Supercúpula en acción
En una de esas escenas conmovedoras y patéticas -ahora salpicadas de sangre-, un padre, gagueando, le narraba al Presidente la manera cómo a su hijo lo habían detenido. Se lo llevaron y aún no aparece.
Y así van surgiendo, una a una, como muy elaboradas, las denuncias de ajusticiamientos -¿?- de sujetos que saquearon y violaron a adolescentes, a niñas inocentes.
Lo que también expresan, pero bajando la voz, es que esos mismos individuos «desaparecidos» en su mayoría tenían antecedentes por robo, hurto, violaciones, tráfico y consumo de drogas.
Sucede que al desastre se le está contaminando con una alta dosis del elemento político (¡más fango y escombros¡), sumándole denuncias a la desgarradora acción de la naturaleza, como si no hubiese suficientes damnificados que ahora, a mes y medio del evento, están clamando por la ayuda oficial y muchas familias están dando marcha atrás al camino que emprendieron hacia refugios en Caracas y poblaciones interioranas.
No eran descabelladas, entonces, las predicciones de quienes vaticinaban que «después de esta tragedia, vendrá una de mayor alcance». Ya no se trata de pérdidas de vidas y de bienes materiales. Se trata del envilecimiento de los hechos, del rollo político que ha dado al traste con la cabeza del comandante Urdaneta, el director de la Disip, «ajusticiado» desde la Casa Amarilla con el respaldo de Miraflores valiéndose de un método que se creía en desuso: «Chávez me encomendó declarar sobre competencias en derechos humanos». Luce increíble que una personalidad del empaque del canciller le entregue el testigo al primer mandatario, en algo tan delicado como la desautorización del director del organismo responsable de la seguridad del Estado. Sí funciona el supercogollo.
Nos preguntamos ahora cuál será el destino del comandante Urdaneta quien, como Arias Cárdenas en el Zulia, cumplió con suficiencia su tarea con la toma de Aragua el 4F. ¿Aceptará Urdaneta ir como diputado a la Asamblea Nacional? A Urdaneta habrá que tomarlo en cuenta por un error que lo favorece. De esos errores que los anotadores de beisbol marcan con creyón verde y no con el rojo. Quiso hacer un ejercicio democrático, en concordancia con su jerarquía, y convocó a una conferencia de prensa para explicarle a los tres y medio millones de votantes por Chávez en qué consistió la actuación de sus funcionarios en el litoral. Allí es donde falló la estrategia del militar de Los Chaguaramos. Anunció su reunión con los medios para responderle al canciller y se quedó sin derecho a réplica. El contraespionaje está comentando que Jesús Urdaneta tenía previsto -luego de exponer el desarrollo de los sucesos en Los Corales y Caraballeda- dar a conocer unos expedientes en los que se señalaban actos de corrupción de allegados a los jerarcas de turno. Entre ellos, el reciclaje de 17 millones de dólares con los que se adquirió una aeronave -¿Citation X?- con capacidad para diez pasajeros.
¿La salida de Urdaneta es el peaje que hay que pagar por la paz?
PD: En la edición de El Universal del 22 de diciembre escribía el reportero Carlos Mollejas: «Caraballeda y Los Corales son custodiados por gran cantidad de efectivos militares y comandos de la Disip, quienes requisan con meticulosidad a los transeúntes durante el día. Un sargento, quien no quiso revelar su nombre, dijo que la orden para la noche es disparar contra aquellos que sean sorprendidos in fraganti cometiendo un acto vandálico».