Opinión Nacional

Sobre tierruos y oligarcas

Esperemos un poco de tiempo más, para que veamos operar la más vieja ley de la política: al enterrar a los caudillos sus sucesores ponen la torta, más aun si es suculenta por cuanto lo desconocen entre ditirambos y juramentos de lealtad eterna y con absoluta seguridad tiran a la basura lo principal de su legado, bueno o malo, real o supuesto.

Si esto valió hasta para Alejandro Magno, Napoleón Bonaparte, Simón Bolívar, Vladimir Lenin, o Mao Tse Tung, hasta llegar a figuras de moderada dimensión como Álvaro Uribe, el General Velazco Alvarado u Omar Torrijos.

Podemos avaluar por ejemplo si a Rómulo Betancourt se le respetó la esencia de su legado, para él y para este país, en por lo menos dos temas fundamentales de su concepción política: los de su lucha implacable contra la corrupción administrativa, que comenzaba por su probidad a toda prueba y en la política exterior que además de la llamada “doctrina Betancourt”, contra reconocer gobiernos de facto, defendió esta nación de la tenaz ambición y campañas de Fidel Castro y el comunismo cubano para cogerse nuestros recursos, lo que finalmente lograron al abandonarse esa indeclinable lucha continental contra esa tiranía castrista.

La elite partidista de la democracia venezolana al fallarle a Betancourt en esos dos pilares de su legado, terminó podrida por corruptelas y en manos de los Castro, ¿Alguien puede dudarlo?

Si lo ocurrido tras la primera etapa de desarrollo político, social y humano de nuestra democracia, pudo luego arruinarse hundido en toda clase de calamidades, imagínense lo que puede ocurrir con un sucesor de Chávez que no le da ni por los tobillos a su mentor. Y este tipo de afirmaciones de primera impresión más que fundada, podemos hacerlas al proponernos no discutir la capacidad de daño o de bondad intrínseca de ese legado, para poder juzgar en adelante lo alucinantemente desastroso del alcance real de esa herencia, porque también opera otra vieja ley universal de la política: “lo último explica lo anterior”… para bien y para mal. Al quitar la careta de idolatrías vivas que disimulaban el verdadero rostro de esta revolución de pacotilla, se expondrá en toda su dimensión el desastre que se desnudará a los ojos antes crédulos de las masas pobres, y que son ahora expectantes frente a la incapacidad manifiesta de los sucesores: “El gobierno de Maduro no cumple con el pueblo como si lo hacia mi comandante”, será la frase más común que abrirá el paso confuso al fin de las ilusiones.

Debo aclarar sin embargo que aquí no nos espera el infierno de una larga decadencia porque, más rápido de lo que nos imaginemos, este experimento de fanáticos se caerá como fruto maduro, por esa incompetencia de los hijos políticos bastardos del comandante, que además están divididos en mafias concurrentes subsumidos y consumiéndose en una fiera lucha fraccional.

Lamento sí que de nuestro lado, para enfrentarles, se desperdicie la gran experiencia de la vieja generación betancourista, en aras de generar el protagonismo ya frustrante de esos llamados “nuevos” liderazgos, que han sido reservados solo para quienes tengan el mandado hecho o de una sólida base financiera combinado con la alta prosapia de apellidos de alcurnia aunque sea “sobrevenida”.

Sabemos que esta línea de conducta ha dado varios traspiés en los últimos 20 años, desde que se atravesó Chávez, pero igual vimos insistiendo a sus cultores hasta por fin lograr que solo pueden ser “lideres” los bautizados como tales en los programas de opinión y noticieros alquilados.

Al observar la tragedia de identidad de nuestra elite, ya no nos caben dudas sobre que dejaron atrás la vacilación entre vivir en el Country de Caracas o en las zonas exclusivas del Estado de la Florida. Y no les censuro el haber optado por pasar más tiempo afuera, sobre todo sabiendo que aquí extorsionan hasta al panadero de la esquina. Pero cuando pensamos sobre como insisten en modelar las propuestas de liderazgo para el país y sus opciones políticas, lo único que resulta evidente y que parece dictar su razón de ser, es la marca resaltante de la improvisación y el derrotismo.

Porque lo evidente es que nuestra burguesía vive bajo desgarradas indecisiones cuando hacen la escogencia entre sus dictados de conciencia enaltecidos por un lado y las opciones presas de mezquindades de avaros impenitentes por el otro…

… y hace rato la mayoría de nuestra burguesía tomó también esta decisión, por lo menos desde que molieron a palos a los viejos partidos, empleándose a fondo en sus campañas de denuestos periodísticos y novelados de TV, resolviendo acabar con la democracia poli-clasista venezolana, que tenía grandes defectos, pero también inagotables posibilidades para superarlos, pero no como ocurrió a costa de lo que arriesgaron, al apoyar al sepulturero que llamó primero desde los cuarteles, para imponer lo que aun hoy y a pesar de su muerte, sobrevive tras 14 años de amarga decadencia y así será hasta cuando sea evidente que solo los cuarteles cerrarán el ciclo.

Recordemos lo primero que habían impulsado fue la anti política, estimulando desde los grandes medios, frívolos reinados candidaturales, que sustituyeran el debate político serio.

