Opinión Nacional

¿Terminaremos todos esguañangados?

I

En la mañana del 14A, pocas horas después del regreso triunfal de HCF a la presidencia, escribimos para ‘Ultimas Noticias’, el artículo titulado “¿Autogolpe?”, publicado el lunes 15A. Era el resultado de nuestra primera reflexión. ¿Cómo calificar esta acción que se presenta como una síntesis de la terrible y profunda descomposición que padece esta maltrecha Venezuela? ¿Por qué el manejo atropellado y violento del caso PDVSA? ¿Por qué y cómo se llega al nivel de crisis total que se percibe el 11A? ¿Y por qué se establece un plan basado en la violencia para enfrentar la situación? ¿Por qué la actuación contradictoria, incoherente y desproporcionada respecto al manejo de la marcha que de Chuao se extiende hacia Miraflores?

¿Se alimentó la conspiración abierta?

Ya el 14-04 examinamos, desde esta misma fuente, la situación en marcha. Este trabajo fue escrito el sábado 13 y entregado a las 3 pm. Para esta hora no era fácil establecer el curso exacto de los acontecimientos. A las 5 pm ya fue posible sostener que, de acuerdo al curso del suceso, HCF podía amanecer en Miraflores como presidente. La versión de este trabajo enviada a Analítica en esta misma fecha, recoge nuestra hipótesis. Restablecida la presidencia bolivariana, seguimos pensando en el fenómeno que estaba en pleno proceso. ¿Qué es esto de un golpe que depone un presidente y que a las pocas horas cambia completamente hacia la dirección opuesta para producir el restablecimiento del presidente? Entonces escribimos que estábamos frente a un golpe que refería aspectos propios de los autogolpes. Y es que para aquel momento (y para éste) esta acción no responde a ninguna de las lógicas conocidas. Materialmente imposible saber quién es el conspirador y quién el enemigo del golpe. ¿Cómo negar que los mismos que dan el “golpe” apoyados en el 350, en el derecho a restablecer los más altos valores democráticos, actúen luego como actores principales para la restitución de Chávez en la presidencia? ¿Cómo interpretar este cuadro? ¿Cómo explicar que a una conspiración abierta y conocida se permita y dé todas las posibilidades de desarrollarse?

¿Dejarlas correr para luego enfrentarlas?

En la actualidad, los diferentes sectores políticos señalan que sabían de la existencia de una conspiración en marcha antes del 11A. Esto no es nada nuevo. Todas las conspiraciones de los últimos 50 años se han caracterizado por lo mismo. La ‘ley’ obliga a permitir el estallido de la conspiración para de este modo precisarla y contrarrestarla. Y esto está ya establecido en los centros de información e inteligencia de la FA. La conspiraciones de octubre del 45, noviembre del 48, noviembre del 57, enero, julio o septiembre del 58, mayo y junio del 62, enero-febrero del 92, refieren rasgos similares. Lo que no ha sido constante es la forma de enfrentar la conspiración. Medina en el 45, Gallegos en el 48 o Pérez Jiménez en el 58, materialmente no elaboran un creciente y abierto plan anticonspirativo. De allí las aplastantes derrotas. Es de advertir que no hubo enfrentamientos debido a que, en cada caso, se sacó a relucir el expediente de evitar el derramamiento de sangre.

La ley permanente de la delación

En los casos de las ‘conspiraciones menores’ de 1958, llamadas a ‘retrotraer la patria a etapas ya superadas’, se organiza el respectivo plan para atacar esos movimientos en el orden militar y con el apoyo de las ‘fuerzas populares’. Y en plena lucha armada, cuando se produce el fenómeno de la conjunción de ‘revolucionarios’ con ‘militares progresistas’, se desarrolla una extensa conspiración ‘cívico-militar’ que tiene como propósito acabar con la ‘dictadura constitucional’ de Betancourt. En esta dirección se alinean Guairazo, Carupanazo y Porteñazo. Una misma conspiración que la habilidad gubernamental fue desgranando para liquidarla por partes pero con precisión y certeza. El movimiento de La Guaira se desarticuló al verse descubierto. Allí actuaron, entre otros, el Almirante Carlos Larrazábal, el Capitán Víctor Hugo Morales y el Cdte Pedro Vegas Castejón.

