humana.

Aristóteles estaba en deuda con Platón como punto de partida para muchas de sus ideas (así como Platón con Sócrates), pero en verdad, la Política es una reacción contra el ideal platónico de lo que un estado debería ser, ya que presenta al estado como es.

«El hombre», dice Aristóteles, «es un animal político», el único animal dotado con habla y por lo tanto capaz de asociarse a sí mismo con otros hombres para construir comunidades y exigir al estado, la forma más alta de comunidad, «la comunidad de hombres libres». Es este uso del término «hombres libres», junto a la normal aceptación de Aristóteles de las clases de esclavo y amo como necesario fundamento para cualquier estructura social, afirmación que descompone a la mayoría de los críticos modernos que profesan el apropiado aborrecimiento contemporáneo de la institución de servilismo corporal. Probablemente se han escrito más palabras sobre este concepto aristotélico que sobre cualquier otro en la Política.

Lo interesante del concepto de esclavitud es que quizás sea esta muy normal realidad de la antigüedad lo que hoy arrulla el chavismo…

 

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