Opinión Nacional

Sobre arrepentimientos y clonaciones

A pesar de las condiciones climáticas adversas —en algunos lugares del país llovió por más de siete horas seguidas— y a pesar de todas las maniobras de intimidación, chantaje, soborno y compra de conciencias, el 63% de las personas que tenían que ir a “reparar” su firma lo hicieron y solamente el 4% acudieron a retirarlas, bajo la figura del “arrepentimiento”.

Los “arrepentidos”

Las normas establecen que aquellos que aparecieran como firmantes, podían alegar que ellos no habían firmado o que se trataba de un error que debía ser subsanado. Sin embargo, se jugó con un termino: “arrepentidos” que se incluyo en publicidad del Comando Ayacucho, del sector oficialista, e incluso en algunas de las destempladas declaraciones del Rector Jorge Rodríguez, a las que ya nos tiene acostumbrados y se afirmo que quienes estuvieran “arrepentidos” de haber firmado podían retirar su firma. Ese término, se convirtió en una de las manipulaciones más perversa de la que tengamos conocimiento en los procesos electorales.

Esta figura del “arrepentimiento” quedará como una rémora en la conciencia del trío oficialista del CNE —Francisco Carrasquero, Oscar Batagglini y Jorge Rodríguez— como la más grande vergüenza y el más grave atentado al derecho al voto en la historia de Venezuela. En más de una oportunidad nos opusimos a la disposición de que se publicaran la cedula de identidad o datos que permitiera identificar el nombre de los firmantes, argumentando que eso no daba seguridad ni garantía al proceso y se prestaba a lo que ocurrió, a que fuera utilizado para intimidar, para chantajear, para sobornar, a los firmantes.

Todos somos testigos de cómo un Diputado oficialista, sin saber como la obtuvo antes de que fuera pública, publico la información de las firmas del CNE y la exhibió en su pagina Web, para que todos tuvieran acceso a ella, pero sobre todo para que se pudiera montar una verdadera cacería de brujas, estimulada por este diputado y varios más del sector oficialista. Todos fuimos también testigos de las declaraciones de altos funcionarios del Gobierno —Ministros, Viceministros, Gobernadores, etc. — amenazando a los firmantes y acusándolos de “traidores a la patria”, comenzando por el propio Presidente de la República: Hugo Chávez Frías. Peor aun, somos testigos de la omisión del Defensor del Pueblo y del Fiscal General que se hicieron la vista gorda y no se opusieron a estos hechos, públicos y notorios, en los cuales se amenaza, se hostiga y se humilla a personas por el solo hecho de exponer de manera pública sus preferencias políticas.

La figura del supuesto derecho de “arrepentimiento”, que esgrimió y defendió airadamente el Rector Jorge Rodríguez no existe en ningún proceso electoral del mundo, del que tengamos conocimiento, pues el voto o la firma es un acto libérrimo y del fuero privado del votante, del cual se supone que esta plenamente consciente y al cual tiene derecho. Pero más grave aun, se vio y fue en efecto un acto parcializado —uno más— hacia el sector oficial, pues no se brindo la misma oportunidad de “arrepentirse” de no haberlo hecho a los ciudadanos que no habían firmado la solicitud de revocatorio.

Al amparo de esta vergonzosa norma, que esperamos que desaparezca para siempre de nuestro sistema electoral, se violo no solo un derecho político esencial, sino que se intimido a los empleados públicos, a los que tenían y tienen contratos con el Gobierno o sus empresas, a los que acudían a los mecanismos crediticios del Estado, a los que participan de las diferentes “misiones” o programas sociales del Gobierno —que si alguna cosa buena tienen y sin duda la tienen— queda empañada con lo ocurrido pues aparecen como una medida populista y demagógica de chantaje y compra de conciencias.

A pesar de las ideologías y las posiciones políticas, no se puede entender como tres profesionales, uno de ellos del Derecho y otro de la Medicina, se prestaron para semejante maniobra: exponer a padres de familia que necesitan un trabajo y un sustento, en las condiciones tan difíciles que vive el país, para que fueran expuestos a la humillación de tener que arrepentirse, por necesidad o miedo, de una decisión de conciencia. O exponerlos a que ahora, el otro sector, les pueda reclamar el haberlo hecho. Sobre sus conciencias quedara el recuerdo de este acto, que además de ignominioso fue políticamente inútil como estrategia electoral.

