Opinión Nacional

Su Eminencia el Cardenal Castillo Lara: Príncipe de la libertad

Antes de analizar la extraordinaria y excelente persona del Cardenal Castillo Lara, veamos antes lo que es un Cardenal y luego entremos a leer una breve biografía del valiente y digno sacerdote; además de jovial, simpático, inteligente y un perseverante luchador que lo convirtió en paladín e icono de la libertad.

La dignidad cardenalicia fue creada por primera vez durante el pontificado de Silvestre I (314-335) y se las otorgó originalmente a los párrocos de las iglesias de Roma, ya que tenían el privilegio de elegir a su Obispo y por consiguiente al Papa: no olvidemos que el Papa, además de Papa es el Obispo de Roma.

Por otra parte la palabra “Cardenal” viene de “Cardinis” que significa bisagra, ya que eran considerados las bisagras de la Iglesia. En consecuencia no se trata del pájaro rojo que inspira a los Cardenales de San Luis o los Cardenales de Lara como mucha gente cree.

Ahora bien los cardenales son conocidos también con el nombre de «purpurados», en referencia al color rojo púrpura de la birreta que reciben del Papa en el consistorio. Birreta del color de la sangre, como dice el mismo rito de esa ceremonia, para significar que deben estar dispuestos a portarse con fortaleza, “hasta el punto de derramar tu sangre” por el incremento de la fe cristiana en el mundo, por la paz y la tranquilidad del Pueblo de Dios, y por la libertad y la difusión de la Santa Iglesia Romana.

Es de recordar también que el color rojo de nuestra bandera nos recuerda la sangre que derramaron nuestros verdaderos libertadores por nuestra Independencia, y no la de los falsos profetas que nos quieren imponer, como por ejemplo el Che Guevara, que a pesar que lo mataron no por eso dejó de ser un criminal, un terrorista y un asesino.

El Papa le asigna a cada Cardenal una iglesia de Roma («Título» o «Diaconía») como signo de su participación en el cuidado pastoral del Papa por la Ciudad de Roma; en consecuencia al Cardenal Lebrum el Papa Juan Pablo II le asignó la diaconía de la Iglesia de San Pancracio, al Cardenal Castillo Lara el Papa Juan Pablo II le asignó la Iglesia de de Nuestra Señora de Coromoto, al Cardenal Jorge Urosa el Papa Benedicto XVI le asignó la iglesia de Santa María de los Montes, etc.

Por otra parte, no siempre la dignidad de Cardenal vino concatenada con el sacramento del Orden Sacerdotal. Es de notar que cuando el Papa inviste a un hombre de Cardenal no lo “ordena”, no le transfiere el Sacramento del Orden sino que le otorga una dignidad eclesiástica, lo hace Príncipe de la Iglesia; pero no lo “ordena” como Cardenal.

Una vez que un hombre es ordenado de Obispo que es el máximo grado del Sacramento del Orden no es ordenado mas nunca de mas nada. Al Papa lo entronizan como sucesor de San Pedro y Pontífice Máximo y Universal, pero no lo ordenan de Papa.

Visto lo antes dicho, constatemos el hecho que en un momento dado hubo cardenales que no fueron ni obispos ni sacerdotes; es el Código de Derecho Canónico de 1917 que decretó que todos los cardenales debían ser sacerdotes. Este Código lo promulgó el papa Benedicto XV, Papa al que le tocó la Primera Guerra Mundial pero que contribuyó mucho para llegar a la paz; el actual Papa se llama también Benedicto en su honor.

Por otra parte en 1962, el Papa Juan XXIII ordenó que todos sean obispos. De acuerdo al Código de Derecho Canónico de 1983 para ser promovidos a Cardenales el Papa elige libremente entre aquellos hombres que hayan recibido al menos el presbiterado (sacerdocio) y que destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos; pero los que aún no son Obispos deben recibir la consagración episcopal; al menos que reciban una dispensa del Papa para no ser ordenados como obispos.