En Puerto Cabello la anticonspiración fue bestial

Cada uno de ellos pronto se convierte en gota que cae en otro escenario. El 04 de mayo, en Carúpano, con el Cdte Jesús Teodoro Molina Villegas a la cabeza y con militantes del PCV y el MIR, estalla un movimiento cívico-militar totalmente delatado días antes. El plan para enfrentar este alzamiento estaba hasta probado. Igual suerte corre El Porteñazo, aunque en esta oportunidad es significativo el número de muertos que produce el operativo criminal que, al mando del Crnl. Alfredo Monch, le lanzó el gobierno ‘democrático’. En estos casos se dejan correr los golpes para aplastar la conspiración. En Puerto Cabello fue particularmente criminal la operación adelantada por el gobierno. Al decir de Medina Silva, no ha sido posible, a los 40 años de este levantamiento, establecer el número de muertos. El 04F o el 27N-92 estaban totalmente al descubierto y se dejan rodar para lograr el mismo beneficio. En ambos casos, el gobierno enfrentó a los golpistas y los obliga a deponer las armas. El episodio de la rendición de Chávez en el Museo Militar sin haber disparado un tiro, se junta al dirigido por el Gral Visconti cuando sale vía Perú con un buen número de alzados a bordo. En cada caso los insubordinados terminan en la cárcel y condenados a penas en absoluto complacientes.

Renuncia sin renuncia y golpe sin golpe

Los acontecimientos del 11A no repiten, en absoluto, el esquema antigolpe conocido. El bando alzado se convierte en una especie de bando gubernamental. Y es por esto precisamente que en el Vásquez-Carmonazo no hay rendidores ni rendidos, vencedores ni vencidos. El golpe estuvo totalmente apegado a la constitución y alejado del esquema clásico de la conspiración-golpe La idea, al parecer, no es producir un evento de signo violento y expresamente radical. Por ello, lo que se persigue no es el derrocamiento ni la imposición de un nuevo gobierno, sino alcanzarlo por la vía del acuerdo. Y para esto se requiere que el presidente manifieste su voluntad de renunciar. En este sentido, se ha dicho que el 11A es una especie de juego a la renuncia. Algo que debe formar parte de la lista de eventos inéditos de este ‘golpe de Estado’. Y se trata de un movimiento que se basa en la renuncia que fracasa porque la renuncia no fue renuncia ni el golpe fue golpe. Por esto hablamos de un golpe con rasgos de autogolpe.

¿Un golpe sin derrotados ni vencedores?

Pero existen también quienes señalan que hubo golpe y contragolpe y que, en tal dirección, primero se permite el golpe y su desarrollo y luego se activa el movimiento, previa y cuidadosamente dispuesto y organizado para retomar el mando y aparecer como una fuerza única capaz de derrotar a un contrincante que contó con todos los elementos necesarios para producir un megagolpe. Pero ¿cómo se explica que un supuesto golpe de esta dimensión carezca de derrotados? A estas alturas, no puede afirmarse que los militares golpistas sufrieron una derrota. Si acaso, transitoriamente, pierden algunas posiciones. Y es que ni siquiera la parte civil, encabezada por Carmona Estanga y Carlos Ortega, y a pesar de lo que se puede leer como gran utilización del primero, ha experimentado una contundente y definitiva derrota. Para que esto ocurra tiene que haber un triunfador y a la fecha es materialmente imposible reconocer un triunfo de Chávez y su gobierno.

¡El 11-A apenas comenzó!

