Opinión Nacional

Socialismo con charretera y sable

Chávez ha proclamado que su revolución virtual, además de antiimperialista debe ser socialista. Ha clamado por un nuevo socialismo para el siglo XXI, el cual no ha definido ideológicamente dejando el espacio del contenido teórico a la «invención robinsoniana». Sin embargo, el proyecto del cual habla Chávez no tiene nada que ver con el socialismo científico de Marx y Engels; contrariamente a los lineamientos conceptuales del socialismo científico, el tte coronel promueve un supuesto socialismo militarista, autoritario, explotador, corporativista, manipulador del resentimiento social, incapaz de corregir el fuerte desequilibrio distributivo capital-trabajo, es decir, el socialismo de la charretera y del sable.

Su socialismo con cachucha, bota y pistola se basa en la visión corporativista de la sociedad y el culto a la figura de Bolívar. Sus débiles bases doctrinales se podrían resumir en: un rechazo al socialismo revolucionario, un desprecio por los derechos humanos, la exaltación de un Estado conculcado por una logia militar, la profundización de la explotación, el corporativismo laboral autoritario, un patrioterismo agresivo y victimista generador de pasiones movilizadoras, la entrega de nuestra economía al capital transnacional, y un culto a la personalidad exarcebado.

Es evidente que el socialismo-corporativista chavista no conduce a la enmancipación de los explotados, todo lo contario representa la versión mas salvaje de un capitalismo despótico, que profundiza la explotación del trabajador. Simboliza lo monárquico, lo fundamentalista-religioso (Dios, Bolívar y yo), lo autoritario, lo corrupto, y lo tropero. Es una reedición de los viejos ensayos bonapartistas de la America Latina representados por Juan Domingo Perón en Argentina, Velasco Alvarado en Peru, Juan Torres en Bolivia, Rodríguez Lara en Ecuador, etc. A pesar de que algunos de ellos se autocalificaron de «socialista» nunca fueron mas allá de tímidas reformas capitalistas y a la final terminaron siendo fieles aliados de la política imperial. Fueron regímenes basados en el aparato burocrático-militar del estado, que estimularon el resentimienro social, mas no la lucha de clases y que estuvieron supeditados a los intereses de un un líder supremo-incuestionable (rasgo mesiánico). Gobernaron ignorando la conflictividad de clases trasladando la diatriba política a un falso enfrentamiento imperialismo-nación. Fueron autocracias con ropaje revolucionario que representaron la continuidad de los proyectos hegemónicos del pasado (respeto a la propiedad privada sobre los medios de producción y la explotación del hombre por el hombre), pero con nuevos actores políticos que oxigenaron al proyecto de dominación.

Para los marxistas no existe la necesidad de crear un nuevo socialismo, ya existe uno, el socialismo científico de Marx y Engels, fundamamentado en el materialismo histórico y dialéctico, que interpreta la historia de la humanidad basada en la luchas de clases. Frente al fracaso neoliberal y de las falsas opciones (tercera vía, socialdemocracia, bonapartismo, socialismo corporativista, socialismo de mercado), los marxistas revidindicamos el socialismo que lucha por la emancipación del hombre mediante una distribución equitativa de la riquezas. Socialismo liberador que al utilizar al marxismo como método de interpretación histórica, permite la desaparición de la división social del trabajo entre aquellos que producen y aquellos que administran y acumulan riquezas; es decir establecer un nuevo modo de producción que permita corregir el desequelibrio distributivo. Socialismo que no tiene nada en común con las experiencias históricas aberrantes vividas en los estado autoritarios referidos como «socialismo real» que distorsionaron del pensamiento marxista, o con los proyectos bonapartistas como el de Chávez y su revolución virtual, que en definitva no son más que apologetas encubiertos del capitalismo-neoliberal, generadora de ganacias tentadoras y grotesca al gran capital y de hambre, miseria y depauperización a los trabajadores, y excluidos sociales. Es obvio que quienes vinculan estos ensayos militaristas al proyecto enmancipador de carácter socialista, reflejan una visión ahistórica y mecanicista .

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