Opinión Nacional

Totalitarismo: una experiencia

Recientemente, gracias a Yad Vashem de Venezuela, asistí a la proyección de la película “Europa, Europa”, estrenada en 1991, dirigida por la polaca Agnieszka Holland. Basada en la autobiografía de Solomon Perel, relata cómo sobrevivió a la persecución del régimen nazi y a la Segunda Guerra Mundial.

Casi nunca una película logra captar con imágenes y diálogos, todo lo que se trata de comunicar como hechos históricos y mensajes y mucho menos en el caso de la experiencia personal de Perel tan difícil de ensamblar.

La película comienza en 1938, cuando el joven Solly Perel vivía con su familia judía en Peine, un pequeño pueblo alemán y durante un pogrom realizado por la juventud hitleriana, le destruyen su hogar y matan a su hermana. La familia decide irse a Polonia, pero un año después, cuando los alemanes la invaden, Solly sale con su hermano mayor hacia la Unión Soviética. En el camino quedan separados y Solly es enviado a un orfelinato. Allí llega a ser miembro de un KOMSOMOL de la juventud comunista.

Cuando Hitler invade a la Unión Soviética, Solly cae en manos del ejército alemán pero sus rasgos y su dominio del idioma le permiten convencerlos de que era ario y de que su nombre era Joseph Peters y lo anexaron a la unidad militar como intérprete y soldado. Cuando intentó fugarse y unirse a los rusos, por un accidente llegó a ser considerado un héroe y enviado a una muy selecta escuela de entrenamiento de la juventud hitleriana. Allí se enamora de Leni, una bella estudiante pero, por su temor a ser descubierto por circunciso, la rechaza cuando ella trata de seducirlo. Sumadas otras experiencias Perel sobrevivió y después de la guerra se estableció en Tel Aviv.

“Europa, Europa” ha sido reseñada favorablemente. Sin embargo, algunos datos históricos fueron manipulados como el hecho de que su hermana muera la noche del pogrom y no posteriormente y otros tienen aspectos que pueden ser chocantes. Como judío se presenta a Solly como una pobre víctima, pero una vez que asume la identidad de un miembro del KOMSOMOL, de un soldado alemán o de un miembro de la juventud hitleriana, cambia, se transforma y comienza a destacarse hasta física e intelectualmente.

Parece que lo más importante para Perel fue la última recomendación de su madre que él cita en su libro: “Tu debes sobrevivir”. Esta escena, que no aparece en la película, hubiera explicado mejor su esfuerzo sostenido de adaptabilidad para no morir.

Se considera que para sobrevivir en condiciones tan adversas uno debe tener un propósito más significativo. Para algunos sería sobrevivir para reencontrarse con sus seres queridos. Para otros sería vengarse por lo que los han hecho sufrir. Para algunos ser testigos y poder informar al mundo sobre el trato abominable que ellos recibieron y así tratar de prevenir que esto se produzca de nuevo. Otros se sostenían pensando sobre el mundo mejor que ellos podrían crear después de que sus ojos habían sido abiertos a lo que es realmente importante por la experiencia extrema que sufrían.

Las guerras contienen muchas cosas absurdas. La historia de Solly es tan increíble que no es representativa de la experiencia de millones de judíos afectados por la persecución nazi, sino un caso muy peculiar. En la película, Solly demuestra poco conflicto interno como resultado de sus transformaciones que deberían afectarlo como judío, causarle alguna crisis de conciencia y alguna confusión interna. Hay una sola excepción cuando ante las palabras de su novia Leni, quien al discutir sobre el tema de los judíos llega a afirmar que si se encontrara con alguno de ellos lo degollaría, él reacciona dándole una cachetada y así termina el romance.

Por el deseo de sobrevivir, él es capaz de llegar a los extremos. Se adapta para ser aceptado. En su libro expresa: “yo gradualmente reprimía mi verdadero ser”, “Algunas veces llegué hasta olvidar que era un judío”.

Perel solamente contó su historia 40 años después de haber terminado la guerra porque pensaba que su relato no sería creído y por lo que podrían pensar los sobrevivientes del Holocausto. Declara: “Yo constantemente me encontraba comparando su amargo destino con lo que yo había soportado, y me daba cuenta de cuanto me había dado la vida”.

En 1985, viajó a Alemania como invitado de honor del Alcalde, para asistir a los actos de conmemoración de la destrucción de la Sinagoga de Peine pero también visitó a algunos de los miembros de la Juventud Hitleriana que lo recordaban.

La película “Europa, Europa”, sirvió además, de motivación a un estudiante de la Universidad de Yale para realizar una controversial investigación, en la cual incluyó más de 400 entrevistas de ex-soldados alemanes descendientes de judíos, como parte de su Tesis para su Ph.D en la Universidad de Cambridge y de su libro con el chocante y deprimente título Los soldados judíos de Hitler, con posibles malintencionadas interpretaciones.

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