Spielberg busca otro Oscar
Creo que más de uno se confundió con lo que ocurrido el pasado domingo en la hermosa ciudad de Santiago de los Caballeros de Mérida, durante una misa oficiada por su excelencia Monseñor Baltasar Porras, en el escenario de la catedral de esa
capital andina. Y es casi un deber sacrosanto de esta periodista ofrecer la verdad,
sólo la verdad, y nada más que la verdad de lo acontecido frente a las nieves
perpetuas del Pico Bolívar.
Resulta que, como todo el mundo sabe, la industria cinematográfica siempre anda
a la caza de nuevas historias con las que alimentar las mentes de los guionistas
del cine de suspenso, acción y aventura. Alguien entonces dio el pitazo en Hollywood que aquí, por estas nuestras apasionadas y coloridas tierras, pasa tanto drama y tan variado, que bien podría nutrirse con magníficas ideas las plumas de
quienes se encuentran trabajando en la próxima ‘magna opus’ de Steven Spielberg,
y con la cual el afamado cineasta desea repetir sus éxitos, y hacerse acreedor
a nuevos galardones Golden Globe, León de Berlín y Oscar, y hasta a la renovada
versión del Premio Guaicaipuro, que me cuentan está a puntico de melcocha.
Hace unos años, recordarán algunos, el amigo Spielberg envió cámaras para filmar
las hendiduras de la meseta de Sarisariñama, esa maravilla de la naturaleza
que pocos seres humanos han visitado, y que gustamos de decir tiene el sello
de «Hecho en Venezuela». Algún tiempo después, el mundo entero pudo admirar
«Aracnofobia», película del género de suspenso y ficción, cuya historia comenzaba
en esos parajes prehistóricos próximos al Churún Merú (cercana a la casa natal
de Bonita), y tejía su trama posterior en un pequeño villorrio de Estados Unidos,
curiosamente llamado Canaima. Ahora, el genio del séptimo arte, procede a hacer
lo mismo, y manda su gente a hacer las tomas de su nueva película.
Así, amigos lectores, pueden ustedes respirar tranquilos, que esos hombres que
filmaban ayer durante la homilía a nuestro Monseñor Porras no eran esbirros
enviados por el super capitán de la Disip, sino gringos catiritos de ojos azulitos
que sólo hablan inglés, y cuyos carnets marcaban DISIP, pues esas son las siglas
que identifican a la «División para la Investigación de Sitios Ignotos y Paradisíacos»
de la empresa ‘Dreamworks Productions, Inc.’. De ninguna manera fueron hombres
de la ley vigilando la voz eclesiástica. ¡Líbrenos Dios de semejante sojuzgar
de la libertad de expresión, presérvenos la Santísima Virgen de la Inmaculada
Concepción, patrona de Mérida, de tan sacrílego acontecimiento! Que este régimen
sería incapaz de tal atropello a nuestra tan institucionalizada tradición dominical
de la Santa Misa, tan necesaria en estos tiempos de angustia y zozobra que vivimos.
Que ya suficiente tristeza y desazón nos produjo a todos la no aparición de
la voz de Esteban de Jesús en la radio, sin aviso previo ni derecho a pataleo,
pues apuesto fuertes a morisquetas a que yo no fui la única que se quedó con
los crespos hechos y suspirando lánguidamente, esperando la voz sabia que semana tras semana guía con sus consejos nuestro transitar por esta vida de tribulaciones.
No, amigos lectores, nada hay que temer, y sí mucho que esperar, que en poco
tiempo asistiremos al estreno del próximo éxito de taquilla del cine mundial,
con la marca inconfundible de Steven Spielberg. Me dicen mis informantes de Hollywood que los camarógrafos seguirán visitando todo el país, y haciendo tomas, y que la firma productora se encuentra enfrascada en el complicado proceso de negociación de los contratos de los protagonistas, entre los cuales, claro está, destaca la sensual Bonita. Además, se evalúan varios títulos para esta cinta, entre ellos,uno particularmente sugestivo: «Tragedia en la Pequeña Venecia».