Analizado lo que es un cardenal, vamos ahora con el análisis de la extraordinaria persona y excelsa obra del Cardenal Castillo Lara. Rosalio José Castillo Lara nació en Aragua el 4 de septiembre de 1922. Fue investido como Cardenal por Juan Pablo II el 25 de mayo de 1985. Es el único cardenal venezolano que no ha sido arzobispo de Caracas pero entre otras muchos cargos fue Presidente de la Pontificia Comisión para la interpretación auténtica del Código de Derecho Canónico, Gobernador del Estado del Vaticano (tercero en la Curia Romana: el Papa, el Cardenal Secretario de Estado y el Gobernador), Presidente del Banco del Vaticano y tuvo mucho que ver con el Catecismo Universal que promulgara Juan Pablo II

Es de notar que el manejo de las finanzas Vaticanas lo ocupó el Cardenal Castillo Lara en un momento sumamente difícil y sumamente delicado para la Iglesia, ya que el bien amando y de feliz memoria Santo Padre Juan Pablo II nombró a Castillo Lara como Presidente del Banco del Vaticano cuando se dio la salida del Arzobispo Marcinkus apodado “el banquero de Dios”.

Para que veamos la magnitud, trascendencia e importancia de dicho nombramiento leamos una breve biografía del Arzobispo Marcinkus:

«Paul Casimir Marcinkus (Cicero, Illinois, 15 de enero de 1922 – Sun City, Arizona, 20 de febrero de 2006) fue un arzobispo estadounidense conocido por su polémica presidencia del Banco del Vaticano.

Marcinkus fue presidente del Banco del Vaticano desde 1971 hasta 1989, manteniendo el control del dinero de los fondos católicos, lo que lo convirtió en uno de los hombres más poderosos en la Iglesia. Su misión principal era sanear las maltrechas finanzas de la Iglesia, que tras el Concilio Vaticano II se encontraban en números rojos. A ello se dedicó, aplicando a la tarea unos criterios para las finanzas que los críticos consideraron moralmente discutibles.

Su gran habilidad para el manejo financiero, le hicieron ganarse la admiración y el respeto de muchos representantes del poder económico. Diversificó, por ejemplo, las inversiones internacionales de la Iglesia, colocando dinero en Estados Unidos, Canadá, Suiza, e incluso en la República Federal Alemana.

Cuando el Papa Pablo VI le acababa de nombrar organizador de sus viajes, y secretario del Pontificio Consejo de la Ciudad del Vaticano, el Banco de Italia y la magistratura de Roma empezaron a observar con sospecha sus manejos financieros.

Su reputación fue dañada severamente por las acusaciones de Michael Sindona, que le vinculaba al colapso en 1982 del Banco Ambrosiano. Fue Sindona, que era presidente de la Banca Privada y considerado próximo a los ambientes de la mafia, el que puso a las autoridades sobre su pista, al quebrar su entidad y acusar al arzobispo Marcinkus y a Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano y miembro de la logia masónica P2, de haberse involucrado con él en diversas operaciones consideradas de alto riesgo que precipitaron la quiebra en 1982 del Banco Ambrosiano, el mayor fraude de las instituciones financieras privadas en Italia.

A mediados de la década de 1980, las autoridades italianas trataron de arrestar a Marcinkus por su conexión con varios crímenes financieros, pero el Vaticano reclamó inmunidad diplomática para el Marcinkus negó cualquier acción incorrecta y fue autorizado para regresar a Estados Unidos y a la diócesis de Phoenix, en Arizona». (Wikipedia, la enciclopedia libre)

Era tanta la cercanía del Cardenal Castillo Lara con el bien amando y de feliz memoria Juan Pablo II que por ejemplo a raíz de su muerte un periodista de Globovisión le preguntó que cual era la faceta mas importante de dicho Papa, y el cardenal le contestó que esa era una pregunta muy difícil de contestar, pero que a modo personal quería decir que era su cercanía con Dios y en consecuencia repitió una anécdota que había expresado en la oración fúnebre en la misa de exequias en la Iglesia San Juan Bosco.

A Juan Pablo II le solían llevar por escrito peticiones para las misas que a diario decía en su capilla privada en El Vaticano, y es el caso que mismo Papa se preocupaba que dichas peticiones fueran leídas en la Misa y no fueran olvidadas; pues bien era el caso que obviamente entre las peticiones estaban las de las correspondientes curaciones de enfermos graves, y según contara el Cardenal Castillo Lara, varios de esos enfermos graves milagrosamente se curaron.