El 11A apenas parece haber comenzado. Y con su primera manifestación ha llevado la inestabilidad e ingobernabilidad a los límites de lo inaceptable. Si a esto se suma el resto de los factores de la descomposición, no hay duda de la dificultad que existe para considerar una posible victoria del chavismo. El 11A parece haber asestado entonces un golpe dimensional y profundo a este gobierno. A partir de este momento no queda en pie ningún plan económico, político, social o militar con alguna carga de credibilidad. El mundo de las inversiones y la productividad se presentan como obligados ausentes y las miserias multiplican seriamente sus espacios. Nos encontramos además con un gobierno que acusa la existencia de una FA totalmente fracturada, como está cansado de apuntar Lucas Rincón Romero. Una irreversible descomposición que se junta a la que existe en la totalidad del cuadro histórico. Y que a esta hora puede evaluarse como irreversible.

La Venezuela bolivariana y antagónica

La división de este expaís en dos bandos supuestamente opuestos e irreconciliables es algo muy delicado. No se trata de algo que se acaba de crear. Las diferencias en esta sociedad son históricas. Lo que se ha impulsado y abonado es el enfrentamiento por la vía del odio de todas las formas y no por razones ideológicas, políticas o sociales. De modo que estamos en una Venezuela antagónica como en los tiempos de la Guerra Federal y con el agravante de que no hay para donde conducir a estos ‘nuevos radicales’. ¿Radicales de una revolución que carece de revolución? ¿Cómo salvar esa realidad? ¿Se salvó acaso el guzmancismo, castrismo, gomecismo, medinismo perezjimenismo, puntofijismo o revolucionarismo? A la hora de la lucha armada de los 60, hay las dos Venezuelas. Betancourt se encargo de establecer y profundizar las brechas indispensables para imponer su democracia frente al plan subversivo-guerrillero. Con la derrota de la izquierda y la pacificación concedida por las fuerzas triunfadoras, la subversión lleva su legitimidad a niveles de agotamiento. Un proceso de desgaste y descomposición que adquiere una nueva simbología a la hora del 27F-89.

Un nuevo y viejo actor

La fuerza pueblo-pobres decide tomar un puesto protagónico, por encima de los dirigentes de siempre. El 04F y el 27N-92 se producen en este contexto. Y ante el vacío que registra la política considerada como tradicional, el colectivo-pueblo-pobres impulsa un nuevo liderazgo y una nueva forma de hacer política. La gente del 04F y el 27N, arrastradas por esta fuerza, no llegan a compenetrarse en términos de conciencia, con lo que está ocurriendo. Y es por ello que se limitan a sustituir un actor por otro que sólo tiene de nuevo su dato cronológico, porque en cuanto contenido político e ideológico, es simple reproducción del pasado. No hay el salto hacia una nueva posición político-ideológica. Por ello, a tres años de gobierno ‘chavista’ se siente el mismo cansancio y agotamiento de 1989. No es verdad que aquí llegamos a un tiempo y contenido de revolución. Vivimos las viejas circunstancias de un tiempo que se ve obligado a registrar esas cargas del pasado. Y es esto lo que explica sin mayores esfuerzos la dimensión de la crisis que vivimos en este momento y de la cual se hace materialmente imposible salir mientras circulemos por los mismos derroteros.

¿Dictadura o rectificación?

Y situados en esta perspectiva: ¿qué pasará con la aguda y perversa crisis que padecemos?¿Cuenta este gobierno con fuerzas y medios para lograr una salida al dramático cuadro actual? Para esta hora (10-04-02) los escenarios están reducidos a dos: asumir en forma permanente el comportamiento dictatorial del 11A o plantear una abierta, sincera y programada rectificación. La primera vía, a este momento, ya no le es extraña a este gobierno que, para decirlo con palabras de Luis Miquilena, ya se llenó las manos de sangre. Lo programado e instrumentado para un día, lo puede ampliar. Esto significa tomar la histórica decisión de convertir esta ‘revolución’ en una vulgar dictadura para lo cual se impone determinar la forma de contener la resistencia nacional e internacional. Con la legión del fanatismo y la incondicionalidad se puede cerrar filas para establecer un ‘gobierno popular’, pero para mantenerlo habría que invertir inmensos recursos en los programas ya comenzados para garantizar el sometimiento de la Venezuela democrática, crítica y protestataria. Lo planteado, en este caso, tocaría lo relativo a la composición y comportamiento del cuadro de clases de la sociedad venezolana en la actualidad.

