Opinión Nacional

Soy un glopista?

Yo pienso que Venezuela merece tener un Presidente capaz de tolerar las críticas, y que entienda que el disenso y la pluralidad de opiniones son una regla de oro de la democracia. Que esté consciente que todos y cada uno de los venezolanos merecen su respeto y consideración, aun siendo sus más feroces críticos. Un Presidente que no se conforme con hacerse llamar bolivariano, si no que respete y aplique las normas y preceptos derivadas del pensamiento de nuestro Libertador, en especial las referidas a la alternabilidad en el ejercicio del poder y al no continuismo de la detentación del mismo en una sola persona. Que promueva la tesis bolivariana de la no deliberancia de los militares y de la supremacía del derecho a expresarse libremente, y tantos otros puntos de vista de Simón Bolívar que son burlados y pisoteados precisamente por quien afirma ser su heredero natural.

Yo quiero que Venezuela tenga un Presidente que respete la opinión de todos y cada uno de los venezolanos, sin insultarlos, vejarlos, denostarlos y llenarlos de imprecaciones, dicterios e improperios cuando esa opinión es discordante con la de quien se asume como la representación viviente de la perfección, de la infalibilidad, de la grandeza, de lo máximo, una deidad que debe ser adorada sin discusión y cuya imagen debe ocupar lugar preeminente en nuestras casas, avenidas, carreteras, edificios y sobre todo en los medios de comunicación. Yo deseo que Venezuela tenga un Presidente que sea capaz de argumentar, de convencer, que posea ideas claras, progresistas y de avanzada y no que sea un repetidor de viejas y anticuadas consignas pertenecientes a un pasado lamentable de nuestra historia. Que sea capaz de responderle a los cuestionamientos que se le hacen con elocuencia, con comprensión y no sólo con descalificaciones e insultos a quien las formule, dejando de lado el compromiso de responder claramente y de contra argumentar, imitando de éste modo, lo peor del mil y una veces derrotado totalitarismo marxista-leninista del imperialismo soviético y sus satélites y tontos útiles. Yo deseo que Venezuela tenga un Presidente que no haga uso abusivo de las cadenas de radio y televisión para acogotarnos con sus fastidiosísimas peroratas interminables, donde habla muchísimo para no decir nada. Deseo que Venezuela tenga un Presidente que antes de regalar inconsultamente a extranjeros el patrimonio de todos los venezolanos se dedicara a resolver los problemas que asfixian a nuestro país. Que se dedique a garantizarnos la seguridad de nuestras vidas y a combatir a la delincuencia, en especial en nuestros barrios y sectores populares, de donde salen la gran mayoría de las víctimas. Deseo que tengamos un Presidente que, antes que destruir nuestro aparato productivo privado para favorecer la economía de puertos y por ende a empresarios extranjeros, se dedique a fortalecer nuestras industrias, empresas y productores agropecuarios, para producir, no sólo empleos estables y bien remunerados, si no también para consolidar nuestra posición económica ante instancias como el MERCOSUR, La Comunidad Andina, la OMC, y otras instituciones regionales y mundiales de comercio e integración, no limitándonos sólo a poner dinero y petróleo si no también otros renglones en los que Venezuela, con políticas adecuadas, pueda competir hidalgamente sin someternos a la muy débil posición de importadores de todo.

Yo deseo que Venezuela tenga un Presidente que haga prevalecer a los profesionales venezolanos antes que a los cubanos o de cualquier otra nacionalidad. Que les dé oportunidades a todos quienes, con grandioso esfuerzo formó nuestro país y que hoy deben emigrar a otras naciones que sí les den el reconocimiento que merecen. Un Presidente que no se empeñe en caminar contra la historia, a contracorriente de la razón, intentando imponernos obligadamente una ideología fracasada rotundamente en todo el mundo como lo es el socialismo autoritario y opresor, responsable de decenas de millones de muertes, del dolor, la humillación y la frustración en todos los países donde posó su bota inclemente. Deseo un Presidente que no fomente el odio, la división, la lucha de clases, la confrontación y la beligerancia social. Que antes que gastar mil millonarias sumas en armamentos inútiles, los invirtiera debidamente en el desarrollo y prosperidad de los venezolanos, que antes que despreciar el talento y las opiniones y acciones de nuestros jóvenes estudiantes se sentara con ellos y escuche respetuosamente sus planteamientos. Pero me pregunto si por pensar y desear éstas y tantas otras cosas ¿soy un golpista?

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