Además, el Cardenal contó un caso que el mismo presenció y que era el de una señora tenía un tumor en el cerebro, y es el caso que Juan Pablo le impuso las manos sobre el cerebro y le dio la bendición, y al mes el cardenal tuvo la noticia que la señora se había curado. Bien expresó el Cardenal en dichas exequias: “estoy seguro de que muy pronto se beatificará a Juan Pablo II”.

Recordemos también que cuando en 1989 el ex presidente Ruso y premio Nóbel de la paz Mijail Gorbachov fue a visitar al Papa Juan Pablo II en el Vaticano, es el caso que el Cardenal Castillo Lara lo recibió junto al Santo Padre. De dicha entrevista el Cardenal reportó algo muy trascendente: Gorbachov les comentó que en la Unión Soviética (URSS) habían tratado durante 70 años que en la URSS se olvidaran de Dios, y que habían fracasado en eso, no pudieron hacerlo.

Por otra parte, el Cardenal Castillo Lara era un hombre de Dios, él le llegó a decir a un gran amigo suyo: “yo nunca he hecho lo que he querido, siempre he tenido hacer lo que Dios ha querido”.Se le aplicaría muy bien lo que dijera Jesucristo: “Padre, que se haga tu voluntad y no la mía” (Mc.14, 36)

Al igual que de Juan Pablo II, del Cardenal Castillo Lara también se pudiera decir que “de veras, me doy cuenta de que Dios no hace Distinción de personas…Me refiero a Jesús de Nazaret, y cómo Dios le Ungió con el Espíritu Santo y con poder. Pasó haciendo el bien… porque Dios estaba con él” (Hechos de Los Apóstoles, 10, 34,38).

Esto se ve por ejemplo en lo que cuenta el Arzobispo de Mérida Baltasar Porras que el Cardenal Castillo Lara tenía una buena de piezas de colección muy valiosas y que no las tendría nadie en Venezuela, por lo tanto coincidiendo ambos en Roma, Monseñor Porras se había ofrecido a ayudarlo en la creación de un futuro museo, el cardenal quedó en pensarlo. A la vuelta de ambos a Venezuela, Monseñor Porras le volvió a preguntar por el Museo, el Cardenal se echó a reír y le dijo que había vendido las piezas y con dicho importe había construido el Oratorio en Honor a la Virgen María Auxiliadora que está en Güiripa, Estado Aragua su ciudad natal, donde le rogó al Papa Juan Pablo II que lo dejara retornar luego de su retiro, en vez de un dulce y justo retiro en Roma, la llamada Ciudad Eterna donde pudo haber pasado sus últimos años. ¡Que verdadero ejemplo de humildad!

A pesar de los altísimos cargos eclesiásticos que tuvo al Cardenal Castillo Lara le tocó sufrir mucho y cargar con su Cruz: “si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo y cargue con su cruz y me siga…” (Lucas 9,22-25). Veamos el siguiente ejemplo que nos ilustra este punto: no olvidemos que el novelero fiscal Julián Isaías Rodríguez ya trató falsamente inculpar al cardenal Castillo Lara en «la autoría intelectual» del horrendo crimen de Danilo Anderson a través del supuesto testigo “testigo estrella” Giovanni José Vásquez De Armas.

«En el «acta de entrevista» que el Ministerio Público presentó ante el Tribunal 20 de Juicio, como prueba «complementaria»… del homicidio del fiscal Danilo Anderson, Giovanni José Vásquez De Armas aseguró que en la reunión que se habría llevado a cabo en Panamá para planificar el crimen estuvo presente «un señor anciano de aproximadamente 70 años, quizás de apellido Lara, a quien le colgaba en el pecho un crucifijo y estaba acompañado de una señora más joven que él, como de 50 años, de tez blanca, alta, muy elegante, cabello arreglado castaño oscuro, quien también tenía una gargantilla colgada al cuello con una lágrima de oro o por lo menos dorada» (EDGAR LÓPEZ, EL UNIVERSAL, sábado 12-11-05, negrillas nuestras).

No olvidemos tampoco que el fiscal declaró que él había “palpado, tocado, mirado a los ojos del testigo estrella” Vásquez De Armas y que había salido convencido en un 80% que su “testigo estrella” decía la verdad.