¿Pondrá el componente dictatorial fuera de juego a este Gobierno?

Este escenario es sumamente peligroso por la disposición-decisión del venezolano de no aceptar un régimen-dictatorial-represivo. Es de advertir, en este sentido, que el sólo componente dictatorial del 11A puede poner fuera de juego a este gobierno. Para la fecha no hay posibilidad de salvar su responsabilidad en la Masacre de Miraflores. El gobierno dispuso detener la marcha mediante la aplicación de recursos dictatoriales y en la medida en que se encuentren las pruebas, le será cada vez más difícil mantener una imagen democrática. En consecuencia, el propio gobierno electo, como el de RB en ‘libérrimos comicios’, por fuerza de sus contradicciones clasistas y compromisos ‘externos’ termina por ubicarse en el camino dictatorial, con todo y lo que esto significa en el terreno del irrespeto de los derechos humanos, ante lo cual, se produciría reacciones de todo tipo.

¿Volveremos a los tiempos de Playa Girón?

Este es un escenario que conduce inevitable e inequívocamente a ‘luchas superiores’, es decir, armadas, a nivel de guerra. Y conste que no estamos hablando de un absurdo. Ya ocurrió en Playa Girón, la primera y gran conflagración nacional-internacional para derrocar la revolución. Y ahora se impone, en consecuencia, radicalizar la respuesta a los enemigos de la revolución. Y quienes razonan, convencidos de que su ‘proceso’ es una revolución a la cual hay que defender de la burguesía y el imperialismo yanqui, tienen la mira puesta en lo que desde sus inicios se denomina ‘revolución cubana’. Una experiencia que se intentó copiar desde aquí, en la década de los 60, y que aún tiene sus seguidores en este tiempo de globalexplotación, sin seguirle la huella a la concatenación universal a que aludía Marx. En todo caso, interesa advertir que a la hora de esta crisis, esta ‘revolución’ se ha encontrado en su camino con una contrarrevolución que ya se manifestó el 11A y que, de acuerdo al libreto conocido se seguirá manifestando.

Hasta ahora el instrumento violento sólo ha servido para privilegiar la derrota

El enfrentamiento entre el llamado proyecto revolucionario y el democrático puede conducirnos a una forma de vida gobernada permanentemente por la tensión. Algo que hoy tiene novedad y nos atenaza pero que mañana puede sernos algo ‘normal’ por la fuerza de las circunstancias. Los cubanos afectos a la revolución hicieron del ambiente de guerra-tensión algo inherente a la sociedad. Colombia ya está claramente divida entre democrática y guerrillera. Pero ¿existen las condiciones materiales, ideológicas y políticas para enfrentar hasta vencer la diferencia entre riqueza y pobreza? ¿Es éste el objetivo inmediato de las luchas latinoamericanas? En el caso venezolano, al menos, se observa que la exrevolución pacífica, tal y como está planteada hasta el presente, con una inmensa carga de odios y diferencias sustentada más en emociones que en análisis políticos y clasistas, no puede servir como palanca para el mejoramiento de la sociedad. Y hoy lo estamos viendo. Esta división va más allá de las habidas en el pasado. De aquellas no quedo un producto que podamos hoy festejar.

II

¡Sigue el montaje 11-A!

