Opinión Nacional

¡Sonrían y saluden!

Cada vez que pienso que dentro de menos de tres meses voy atener que votar de nuevo, lo confieso, me deprimo. Por n-ésima vez desde 1998 voy a tener que votar por algún sujeto que no me convence, pero que tiene más opciones que el resto para derrotar a los candidatos oficialistas. Eso es lo que más odio de Chávez, que gracias a él he regalado mi voto una y otra vez en cada elección presidencial, de alcaldes y gobernadores, de legisladores nacionales, regionales y municipales, a personas que no tienen nada que ver conmigo. La única vez que he votado con el corazón fue el 15 de agosto del 2004, cuando por fin pude decir con mi voto lo que quiero, sin decir lo que no que quiero para que se entienda lo primero.

Los partidos de oposición, con todos sus candidatos y sus diputados y sus alcaldes y lo que sea, parecen estar convencidos que la gente está felices con ellos, que el pueblo les dio el voto porque creen en ellos y están convencidos que tienen una propuesta y que la gente comparte esa propuesta… ¿en qué jodido mundo vive esta gente? ¿acaso no pueden darse cuenta de una vez que quienes votamos por ellos lo hacemos porque son la opción menos mala? Por el amor de Dios, terminen de entender que ustedes apestan, y si reciben un voto es porque ese elector los prefiere a Chávez, pero no porque ustedes sean lo mejor.

Hasta ahora no he escuchado una propuesta, una sola idea original, una palabra propia, un candidato al que me provoque darle mi voto. ¡Todos son tan deprimentemente iguales! Parece que hubiese un jefe de oposición que -cual pingüinito de la película Madagascar- le dijera a los demás «tú sólo tienes que ser gordito y bonito», así se comportan los partidos de oposición en Venezuela, reaccionan sin pensar, según actúe Chávez ellos dicen lo contrario, hablan demasiado y no dicen nada, se limitan a ser oposición, pero señores, eso no basta.

Yo quiero que, al menos por decencia, los aspirantes a diputados para las elecciones de diciembre presenten una idea que me haga sentir que vale la pena darles mi voto, que se comporten como merecedores de mi voto, que dejen de asumir esa estúpida actitud de confianza en que todos los que están en contra de este gobierno van a ir como idiotas a regalarles un cargo en la Asamblea Nacional para que puedan seguir dándose vida de ricos y famosos. Necesitamos una oposición, por supuesto que la necesitamos, pero no es suficiente con tener el cartelito de opositor en la frente, necesitamos que tengan algo en la cabeza, piensen algo más allá de decir lo contrario a lo que dice Chávez.

Por desgracia debo debatirme entre no votar o votar por unos candidatos a quienes no les tengo el más mínimo aprecio, ni siquiera respeto, pero aunque me deprima voy a tener que ir a votar, para que el oficialismo no se termine de quedar con lo poco que queda de la Asamblea Nacional. Pero espero que en estos meses que quedan los aspirantes a diputados dejen de jugar a pingüinitos y hagan algo más que sonreír y saludar.

Pónganse serios señores, porque al final de la partida lo único que le voy a agradecer a Chávez es que con la constitución actual se puede solicitar un referendo revocatorio y, cuando la situación cambie, a ustedes sí les podremos patear el trasero para que abandonen los cargos que no se merecen, al fin y al cabo por eso votamos por ustedes. De manera que si esperamos a que la balanza del poder cambie en algún momento, será mejor que comiencen a ganarse los votos con propuestas serias y no por ser solamente representantes de la oposición, así que ya dejen de ser gorditos y bonitos, si quieren ser políticos gánense los votos con ideas.

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