Y cuando estos operativos se derrumban, porque empezaron a imponerse liderazgos sólidos ( Salas Romer y Chávez ) y no popularidades de farándula, entonces se echó mano a una verdadera guerra de saturación mediática, periodística y televisiva, además del impresionante apoyo logístico y dinerario, para abrirle cause, desde el principal periódico político del país y con la cadena de TV de mayor penetración popular, a la operación de aventura temeraria y suicida de un caudillo militarista, según él mismo “tierrúo, pataensuelo”, venido del ascenso social proporcionado por su denostada Cuarta República, pero también del inframundo ideológico irredentista e izquierdista, que conglomera desde entonces y cada vez con mayor audiencia pagada: una gran coalición de aspirantes lúmpenes a vivir de gratis y con poder a nombre del pueblo crédulo de sus discursos mesiánicos.

Desde 1999 se instaló entonces la estafa chavista, con su engendro constitucional, que ya habían avalado con la Corte Suprema, la Cámara de diputados y nuestras FFAA, entregadas a los pies de Castro, aquel fatídico 4 de febrero de 1999, cuando le desfilaron a la felonía, desde ese día en el poder de Estado, aun habiéndosele derrotado militarmente 7 años antes.

Luego quisieron enfrentarla, en una primera etapa con una rebelión civil de TODAS las clases medias, por más de 3 años, hasta el glorioso 11 de Abril de 2002, donde queríamos imponer el respeto a las libertades, pero nos enterraron en la ignominia del día 12, con la juramentación de otro maniático del poder personal, que usurpó esa rebelión para agenciarles los intereses de grupos de la “Venezuela Compañía Anónima”.

Cuando siguieron las aventuras de Plaza Altamira y el Paro indefinido, solo quedó tierra arrasada en partidos sindicatos, gremios, medios, y toda jerarquía social. Solo les quedó medrar migajas del poder, hasta hoy, con sus agentes clientelares que tienen como ejes políticos INSUSTITUIBLES a sus propios vástagos y pichones.

La clase media sigue feliz con sus ídolos mediáticos, mientras el pueblo llano desfila ante el cadáver del suyo, impuesto como redentor ficticio, tras 14 años de saturación de ideología y ahora religión de estado.

Cuando al fin sus vástagos de alcurnia son notorios a punta de palangre y logran imponerse para pretender constituirse en liderazgo de alternativa frente al chavismo, cometen el más GRAVE ERROR: La chancleta es socialmente mayoritaria y tienen sus intérpretes, también electorales, aunque “por ahora” sean solo tramposos delincuenciales y “dispuestos a todo”, como dice el ministro grumete que no haya como jalarle al ejército que lo detesta.

Siempre he dicho que no sabía si nuestros “lideres” eran cínicos o redomados ingenuos, o una mezcla o con mayoría de uno u otro sector, y por fin descubrí la clave: nunca entendieron de política y cuando actúan en ella, la inmensa mayoría, como los “revolucionarios” son solo cínicos utilitaristas y oportunistas de todo pelaje y por supuesto no puede faltar la masa de ingenuos sobre cuyas espaldas erigen sus atorrantes seguridades de triunfos imaginarios, pero no porque carezcan de los votos necesarios sino por dejárselos contar por el CNE de sayones del gobierno chavista. Porque los de “la chancleta” aprendieron con el poder de estos 14 años a amasar mayores fortunas y acumular mayor cantidad de mañas e infames propósitos de claque social dominante, que por supuesto intentará perpetuarse a como dé lugar, comenzando por fabricar una ideología de Estado.

Recuérdese que esto lo intentaron todos los regímenes totalitarios del mundo, solo que aquí nunca lograron imponerse como mayoría real sino estrictamente convencional, ni tampoco aquí pudieron edificar un nuevo Estado sobre las ruinas totales del anterior, como ocurrió en China, URSSS, Alemania Nazi, España franquista, Italia fascista, Cuba castrista, etc.

Salvo Cuba que está en lista de espera y China que ha sufrido una mutación social capitalista hasta los tuétanos, aunque aún rinda tributo al despotismo asiático de patente ideológica comunista de absoluta impostura, incluso los más acabadamente totalitarios y policiales de poder genocida, terminaron derrumbándose o derrumbados.

Y este estado venezolano teñido de rojo, que muchos improvisadamente califican de totalitario casi como ritual de nauseas de la elite desplazada, en realidad es un ensayo enclenque, una verdadera papaya dictatorial a la que todo el mundo le agarra el rabo lo que permite vislumbrar su pronto final.

Y todo por la sencilla razón que el legado de Betancourt de profundo sentido social democrático y libertario como el que más, terminará prevaleciendo en nuestra república que es de todos y no de los acólitos de una ideología de rapiña nacional, que además sirve de tramposa mascarada para convertirnos en serviles de la tiranía castrista cubana.

¿Podemos imaginar mayor estupidez que el legado para una nación llena de riquezas y potencialidades de su naturaleza y de su gente como Venezuela sea terminar convertida en una estancia de borregos de una isla ruinosa, miserable y antro carcelario de 10 millones de infelices, solo para mantener en el poder a unas decenas de miles de burócratas corruptos envanecidos y fanatizados en la imbécil concepción que ellos son nuestros redentores y también los salvadores del planeta?

 

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