Opinión Nacional

Traicionando al traidor

Hace once años Venezuela presenció con asombro y agrado a su recién electo Presidente decir que el Palacio de Miraflores era demasiado lujoso y grande para que gente humilde como él y su familia residiesen allí, que en un pequeño apartamento podían vivir tranquilamente. Poco tiempo después, ese Presidente traicionaba sus palabras, ya no se conformaba con vivir en el palacio, sino que inventó una zona de seguridad alrededor para evitar que lo molestase la gente que hacía reclamos o peticiones.

     No fue esa la única traición a su fingida humildad. El avión presidencial que le había servido a sus predecesores y que se encontraba en perfectas condiciones de operatividad no cubría las expectativas de quien había descubierto que ya no era un simple mortal sino la personificación de una deidad tan apetecible cual la última pepsicola del desierto, al que debía dotársele de un jet de mas de cien millones de dólares, y cuyo destino hoy es desconocido por los traicionados venezolanos.

     La traición llegó a niveles indescriptibles al obligar a todo el pueblo mediante cadenas de radio y televisión a soportar cuanta alocada perorata se le ocurriera al alucinado que se cree un sabelotodo, un oráculo infalible, que en realidad no sabe de nada y que mete la pata con una asiduidad que ha hecho pensar en algún tipo de carencia cerebral o de desequilibrio mental. Jamás, desde Cipriano Castro, un gobernante le había causado tanta vergüenza a los venezolanos y nos había metido en problemas tan insólitos, al relacionarse a la hez de la tierra. Los más aborrecibles personajes han desfilado por nuestra tierra en los últimos años. Desde Marcos Pérez Jiménez  ningún gobierno había atentado tanto contra la libertad y el bienestar del pueblo, disfrazando hipócritamente sus asquerosas intenciones.

     A todo el que habiendo pertenecido al grupo de los seguidores del “líder”, tomó distancia de la locura y amenaza totalitaria que éste representa, no tarda en calificarlo de traidor, de desertor y un arsenal de epítetos infamantes. Sería bueno que se hiciera una pregunta: ¿Cuántos le desertaron a bolívar en la lucha por la independencia? Cuando la gente decide alejarse de quien se apartó de sus promesas y sus compromisos ¿Está traicionando al traidor?

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