Opinión Nacional

Socialismo trasnochado

En 1977 cuando andaba en galope revolucionario por las calles de Barcelona, estado Anzoátegui, me tropecé con un extraño socialista. Si, se llamaba Francisco Arriojas, apodado “pancho pistola”. Era un chamo casi de la misma edad y ya hablaba de revolución, pues al parecer su padre era comunista y había estado en Rusia en los tiempos de la Unión Soviética.

“Pancho pistola” era un empedernido buscador de pleitos y a cada rato amenazaba con caerle a puño limpio a cuanto carajito se encontraba. Se hizo famoso en el Liceo “Juan Baustista Bideaux”, allá en Oriente donde estudiamos el bachillerato. Un día, por allá cerca de la Casa Fuerte, monumento histórico nacional, quiso hacer boxeo conmigo y como el mas valiente me le enfrenté. Apenas a los primeros golpes se rindió, y con una frase cobardona argumento: “Dejemos esto hasta aquí porque yo no peleo de día sino de noche”.

Esa acción de lucha postergada y desinflada es un monumento a la cobardía. Es como ponerse a pensar que Goliat también era un socialista trasnochado y hablador de pistoladas. Al final, hay gigantes de pie de barro que supuestamente sobresalen por encima de las ideas pero que terminan hundiéndose en el fango de su propia arrogancia.

En el campo de las letras y del análisis sobresalen nombres de personajes con cara de socialistas trasnochados. Por ejemplo, pudiéramos referirnos a algunos escritores de pluma fina que derramaron ríos de tinta en contra del sistema político anterior, pero que luego terminaron abrazando la urna del puntofijismo. En tiempos de luna llena como abundan los miquilena, los puchi, los Rojas Suárez, los Peña y tantos otros, que se fueron marchando con los sepultureros de la democracia. Que siga la marcha fúnebre hasta su última morada.

Que se fortalezca como un roble el verdadero socialismo, cuyas raíces están clavadas el suelo fértil de la democracia revolucionaria venezolana y que ya comienza a extenderse hacia otras praderas de la América Latina. Hay que dejar atrás ese socialismo trasnochado que tuvieron Jorge Olavaria y que tienen Carlos Blanco y otros más. Hablaron y escribieron extensos libros sobre la nueva república y luego renegaron de sus ideales. Nació la democracia revolucionaria y ellos al igual que lo hizo “pancho pistola”, postergaron su ideas para la noche y se la entregaron a la oscuridad, como en efecto lo hicieron una madrugada de abril del 2002.

Leyendo el libro “Un socialismo para el Siglo Veintiuno” de Domingo Alberto Rángel, pareciera uno tropezarse con ese extraño ente socialista. Nadie duda de la capacidad analítica de Domingo Alberto y yo nunca la he puesto en duda. Lo sigo desde la universidad con el libro Crisis de la Economía Mundial, y desde entonces no he dejado de leerlo. No obstante esta vez no logro asimilar su planteamiento, pues le dispara a todo y al final termina en un laberinto. Lamentable Domingo Alberto, que vayas a terminar en esa hamaca pensando como “pancho pistola”. La república bolivariana y revolucionaria ya está aquí y anda al galope por nuestros pueblos latinoamericanos.

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