La aplicación del instrumento violento, por parte del colectivo-pueblo-pobres, sólo ha servido, hasta el presente, para privilegiar la derrota. Pero esto no significa abjurar y, en consecuencia, desmontar toda lucha presidida por la violencia clasista. Sólo se advierte la necesidad de programar las acciones a partir de la puesta en práctica del más elemental estado de conciencia. Hoy no está permitido el juego irresponsable a la violencia por más y que se le califique, irresponsablemente también, de ‘revolucionaria’. Este pueblo históricamente ha puesto una buena cantidad de muertos para una ‘revolución’ que está muy lejos de pertenecerle. Por la vía de esta Venezuela dividida y maltrecha, de la angustia y la pobreza, no tiene hoy (mayo 2002) nada que buscar más allá de la entrega de vidas. Cuando definamos un proyecto de país y la revolución que habrá que hacer para alcanzarlo, otra será la historia.

¿Diálogo o solicitud de tiempo?

Y si este escenario violento, dictatorial o revolucionario no significa una salida ¿para donde coger? La única posibilidad está dada por el llamado diálogo-rectificación, el acuerdo interclasista, para lograr un mínimo de intercooperación y aceptables niveles de convivencia. A esta conclusión parece haber llegado Chávez, luego de lo que hasta el presente se exhibe como un gran montaje disfrazado de ‘golpe petrolero-internacional’. Pero todo este llamado puede formar parte de un gran plan para ganar el tiempo que se requiera para darle el justo y necesario contenido y forma al aparato ‘revolucionario’. Ante la amenaza “contrarrevolucionaria”, se impone la reestructuración del frente “revolucionario” y eso requiere tiempo para adecuar la maquinaria a las exigencias. Y si el enemigo cuenta con el aval irrestricto del imperialismo, habrá que buscar el apoyo de las ‘renacientes revoluciones exsocialistas’ que tienen interés y disposición para ayudar a esta ‘revolución bolivariana’ a que logre un desarrollo al margen de la tutela norteamericana.

La única salida: participación para el compromiso colectivo

Con este tipo apoyo esta exrevolución pacifica se pondría a valer: aumentaría consustancialmente su apoyo internacional. Si lo planteado aquí no tuviera que ver con ganar tiempo y se pensara en una verdadera rectificación, el proceder sería otro. Las mesas de diálogo habrían comenzado discutiendo sobre el gabinete ejecutivo y, de la evaluación realizada habría partido el presidente para los cambios respectivos. Un hombre aislado y solitario no puede gerenciar nada. En este sentido, el gobierno estaría obligado, como lo hemos reiterado muchas veces, a abrirse hacia todos los centros de pensamiento e investigación para requerir sus aportes en los límites del gran seminario permanente para la planificación nacional. Junto a ello, una población llamada a participar y comprometerse con lo que ella misma decide. Un esquema que, si se extiende a todos los frentes, significaría el compromiso de los venezolanos con la conducción de este expaís.

No al golpe dictatorial: ¿Sí al golpe institucional?

El 11A pone al descubierto la fragilidad de las instituciones base de esta democracia. Aquí nadie ha dicho que no había condiciones para salir de este gobierno. Lo único que se le critica a los ‘golpistas’ es la violación de la constitución, es decir, que el intento de golpe no fue todo lo constitucional a que estaba obligado. Y en la medida en que las Mesas de Diálogo actúen participativamente, el gobierno estaría obligado a proseguir en dirección a los cambios necesarios dispuestos por el colectivo. Pero ¿quién dijo que el personal-caudillismo está dispuesto a compartir la toma de decisiones revolucionarias o a plantear la reducción del período presidencial o la eliminación de la reelección?

¿Se extenderá la masacre del 11A?