Ante tal felonía el Cardenal Castillo Lara se vio obligado a responder:

«Cuando me lo dijeron me eché a reír, es tan grotesco, tan absurdo, es algo totalmente increíble que me eche a reír y pensé hoy: ese señor testigo que el DAS debe tener suficientemente identificado y dice que es delincuente, si no es psiquiatra ciertamente parece salido de un manicomio sin haberse curado».

Al cardenal Castillo Lara lo iban a meter preso ya que el fiscal lo tenía en “el autobús” de supuestos “autores intelectuales”, pero Chávez será de todo menos bruto, y al darse cuenta que si hubieran llevado preso al cardenal Castillo Lara, aquel exabrupto y aquella barbaridad le podría hacer hecho un gran daño político tanto nacional como internacional y le iba a traer conflictos hasta con el mismo Papa y El Vaticano, en consecuencia le ordenó al fiscal que bajara al cardenal Castillo Lara del «autobús», como en efecto tuvo que bajarlo.

Además le tocó sufrir los insultos de Chávez y sus adminículos. Chávez por ejemplo varias veces lo calificó de «bandido, golpista, inmoral y pantomima, alcahueta, fariseo hipócrita, jerarca que se dice representante de Dios, tiene el diablo por dentro, el diablo no respeta ni sotana. El Papa debería saber esto. El embajador del Vaticano debería saber esto. Después quiere el Vaticano que tengamos buenas relaciones con ellos… me causa asco y tristeza. «Pobrecito, me da tristeza, asco…».

Sin embargo hay que notar que los insultos de Chávez contra el Cardenal Castillo Lara le hicieron mucho daño: en encuestas que se hicieron a raíz de semejantes desplantes Chávez en una oportunidad bajó de un sopetón 14 puntos en las encuestas que se hicieron.

A Pesar de semejantes ataques atroces y fruto de un bárbaro, el Cardenal Castillo Lara se tomaba aquello con un gran sentido del humor para sobrellevar todo aquello: una vez Napoleón Bravo lo invitó a su programa matutino en Venevisión; entre las muchas preguntas Napoleón hace es esta:

-“Ayer, luego de toda la andanada de insultos que le diera el Presidente Chávez en el Aló Presidente, sin embargo y sorpresivamente al final le pidió la Bendición, ¿se la va a dar Eminencia”?

-No

¿Y por qué?

“Porque el Presidente ayer me dijo que yo tenía un diablo dentro de la sotana, entonces si yo tengo un diablo, no le puedo dar la bendición.”

Ante tales ultrajes recordemos los Santos Evangelios:

«Si el mundo os odia, sabed que antes que a vosotros me ha odiado a mí .No sería lo mismo si ustedes fueran del mundo pues el mundo ama lo que es suyo. Pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de en medio del mundo, y por eso el mundo os odia… «(Juan, 15,18-19).

«Bienaventurados seréis cuando los hombres os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el Reino de los Cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros» (Mateo 5, 11-12).

Estamos seguros que con su muerte el Cardenal Castillo Lara ya llegó a la Casa del Padre, recibido por la Santísima Virgen bajo la advocación de María Auxiliadora de la que era muy devoto; en consecuencia ya es grande su recompensa en el Reino de los Cielos, independientemente de la mezquindad humana que a su muerte el actual gobierno venezolano no le hayan dado los honores debidos a su condición de Cardenal-Príncipe de la Iglesia, ni siquiera una papeleta mortuoria.

Como tampoco ni le rindió honores ni nada de nada a venezolanos valiosos y extraordinarios como el ex presidente del CNE Carlos Delgado Chapellín y Aldemaro Romero una gloria musical venezolana, etc.

De oficialmente haberse muerto Fidel Castro hay que ver el circo de honrosas pompas fúnebres y el show de lágrimas que Chávez hubiera decretado y derramado, un hombre que tiene las manos llenas de sangre, y de sangre venezolana cuando en la década de los sesentas pretendió invadirnos a través de la guerra de guerrillas.

Por otra parte, el cardenal Castillo Lara era un hombre muy valiente, en efecto esa valentía lo llevaba a velar porque se cumplieran Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios que fue lo que hizo en la homilía en honor a La Divina Pastora.