La tramoya de las clonaciones

El sector oficialista baso buena parte de su estrategia en la compra de conciencias, el chantaje y la intimidación; pero desde el mismo primer día, cuando a primeras horas se vieron las colas y la afluencia masiva de firmantes, desarrollo con más fuerza su Plan B: las clonaciones.

Sin la menor duda la tramoya de las clonaciones, al igual que la del “megafraude” durante los procesos de recolección de firmas y otras que el Gobierno ha tratado de montar para incriminar a la oposición —represión, detención y apresamiento de sus dirigentes, atemorización de los firmantes— tampoco tuvo el resultado esperado.

Pero cuidado, no lo veamos como algo poco planificado, ni le restemos importancia. Que no resultara o no estuviera bien montado, es otro problema, atribuible si duda a la chamboneria o la firme decisión de sus oponentes, pero no fue algo casual y de última hora. Las “salas situacionales” y los laboratorios de guerra sucia del Gobierno existen y funcionan; cometen errores, hay fallas y se suceden imprevistos —que por lo visto son los que gobiernan la historia— pero los “estrategas” del Gobierno no dan puntada sin hilo.

Corro el riesgo de especular, pero hay hechos que nos deben llamar a la reflexión. Durante varias semanas nos marearon en el CNE con diferentes bases de datos, buscando que nos entretuviéramos en “cazar” las diferencias entre unas y otras y nos concentráramos en las firmas que nos estaban eliminando y que descuidáramos otros aspectos, entre ellos el que están reventando ahora.

La oposición venía denunciando la emisión de Cedulas de Identidad (CI) en los operativos especiales que monta el Gobierno en muchos sitios, en sus mercados populares e incluso en sus eventos políticos, en donde era posible obtener la CI en veinte minutos, sin presentar ningún documento y sin el debido control. Muchas personas advertían que había que cuidarse de los que se irían a parecer en las mesas, a retirar o invalidar sus firmas, con CI emitidas de esta manera o falsas, cuando en realidad lo que estaba en marcha era un plan de sembrar el país de cedulas de identidad falsas que le permitiría hacer una de las dos jugadas, utilizarlas ellos y al no darles resultado, pasar a la segunda fase: endilgárselas a la oposición.

Una serie de hechos comenzaron a ocurrir de manera aparentemente aislada, pero que poco a poco ha ido tomando forma y evidenciadose que tienen un hilo conductor. Hoy, a la luz de lo ocurrido, se explica esa actitud del Gobierno días antes del proceso de reparos, exigiendo que se fuera estricto con la identificación y las CI de los firmantes y queda también perfectamente explicado lo que entonces nos pareció extraño, que el más alto funcionario de la ONI-DIEX, en días pasados alertara que se revisaría el proceso de cedulación que se había adelantado durante meses en el país sin el debido control. O que el Presidente de la República hablara o soltara lo de las clonaciones de CI en la reunión de Presidentes de Guadalajara, antes de que comenzara el proceso de reparo o tan siquiera llegara a la primera acta al CNE; pero es obvio que esa era parte del plan, para “sensibilizar” a la opinión pública nacional e internacional.

El primer día del proceso, sorpresivamente el CNE llego con unos Cuadernos de Reparo “corregidos”, después de haberlos elaborado el mismo y después de que estos habían sido auditados por las partes, en donde todos estuvieron de acuerdo con su contenido. En esos Cuadernos de Reparo, “corregidos” mediante una calcomanía, se eliminaban una serie de firmas, 15 mil o más, en una cantidad importante de centros. En un principio pensábamos que era para inducir errores en las actas, pero a lo mejor era para dejar sembrados allí algunos de esos posibles “fallecidos” o para ambas cosas, incluir esos “fallecidos” e inducir errores en el llenado de las actas.

Incluso el sábado y domingo nos encontramos con funcionarios del CNE recorriendo Centros de Reparos con unas actas según las cuales venían a anular en el cuaderno algunas firmas porque supuestamente se trataba de personas “fallecidas”. El problema es que algunos de esos “fallecidos” ya habían “reparado” sus firmas y en otros casos comenzaron a aparecer en las mesas a decir que no eran difuntos o se presentaban en los medios de comunicación a decir que ellos estaban muy vivos. Pero el Gobierno no se amilano, siguió desarrollando su estrategia, sin inmutarse y sin introducir correcciones, en uno de esos desplantes a los que ya nos tiene acostumbrados, según el cual parte de la base de que los demás son tontos.