Hasta este momento, el diálogo-rectificación es sólo un pedido de ‘taima’ para arreglar el juego y reimpulsar la ‘revolución del vacío’. Por este camino vamos hacia el más duro de los enfrentamientos. El choque de todos que terminará en la extensión de la Masacre del 11A y del 27F-89, que también se hizo sentir el 13 y 14A, en el contexto de las luchas por la reimposición del presidente constitucional que parece haber formado parte de un plan-montaje que se hizo necesario para enfrentar una situación, dirigida a producir la derrota total del ejecutivo nacional. Con lo actuado, el gobierno logró un momentáneo ‘triunfo’ que admiten hoy para ganar tiempo para reimpulsar su revolución. Si es así y no se equivoca nuestra hipótesis, vamos hacia la violencia más abierta, perversa y profunda. Y en ese marco, el único punto de partida para la reconstrucción de este expaís, pasa por la salida de la actual administración que, en una Venezuela dividida, obliga a pensar en suma de violencias. Pero ¿qué seguirá? ¿La misma hecatombe con otros factores portadores del mismo proyecto caudillista y violento? ¿Podrá evitarse que todos terminemos esguañangados?

Un régimen en terapia intensiva?

Sin duda que el 11A-02 dejó a este régimen herido de muerte y se le colocó en terapia. La enfermedad tiene carácter terminal. Difícil, en consecuencia, su recuperación. Sin embargo, no falta quien señale que, en caso de su agotamiento final, es extremadamente complicado el tema de la sucesión. Porque el problema de la división implantada en este expaís, tiene proyecciones que aún no se han valorado. De nada vale la separación del ‘jefe único’ de la dirección de la ‘exrevolución pacífica’ y el cambio de hombre, si permanece la misma concepción histórica, política e ideológica. Y si esto es así ¿qué pensar del cambio de la situación histórica propiamente dicha en un escenario en el cual las relaciones humanas pasan por el tamiz del enfrentamiento a partir de una creciente carga de odios? La jefatura puede desaparecer pero la siembra chavista de odios puede generar los mejores frutos.

¿Hacia una guerra civil?

Y aquí puede estar el punto de partida de una creciente y abierta confrontación social que conduzca a una lucha armada continuada y creciente, a una guerra civil. Entonces el esguañangamiento tocará a todos. Hoy podemos pensar que estamos lejos de esta posición. Pero ¿cómo explicar el clima de confrontación-agresión, sin precedentes, que hoy percibimos a lo largo de este expaís? Aún en los momentos más difíciles en el curso de la política autoritaria, la refriega política ha quedado restringida a cúpulas y activistas de relieve. Pero incluso en estos niveles se mantuvo las relaciones de amistad. No se privilegia el odio por encima de las relaciones humanas. En este momento, a lo largo de este expaís, existe un clima de confrontación que cada día refiere más incertidumbre y zozobra. Pero ¿cómo revertir esta situación?

En esta crisis oficialismo y oposición muchas veces se confunden?

La única manera de avanzar es con la implantación de una política nueva que se base y apoye en el colectivo, en la creación y aporte de muchos, y que haga buena la idea de la auténtica participación. Hasta ahora hemos sido víctimas de la política individualista-autoritaria. ¿Podremos avanzar hoy hacia esa otra Venezuela? ¿Será posible tal creación en tiempos en los cuales no hay ni atisbos de equipo renovador? En este expaís hoy la posición oficialista en muchas oportunidades se confunde con la oposicionista y esto quiere decir que no hay registro de signos para una transformación. Aquí no hay una política diferente o ‘nuevo proyecto’. Por ello esta comunidad está ligada al viejo, gastado y atropellante pasado.