De “ líder político” lo tachó el Régimen, como igualmente tachó el ministro William Lara al Cardenal Urosa de lo mismo porque se opone a una opresiva y dictatorial “reforma”, aparte que tuvo la osadía y la grosería de mandarlo a quitarse la sotana y demás símbolos religiosos.

El cardenal Castillo Lara habló de las violaciones hechas contra el Quinto Mandamiento de la Ley de Dios: NO MATARÁS cuando dijo en la homilía antes dicha dijo que «los principios fundamentales de la democracia son ignorados o violados. Los derechos humanos se ven frecuentemente menoscabados. La libertad de expresión es restringida y amenazada con disposiciones legales para lograr la autocensura. La disidencia, apenas tolerada, es, en muchos casos, perseguida. Los tribunales sentencian injusticias en nombre de la ley; hay varias decenas de prisioneros políticos, mientras la delincuencia como aumenta y ofrece un trágico saldo de más de diez mil homicidios por año… el odio sembrado, tenaz e irresponsablemente, amenaza hacer de los venezolanos entre sí irreconciliables enemigos y lleva la división y enfrentamiento hasta en el seno mismo de las familias”.

El cardenal Castillo Lara habló de las violaciones hechas contra el Séptimo Mandamiento de la Ley de Dios: NO ROBARÁS cuando dijo que «la corrupción, -que se había propuesto eliminar radicalmente-, se multiplica ante el silencio y la inactividad complaciente del Contralor General de la Republica hasta producir varios miles de nuevos ricos millonarios. Al mismo tiempo crece la pobreza, abunda el desempleo, trágica situación que las llamadas Misiones logran apenas disimula…Para colmo, el Consejo Nacional Electoral, espurio en su origen y fraudulento en su actuación, ha quitado a casi la totalidad de los venezolanos toda confianza en votos y elecciones”. No olvidemos que robar votos también es pecado.

El cardenal Castillo Lara habló de las violaciones hechas contra el primer Mandamiento de la Ley de Dios «AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO» cuando dijo: «por otra parte, el altísimo precio del petróleo que permitiría solucionar muchos problemas está siendo utilizado a través de ultra millonarios regalos para obtener de otras naciones una incierta fidelidad política, mientras en Venezuela se siente dolorosamente la falta de intervenciones y trabajos para acondicionar los hospitales desprovistos de lo necesario, de reparar las vías de comunicación, las calles de las ciudades, la construcción de viviendas y centros educativos, etc..».

La caridad empieza por casa, nadie da lo que no tiene, ocuparse de los vecinos es desmedro de la propia casa es una falta de amor para consigo mismo, es decir, no ocuparse de nuestros hospitales, nuestras vías de comunicación, las calles de nuestras ciudades, nuestra construcción de viviendas y centros educativos, etc.»; es una falta de amor y caridad para con los habitantes de Venezuela y que viola el Primer Mandamiento.

Y así sucesivamente. Por otra parte, el cardenal Castillo Lara en dicha homilía demostró una de sus principales virtudes y que tanto hincapié hemos hecho aquí:

“Nuestro Señor Jesucristo ha querido, quizás, darnos una dura lección por nuestras infidelidades, por no haber sabido aprovechar los dones que nos dio de una naturaleza tan fértil y rica, de una población inteligente, trabajadora y generosa, y por no haber ayudado debidamente a los más necesitados y no haber vivido limpiamente nuestra fe cristiana»

Además el cardenal Castillo Lara hizo una oración: “en esta solemne ocasión deseo proponerles que todos juntos le pidamos fervorosamente a la Divina Pastora que salve a Venezuela…

«¡Virgen Santísima, que en nuestra historia has manifestado muchas veces tu benevolencia y cariño por este pueblo, te pedimos que no nos abandones en este momento!»

Ayúdanos, dulce Divina Pastora, a aprender la lección y danos a todos la claridad de la mente para conocer y evitar el peligro, y la fuerza para superar democráticamente este momento difícil.

Consíguenos el don de la paz, de la reconciliación, de la conversión y danos la alegría de la recuperada libertad».

Que vigente sigue esa homilía y falta nos hace el Cardenal Castillo Lara

Lo antes dicho fue una oración, no un acto político, como mal se dijo en su momento y mal se dice ahora cuando la Conferencia Episcopal tuvo el valor de alertar sobre el mamotreto de ”reforma” Constitucional a pesar que Chávez y sus adminículos tachen a los obispos venezolanos de “inmorales”.

