Opinión Nacional

Todos somos cubanos

(%=Image(«/bitblioteca/img/fidel_beisbol.jpg»,»L»)%)Lo que se predica sobre Cuba en estos días es un festival de simplezas. No es que en Venezuela, como sostiene el sicólogo (%=Link(«http://www.el-nacional.com/archive/result.asp?file=/archivedata/2000/10/16/pc10s1.htm&rest=»,»José Balza»)%), hay solo 48 personas inteligentes (bueno, 49 si lo incluimos a él, supongo). La cosa es más complicada, como suele suceder.

Es tan fácil decir que (%=Link(«/bitblioteca/fidel/»,»Fidel»)%) mancilla a Venezuela hablando en la Asamblea Nacional o que da allí una lección de dignidad. Es que evidencias complejas como la que sigue son insoportables: “El cañón truena. Los miembros vuelan. Se escuchan los gemidos de las víctimas y el rugir de los sacrificadores. Es la humanidad que lucha por su felicidad” (Charles Baudelaire sobre la Revolución de 1848 en París).

Un día un país americano se iba a salir del Imperio. Hubo México de 1910. Y Augusto César Sandino, Jacobo Árbenz, adecos del 45 y (%=Link(«/bitblioteca/gaitan/»,»Jorge Eliécer Gaitán»)%). Mucho antes (%=Link(«/bitblioteca/bolivar/»,»Simón Bolívar»)%) advirtiendo cómo “la Providencia pareció disponer que los Estados Unidos sembrara la América de infelicidad en nombre de la libertad” (1829). Y (%=Link(«/bitblioteca/jmarti/»,»José Martí»)%) denunciando las «entrañas del monstruo» —los Estados Unidos, se entiende. No fue, pues, un hecho fortuito. Alguien lo iba a conseguir. Les tocó a Camilo, a (%=Link(«/bitblioteca/fidel/»,»Fidel»)%) y al (%=Link(«/bitblioteca/che/»,»Che»)%). Estaban en el logos histórico. Es nuestra tragedia, no por americana menos griega.

Aquí lejos, lo amemos o lo execremos, Fidel es una experiencia solo intelectual. En territorio cubano la tragedia exige más.

El héroe trágico no puede irse para su casa. Lleva su tragedia doquiera va. Romeo no puede decir a Julieta “lo nuestro no puede ser”, porque las pasiones trágicas son puras, no se negocian, por eso son trágicas. Pero héroes hay que hacen su acto y se retiran porque mueren o se van a nuevos frentes, como el Che a morir a Bolivia. Fidel se quedó y mantuvo a un continente en su tragedia, que es de todos porque a todos atañe. Hamlet tiene razón porque nada menos que su madre adúltera ha matado nada menos que a su padre. Pero ¿lo autoriza eso a causar tantas muertes? La tragedia es horrible.

(%=Image(8260282,»r»)%)Abrazas a Fidel y es abrazo inmenso y revuelto, (%=Link(«/bitblioteca/hchavez/»,»Chávez»)%), tú que lo abrazas. Ciñes 40 años de jaque al Imperio Mayor de la Historia por una isla débil. (%=Link(«http://bible.gospelcom.net/cgi-bin/bible?passage=1SAM+17&language=spanish&version=RVA&showfn=off»,»David y Goliat»)%). El guión es antiguo. No pudieron Numancia, Cartago, Espartaco con Roma. Pero también estrechas una represión que no por sofocante deja de ser ridícula. No puedes usar fotocopiadoras en Cuba no solo por penuria, sino porque son peligrosas para régimen tan endeble. Si no fuera endeble no necesitaría reprimir. Rodeas con tus brazos hambre, pleno empleo, despolitización, escuelas, jineteras, hospitales eficientes, ostracismos agobiantes, deporte glorioso, profesionales sin horizontes, dignidad nacional, indignidad individual. Todo embrollado, todo difícil porque cualquier elección es pésima.

Aún está pendiente el dilema Danton-Robespierre, nada menos. Riqueza vs. justicia. Viene desde la Grecia Antigua. La justicia no tiene sentido si no hay riqueza a repartir, dice el capitalista. La riqueza no tiene sentido si no se distribuye con justicia, dice el comunista. Ambos tienen razón. Chávez nos promete conciliar los extremos de la tragedia. ¿Logrará que lo entiendan unos y otros? ¿Podrá él solo con tanta historia?

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