La larga lista de golpes permitidos

Y en medio de esta galopante crisis política, militar, económica e institucional ¿cuáles son las manifestaciones directas y palmarias? A esta hora nadie duda que el gobierno tenía pleno conocimiento de la situación conspirativa previa al 11A-02. ¿Y por qué no hizo nada por detener, desviar o aplastar el movimiento? ¿Por qué se crean condiciones para que la conspiración se desarrolle? ¿Cómo negar que ésta es una conspiración permitida en la misma línea que lo fueron los movimientos golpistas desde la década de los 40? En diciembre del 2001 HCF le informa a Vásquez Velasco que se preveía el estallido de un golpe de Estado (Interpelación, 17-05). Esto crea preocupación e interrogantes al jefe del ejército. ¿Y por qué no se actúa para debelar la conspiración? Se deja correr y estallar para lograr las condiciones de su liquidación. Esto equivale a registrar la continuación en la presente de las tácticas puestas en práctica por la ‘anterior república’. Hoy como ayer se sigue y atiende a la ley de la permanente conspiración. Puede hablarse de disminución o control del fenómeno pero en ningún caso de desaparición. No es fácil, por tanto, saber, a estas alturas, como este gobierno podrá canalizar una situación militar que llegó a un estado de extrema crisis. Porque no se trata sólo de la fractura de que habló Rincón Romero y que la realidad obliga a admitir sin discusión. Es necesario ir más allá y advertir que estamos ante un caso irreversible.

La falsa conducta

Esta institución carece hoy de los valores que tradicionalmente le mantuvieron. Y no hay una jefatura-liderazgo que haga valer su ascendiente para recuperarla. Una de las consecuencias más graves del 11A es poner de manifiesto que no existen fuerzas armadas nacionales sino fuerzas al servicio de parcialidades y sus correspondientes intereses. La actuación Chávez respecto a las FAN significa, en esta dirección, un punto central en la profundización de esta crisis. A estas alturas, puede afirmarse que no hay credibilidad, respeto, disciplina ni obediencia en los altos mandos militares. La descomposición tomó todos los espacios y controla cada una de las situaciones. El Cdte en jefe y el ministro son vistos hoy como farsantes, mentirosos y como simples funcionarios que no merecen reconocimiento. A este punto culminante se llegó en el momento en el cual se realiza el gran montaje-circo de la renuncia. A partir de este momento quedan desjerarquizados los actores y el propio gobierno. El mínimo de respetabilidad y moral que le quedaba pasa a mejor vida.

La trampa-montaje de la renuncia

El episodio de la renuncia es tal vez la clave mayor de lo que genéricamente llamamos montaje. Mientras esta situación no se clarifique, seguirá creciendo el mundo de la duda. Desde un inicio señalamos (“¿Autogolpe?”, UN,15-05-02) la hipótesis del montaje. Ante el cuadro ‘megaconspirativo’ planteado, el gobierno que se sabe liquidado, procede a elaborar, con la colaboración de gente que tiene una gran experiencia en este tipo de política e inteligencia, un plan de salvación. Para cada una de las posibilidades o escenarios había una respuesta. Cuando se presenta el caso PDVSA el cuadro se vuelve más complicado y peligroso. Se dan todas las condiciones para la liquidación del gobierno. Se activa por tanto, con mayor rapidez, la conspiración. Pero la respuesta al fenómeno está programada. Los pasos que se dan encajan en un esquema de autogolpe, contragolpe o montaje. El nombre no es lo más importante. Lo que sí interesa resaltar es la decisión previa, los acuerdos o arreglos dispuestos para manejar el cuadro. En la clarificación de este aparente enredo, estamos trabajando, pero sólo se podrá avanzar en el conocimiento de lo ocurrido cuando salgan a relucir muchos documentos, indicios y testimonios que permitan establecer la trama del gran montaje.

Para Vásquez Velasco esto fue una trampa diabólica

Por lo pronto, y a manera de muestra, puede exhibirse el testimonio, que sobre el punto de la renuncia, sirve el Gral Vásquez Velasco: … “cuando yo veo los acontecimientos y los analizo (…) no entiendo cómo el inspector general de las FA dice que el presidente renunció (…) y después, en una interpelación, dice que fue un arreglo. Aquí se dijo eso: que yo te llamé para evitar que corriera sangre, que no hagas esto. O sea que él decide por el presidente hacer esto.”… Pero después aparecen unas tales condiciones de la renuncia. Cuando él llega a la comandancia, dice: … “bueno, yo renuncio si me voy. Cuando empieza a decir que pone condiciones a la renuncia, infiero yo, entonces no renunciaste. Entonces ¿qué dijo el inspector general? ¿Se está negociando un abandono del cargo? No sé.”