El viernes, por ejemplo, Freddy Bernal, Alcalde Oficialista del Municipio Libertador, se apareció en el Colegio Cervantes, donde sus partidarios ya habían montado su espectáculo callejero para atemorizar a los votantes y hacia donde se habían trasladado también todas las cámaras de televisión y los medios de comunicación. El Alcalde hablo con la prensa acerca de la “clonación” de CI, cuando el proceso aun no tenía ni dos horas de haber comenzado. Incluso pretendió justificar la revisión exhaustiva de las CI con una decisión del CNE del 18 de mayo, desconociendo una posterior, del día 27, que había anulado la anterior en la que se aclaraba el tema de la identificación de los firmantes, para que esto no fuera motivo de retraso.

Durante el resto de los días, diversos voceros, Diosdado Cabello, William Lara, Juan Barreto, Tarek William Saab y otros, comenzaron a hablar del tema de las CI y de la auditoria de cuadernos y de las supuestas irregularidades. El domingo bien temprano por Venezolana de Televisión, emisora del Estado, el inefable Ismael García, Presidente del Comando Ayacucho, lanzaba la línea a sus Agentes de Reparo y Testigos, para que revisaran bien las CI y la identidad de los firmantes. Lo que atribuíamos a una maniobra de operación morrocoy, que exasperaba a los firmantes, también era parte del teatro que estaban montando para salir después con lo de la clonación de cedulas.

Lo más insólito fue la rueda del Presidente del CNE, Francisco Carrasquero, quien en una iniciativa personal, sin apoyo o conocimiento previo del Directorio, el domingo 30 apareció ante la prensa dando un espaldarazo a la “operación morrocoy” que se venía desarrollando en los Centros de Reparo, al contradecir con sus declaraciones las normas aprobadas por el Organismo y publicadas en el Memorando 792 del 27 de mayo. Estas declaraciones fueron aclaradas o desmentidas horas mas tarde por la Rectora Sobella Mejías, pero la confusión ya estaba creada. Como quiera que no puedo pensar que el Rector Francisco Carrasquero no supiera la trascendencia de una intervención suya sobre este problema, no me queda sino pensar que se prestó a este juego de la clonación, hablando, sin aportar las evidencias, acerca del supuesto fraude “…bajo la égida (SIC) de la clonación de Cedulas”. Este lenguaje dominguero del Presidente del CNE, era obviamente parte de la maniobra.

Como parte de la maniobra fue que desde el sábado, y especialmente el domingo, comenzaron a aparecer por los Centros de Reparo, en diversas partes del país, algunos Notarios Públicos, para “revisar” los Cuadernos con el pretexto de que tenían pruebas de que allí había algunos “fallecidos” e incluso traían partidas de defunción. ¿Cómo sabían esos Notarios que en los centros en los que se presentaban había fallecidos? ¿Por qué fueron directo a ciertos Cuadernos y a ciertos Centros? Como ocurrió en el Centro de Reparos Guaicaipuro, de la Av. Los Jabillos de La Florida, con la mala suerte para la Notaria que aparecieron varios de esos “difuntos” a reparar sus firmas y otros ya lo habían hecho con lo cual le dejan expuesta a ser acusada del delito de falta atestación ante funcionario público. O como ocurrió en el Centro Santo Tomas de Aquino, el más grande del Municipio Chacao, que una señora “difunta” se presento a reparar su firma y la DISIP se la quiso llevar presa. O el patético caso del Colegio Cervantes, con el que se ensañaron de manera especial, en donde se apareció una Notaria, casi a la media noche del domingo 30 —después de que ambos lados se habían puesto de acuerdo para cerrar la mesa y concluir el acta— pretendiendo revisar el Cuaderno en la búsqueda de “difuntos”. En esta ocasión intervino oportunamente la Policía Militar y algunas personas para evitar mayores consecuencias con la integridad física de la Notaria ante la reacción airada del los ciudadanos, hartos del hostigamiento sufrido durante tres días.

