!Tiempo de náusea!
Nauseabunda es la trampa y la mentira, pero más nauseabundas son la trampa y la mentira descarada.
A causa de ello he vomitado muchas veces ante la imagen de Chávez, ante la nauseabunda imagen de Carrasquero, la del comandante eructo y las de todos los jalabolas del poder. Y ahora, prácticamente, vomito ante todo chavista que defienda esta nauseabunda farsa del Consejo Supremo Electoral.
¿Es que no existe espacio alguno para la dignidad y el sentido común en ciertos engendros humanos?
El gran Fausto, el verdadero arquitecto, José Vicente Rangel, me da más náuseas que nadie. Desde su soterrada posición, se alimenta del dolor y de los vómitos que sus estrategias promueven.
¿Será que es la carroña lo que lo mantiene en vida?
¿Qué frustraciones pasadas lo llevaron a tan ignominioso destino?
Como quiero ser corto en estos momentos tan apremiantes, entre el salón y el bidé, me pregunto: ¿nos tendremos que convertir en la misma suerte de animal para rescatar de sus jetas el jugoso manjar de la libertad?
Estoy convencido de que no; yo me apego al claro editorial de venezuela.com del 2004-08-17: serenidad.
Así no nos nacerán engendros, sino sanos venezolanos amantes de los más altos valores que conforman la libertad.
Pero, como el vomitar duele, del vomitivo no me olvidaré jamás. Esa es la triste y célebre historia de la existencia chavista.
Liko Perez
Estocolmo 2004-08-17