Que no se le olvide a Chávez y sus adminículos aquello de “amigo Sancho con la Iglesia hemos topado» (Don Quijote), y lo que le dijera Juan Domingo Perón al otrora dictador dominicano, Rafael Leonidas “Chapita” Trujillo”: “a mí me tumbaron las sotanas”; y como a Pérez Jiménez le pasó lo mismo, recordemos lo caro que le salió el enfrentamiento con el para entonces Arzobispo de Caracas Rafael Arias Blanco llamado “el arzobispo de la Resistencia”

Al momento de escribir estas líneas nos enteramos que pronto los obispos se van a reunir con El Papa, no olvidemos que la Institución que ya tiene 2000 años como lo es la Iglesia Católica no dejó sola al Cardenal Castillo Lara ni va a dejar sola a los obispos venezolanos frente a los ataques del actual Régimen Venezolano. Leamos esto:

”El Papa Pío XII, en febrero de 1949, ante una multitud reunida en la Plaza de San Pedro, dijo: «¿Queréis una Iglesia muda cuando su deber es hablar?”¿Queréis una Iglesia que desvirtúe la ley de Dios, acomodándola a humanas arbitrariedades cuando está obligada proclamarla en voz alta?.. ¿Una Iglesia que no fustigue la opinión de las conciencias, que no salga por las justas libertades de los pueblos, que se encierre por un servilismo mal entendido entre las cuatro paredes del templo?

La Plaza de San Pedro retumbó con un estruendoso «NOOO», que aún resuena en la conciencia de los pueblos cristianos. FIGURAS como… el cardenal Rosalio Castillo Lara quien igualmente se ha convertido en un símbolo de libertad para los venezolanos evocan de manera casi espontánea algunas palabras de Juan Pablo II:

«En países en los que durante tantos años un partido ha dicho cuál era la verdad que se debía creer y el sentido que debía darse a la historia, estos hermanos han mostrado que no es posible asfixiar las libertades fundamentales que dan sentido a la vida del hombre: la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión, de expresión y de pluralismo político y cultural.

Conviene aquí recordar las palabras de Benedicto XVI, con motivo de la beatificación del cardenal Von Galen que tuvo lugar el 9 de octubre del 2005:

«La fe no puede reducirse a un sentimiento privado, que se esconde cuando se convierte en algo incómodo, sino que implica la coherencia y el testimonio en el ámbito público a favor del hombre, de la justicia, de la verdad».

A LA MISMA CASTA de religiosos valientes perteneció monseñor Rafael Arias Blanco quien el 1 º de mayo de 1957 sacudió la conciencia de los venezolanos con una Carta Pastoral que marcó el principio del fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Al recordar estos casos, me vienen a la memoria Lech Walesa y las luchas del pueblo polaco. Aquel pueblo ya no podía soportar más el yugo de la dictadura comunista y salía a las calles clamando libertad. A sus compatriotas polacos, se dirige Su Santidad Juan Pablo II para decirles: No tengáis miedo» (José Toro Hardy “Mindszenty y Castillo Lara: cardenales de la libertad”, EL UNIVERSAL, 31-01-2006)

El título de este escrito nos fue inspirado en una obra de Miguel Otero Silva titulada “Lope de Aguirre, príncipe de la libertad”. Salvando las distancias entre el tirano Aguirre y su eminencia el Cardenal Castillo Lara, éste era un Príncipe de la Iglesia y a la vez un incansable luchador incansable por la libertad de Venezuela, hasta tal punto que su valentía nos recuerda al Padre Madariaga cuando el 19 de Abril de 1810 le dijera al pueblo que no aceptan más el gobierno del Capitán General Vicente Emparán.

Bien lo dijo Oscar Yánez: “ha llegado el momento de mover el dedo como Madariaga” nos dice Castillo Lara… éste ha entrado por la puerta grande de la inmortalidad, como el padre Mendoza, el padre Franklin, monseñor Montes de Oca y todas las grandes sotanas que han desafiado las dictaduras siempre en Venezuela. Estos sacerdotes han hecho la Historia…”

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