El caso del Colegio Cervantes

Merece la pena abrir un paréntesis en este relato para hablar de lo ocurrido en este Centro, el Colegio Cervantes, de la Parroquia El Recreo, que contaba con más de 2.300 firmantes por reparar. Lo que ocurrido en este Centro fue una muestra exquisita de toda la tramoya que se estaba montando. En ese centro fue donde se dio la “operación morrocoy” en su máxima expresión, debido a la actuación de los Agentes y Testigos del Oficialismo; el promedio de tiempo que una persona necesitaba para firmar, desde que se ponía a la cola hasta que salía, eran tres horas. Se ponía todo tipo de objeciones a la CI, se interrogaba varias veces a los ciudadanos acerca de su nombre, de su fecha de nacimiento, se objetaba algún nombre que no coincidía con lo que aparecía en el Cuaderno o en la base de datos de la computadora, etc. Por allí desfilaron también los fanáticos seguidores del régimen, con sus motorizados y caravanas —ahora de camionetas rusticas ultimo modelo o vehículos oficiales-— que se apostaban en la acera del frente a agredir verbal y físicamente a los firmantes, lanzando potentes cohetes. Como en una especie de ritual, por lo periódico y sistemático, después que ellos aparecían, o momentos antes, llegaba la Guardia Nacional a “custodiar” el Centro, armados con peinillas, escopetas lanza gases, escudos y sus chalecos tipo “tortuga ninja” y demás parafernalia, a pesar de que el Centro era custodiado por la Policía Militar; aparecía también de vez en cuando la llamada PoliBernal, que siempre antecede, acompaña y “protege” a los vociferantes seguidores del oficialismo.

Afortunadamente, también aparecieron los medios de comunicación social, los observadores internacionales y sobre todo los vecinos, que ni por un momento dejaron de acudir a ese centro a apoyar a los firmantes y a dificultar la tarea de los grupos oficialistas agresivos y provocadores. Sintomáticamente, en cada pasada eran menos; menos personas, menos motorizados, menos automóviles. El domingo en la tarde ya no regresaron, como si la lluvia y los firmantes los hubieran disuelto, en este Centro repararon el 75% de las personas que lo tenían que hacer, a pesar de todas las dificultades; para la hora del cierre, cuando se presento la furiosa y frustrada Notaria que el país pudo ver por televisión, por más que los llamaron, no apareció ninguno.

Los allanamientos y la “siembra” de pruebas

Naturalmente desde el sábado comenzaron de manera sistemática los allanamientos a los Centros de Información y sobre todo a las casas de Acción Democrática, en diversas partes del país. Hay evidencia filmada y grabada de televisoras y videos de particulares donde se ve a la policía política llegar con cajas y bolsas a realizar el allanamiento y dejar “evidencias” en los locales para tratar de incriminar a esta organización con la responsabilidad de las supuestas clonaciones. En algunas de estos allanamientos que se dieron en el interior del país, participaron Ministros e incluso el excanciller y embajador en Francia, Roy Chaderton, quien “casualmente” pasaba por allí. También desfiló por un organismo público y luego en la prensa el actual Embajador ante la OEA, Jorge Valero, de quien no dudamos que cometerá el exabrupto de tratar de plantear el tema de las clonaciones en alguna reunión del Consejo Permanente de esa Organización.

Ya se anuncia la intervención del sector oficial de la Asamblea Nacional para “investigar” el tema de las clonaciones, y naturalmente la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo, a quienes no vimos defendiendo los derechos de los ciudadanos de la oposición, cuando eran allanados su Centros de Información y eran agredidos y detenidos sin la formulación de cargos.

Conclusión

Resultaba absurdo el planteamiento, ¿A quien se le puede ocurrir que la responsabilidad de clonar CI o de introducir fallecidos en los Cuadernos de Reparo puede ser de la oposición, si es el Gobierno quien emite el documento de identidad y el CNE el que elaboro los cuadernos de reparo, que fueron auditados con el visto bueno de ambas partes? ¿En que cabeza cabe que 5 mil fallecidos, como asegura Elías Jaua, Ministro y Vocero del MVR? Es evidente que se trata de un tosco sainete, al que se busca dar “respetabilidad” y credibilidad en los foros internacionales, apelando a algunas figuras que ya se han ido desacreditando y han ido perdiendo credibilidad y terminara ahora de perder la poca que les quede. Pero, como se puede ver, este es un plan bien urdido, calculado y bien montado, que no debemos desestimar ni dejar de lado, a pesar de que ha fracasado.

En prospectiva, hay algo que no podemos olvidar, esas CI están allí, existen, las hemos visto, están circulando. El Gobierno trató infructuosamente, con sus cuerpos represivos y de seguridad, de sembrarlas en los locales de la oposición, pero las tiene aun en sus manos y nada de raro tendría que cuando se habrá el nuevo registro electoral tengamos un “salto” en los números de cara hacia el referendo revocatorio presidencial, que la única manera de evitarlo en este momento es pateando la mesa y asumiendo las consecuencias que esto pueda desatar.

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