Opinión Nacional

¿Socialista por convicción o encubierto resentimiento social?

¿Será revolucionario quién de un día para otro tiene acceso a dinero y lo usa para imitar el modo de vida del “Oligarca capitalista”?..¿Ser socialista moderno o democrático significa clamar por violaciones de los derechos del pueblo siendo que su presencia en los barrios es prácticamente nula?….

Cuando hablamos de socialismos en todas las acepciones, desde el socialismo “Light” o “moderno” que conforma la mayoría de la oposición en Venezuela, hasta el socialismo bolivariano que promueve el gobierno, tenemos que los valores de la solidaridad, el amor, la igualdad, el bienestar para todos, etc reiteradamente las escuchamos dentro de sus simpatizantes a militantes más comprometidos…

Y bajo esta reflexión también tenemos hermosas evocaciones al amor hacia el pueblo, como también amor al prójimo; bajo esta circunstancias cualquier mortal no podría criticar estos valores que promueven, ya que hasta el más insensible ser humano debe reconocer que el progreso espiritual del ser humano, es una virtud que nos beneficia a todos como sociedad, y en este entendido es comprensible que muchos opten por el socialismo como vehículo para la igualdad social y el progreso material de los más desposeídos.

Sin embargo, no son pocos los casos en que se usa el socialismo como vehículo de ascenso social, y este hecho ha sido denunciado hasta por el mismo Presidente Hugo Chávez, quién ha expresado su molestia cuando algunos funcionarios públicos de un día para otro, tienen unas grandes “camionetotas”, y que esa situación no se condice de un buen revolucionario.

En efecto, tenemos que agregar que no sería un pecado que alguien tenga posesiones de valor, pero en los casos de dirigentes o funcionarios públicos, que de la noche a la mañana toman el mismo nivel de vida de quienes ellos mismos critican, no puede ser explicado, sino como el caso de alguien que nunca tuvo bienes materiales ni prestigio social y que al tener esos bienes y status, reniega de su pasado y hasta se vuelve un fuerte promotor de los mismos valores capitalistas que de los labios hacia fuera recrimina a empresarios y profesionales, que siempre han tenido un buen pasar; por ejemplo, tenemos casos de muchos funcionarios públicos que al escucharlos la gente pensaría que son más revolucionarios que Fidel Castro Hugo Chávez y Marx juntos, pero a la hora de la verdad, en la parte humana son más déspotas que el más “oligarca neoliberal”, y que en la parte monetaria son más consumistas que David Beckham y su señora Victoria ….y paralelamente también tenemos el caso de muchos miembros de la oposición, cuyo comportamiento sectario dentro de sus mismas fuerzas ha provocado una dispersión , siendo que gran parte son socialistas “modernos” que al parecer, a la hora de la verdad no promueven la igualdad, o la solidaridad, que a los cuatro vientos clamaban ante el país, como también la repetitiva llamada al pueblo siendo que el trabajo de base en los barrios prácticamente ha sido nulo ¿A qué se debe ese fenómeno?, ¿Habrán socialistas que lo son porque están realmente convencidos de los valores de la igualdad y la justicia social, quienes son diferentes a otros socialistas que lo son solamente de palabra, porque en términos concretos quieren tener un estilo de vida capitalista, debido a que en su niñez no tuvieron oportunidades ni acceso a bienes materiales? …Obviamente tenemos muchos ejemplos de verdaderos revolucionarios socialistas, pero también tenemos de muchos que usufructúan conciente o inconcientemente del socialismo y que esconden, muchas veces sin pudor, un claro resentimiento hacia las clases más pudientes económica y socialmente, porque de lo contrario no se explicaría por qué si tienen algo de recursos, imitan inmediatamente la vida de sus sujetos de crítica: desde vestimentas, carros, hasta el colegio de sus hijos.

Desde luego, es difícil encontrar el Venezuela algunas aproximaciones más profundas respecto a este tema, que tiene tintes tanto ideológicos como de orden psicológico y hasta psiquiátrico, sin embargo, existen intelectuales como el economista liberal Ludwing Von Mises quién en su libro “Liberalismo” publicado en 1927, hablaba del Complejo de Fourier que según su explicación es un profundo resentimiento social que tienen los socialistas que atacan a la sociedad capitalista , siendo que en el fondo ellos mismos no surgirían en cualquier tipo de sistema que se le presente; quizás muchos encontrarían exageradas las palabras que usa Von Mises, pero no es menos cierto que siempre es interesantes auscultar la relación entre las ideologías y el comportamiento humano, ya que existen comportamientos que humanos que muchas veces cruzan ideologías y doctrinas, ya que nadie puede negar que en la fauna humana podemos encontrar “oligarcas” que tienen valores “socialistas”, o “Socialistas” que tienen comportamientos “capitalistas”, ¿Será que el avance de la ciencia en el campo de la neurología explicarán comportamientos que las ideologías siempre nos tratan de imponer? , ¿Será que en el mismo cerebro tenemos las claves del comportamiento egoísta y solidario?, ¿ Que pasaría si en estos momentos los centros de investigación del primer mundo ya están comenzando a tener respuestas que más bien estarían en la corteza cerebral y no en los libros de Marx, o de Von Hayek?…por ahora revisemos un extracto de la versión del economista Von Mises explayándose del complejo de Fourier en el lejano 1927 “No vale la pena hablar demasiado del resentimiento y de la envidia. Gran número de los enemigos del capitalismo sabe perfectamente que su situación personal se perjudicaría bajo cualquier otro orden económico. Sin embargo, propugnan la reforma, es decir, el socialismo, con pleno conocimiento de lo anterior, por suponer que los ricos, a quienes envidian, también van a padecer. ¡Cuántas veces oímos decir que la penuria socialista resultará fácilmente soportable porque, bajo ese sistema, nadie va a disfrutar de mayor bienestar! Cabe, desde luego, combatir el resentimiento con argumentos lógicos. Puede hacérsele ver al resentido que a él lo que le interesa es mejorar su propia situación, independientemente de que los otros prosperen más. El complejo de Fourier, en cambio, resulta más difícil de combatir. Estamos, ahora, ante una grave enfermedad nerviosa, una auténtica neurosis, cuyo tratamiento compete más al psiquiatra que al legislador. Constituye, sin embargo, una circunstancia que debe ser tenida en cuenta al enfrentarse con los problemas de nuestra actual sociedad. La ciencia médica, por desgracia, se ha ocupado muy poco del complejo de Fourier. Se trata de un tema que casi pasó inadvertido a Freud. En esta vida, es muy difícil alcanzar todo lo que se ambiciona. No lo consigue ni uno en un millón. Los grandiosos proyectos juveniles, aunque la suerte los acompañe, cristalizan muy por debajo de lo previsto. Mil obstáculos destrozan planes y ambiciones y la capacidad personal resulta insuficiente para conseguir aquellas altas cumbres que uno pensó escalar fácilmente. Ese fracaso de las más queridas esperanzas es el drama diario del hombre. Es la percepción de la propia incapacidad para conseguir metas ardientemente ambicionadas. Nos sucede a todos. Ante esa realidad, se puede reaccionar de dos formas. Goethe, con su sabiduría práctica, nos ofrece una solución: ¿Crees tú, acaso, que deba odiar la vida y refugiarme en el desierto simplemente porque no fructificaron todos mis infantiles sueños?, dice su Prometeo. Y Fausto en «la mayor ocasión», «como sabio resumen», advierte que: No merece disfrutar ni de la libertad ni de la vida quien no sepa reconquistarlas todos los días”.

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