¿Renuncia, entrega, abandono o qué?

Y, por otra parte, advierte EVV, es bien extraño el capítulo de la entrega del presidente. ¿Por qué accede a esto la Casa Militar? … “Los militares no se entregan los militares permanecen en sus comandos, de aquí me sacan, pero yo no me entrego (…), yo no voy a entregar el comando, porque a mí me dieron ese estandarte y me dijeron: defiéndelo con tu vida. Y con mi vida defiendo el ejército y con mi vida seguiré defiendo la nación, cuando la nación requiera de mis servicios. Pero yo no me entrego, señores, porque yo podré ser todo lo que ustedes quieran, pero yo no entrego cargos, no entrego responsabilidades.” La entrega es entonces un acto que no es bien visto. Pero ¿por qué no se le invocó a la hora de disponer la instrumentación del Plan Avila ni a la hora de decidir que a la manifestación que venía hacia Miraflores había que detenerla a como diera lugar? El presidente abandona su posición porque está amenazado, pero quiénes y con qué armas se realizaría el ataque? ¿Por qué el soberano no es llamado a defender al palacio e impedir el secuestro-prisión del presidente? ¿Es que todo debía ocurrir en su momento, tal y como indicaba el montaje?

27F-89 Y 11A-02
Dos monteros del mismo asesinato

El 04F92 el hoy presidente no peleó, buscó un arreglo. El 11A no peleó, ¡se entregó! Y hoy anda tambaleante. Nadie cree en él ni en su círculo íntimo. Cada uno de los actores quedó en evidencia, sin careta, disminuidos. A cada uno se le ve como partícipe-responsable de una masacre. Todos sabían lo que estaba planteado y al unísono dijeron hay que ‘parar la marcha a toda costa’. Y una y muchas veces repitieron el ¡No pasarán! Para el enemigo no habrá paro sino plomo, muertos. Estamos ante unos demócratas de antecedentes discutibles. El JVR que hoy pide a Bernal sacar los círculos con piedras, palos y cuchillos es el mismo que el 27F-89 le dijo a CAP que había que salvar la democracia a toda costa. Son dos momentos del mismo asesinato y tal vez de los mismos asesinos. Después de evidenciados, aquéllos nunca volvieron a levantar cabeza. Después del 11A no se ve que éstos puedan hacerlo. Esta crisis política es cada día más profunda y como en todos los casos conocidos en esta historia, tendrá que terminar en el establecimiento de una nueva fórmula gubernamental. A la actual ya no se la cala nadie. Y si se mantiene por falta de relevo eso significaría la pervivencia o extensión de una crisis, que cada día nos despedazará más y más. Los estados de descomposición pueden extenderse mientras no haya fuerza ni moral para el derrumbamiento correspondiente. ¿Habrá llegado esta sociedad a tal nivel de podredumbre?

Insistiendo

• Este lunes en la Cátedra “Pío Tamayo” UCV, foro: ¿Qué pasa en Venezuela? ¿Vamos hacia una guerra civil? Ponentes: Elías Jaua, José Machillanda, Américo Martín y Alberto Muller Rojas. Sala “E”, 6 pm. • ¿Montaje expresado en videos a la n? • ¿Diálogo para aprobar la revolución o la renuncia? • Henry Atencio denunció que disparó en Llaguno porque lo enviaron sus autoridades de Min-Ambiente, con amenaza de despido si se negaba a defender la exrevolución pacifica. El vicemin lo niega todo. • Las interpelaciones están acabando con lo poquito que quedaba de gobierno. Tlfs: 6052536 / 0416-6387320 / (%=Link(«mailto:[email protected]»,»[email protected]»)%)

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