Opinión Nacional

Tres en uno

Esta semana la muy desarticulada oposición salió al ruedo con tres candidatos: Teodoro Petfkoff, Julio Borges y Manuel Rosales. Un trío proveniente de diferentes tendencias políticas y que aspiran sacar del poder, por la vía legitima y democrática, al caudillo Hugo Chávez.

Estos tres personajes se pelearán por obtener el apoyo del grueso del electorado, que se encuentra sufriendo de una anomia colectiva producto de la ausencia absoluta de confianza en las instituciones del Estado. La sociedad sufre, además, de los efectos perversos de la persecución, de la violencia y de la pérdida de libertades democráticas impuestas por el régimen.

No será fácil para ninguno de los aspirantes conciliar a la gran mayoría para que vote a su favor, ya la incredulidad y la desconfianza crece en la medida en que las supuestas elecciones se acercan y los fantasiosos aspirante a la presidencia buscan de manera desperada convencer a la voluntad popular sobre la transparencia del proceso.

La crisis política venezolana ha llevado a la oposición a uno de los más grandes dilemas de la historia: si no acude al plebiscito del 3 de diciembre será acusada de golpista por el caudillo y la comunidad internacional, y por tanto, será condenada por no acudir al proceso que se presentará finalmente como “limpio y transparente”. Si por el contrario, decide acudir al proceso, no hará otra cosa que LEGITIMAR AL REGIMEN DE HUGO CHAVEZ, que desde ya anuncia su victoria con mas de 10 millones de votos.

La argumentación que presento ante los lectores luce altamente pesimista. Sí. Definitivamente pienso que Hugo Chávez tiene todo preparado para salir victorioso del nuevo proceso plebiscitario del 3 D en vista que maneja todos los factores que influyen en dicho evento, con absoluta facilidad.

El Teniente coronel y sus colaboradores intentarán darle un aire de transparencia a la elección de los nuevos miembros del CNE, así como hará “el teatro” de aceptar las condiciones solicitadas por grupos opositores relativas al conteo de votos.

No obstante, se debe tener en cuenta que el autócrata maneja todos los hilos del poder y cuenta, además, con una fabulosa renta petrolera que le ha permitido comprar conciencias por doquier, tal como lo ha hecho hasta ahora y lo seguirá haciendo para abultar el registro electoral.

Adicionalmente a ello, hay que tener presente que los miembros de las Fuerzas Armadas Nacionales, encargados del Plan Republica, son vasallos del régimen y solo bailan al ritmo que le toca su amo. Esto indicaría el cumplimiento irrestricto de las ordenes que se les instruya, incluyendo cualquier cambio de material electoral, si se llegare a aceptar, bajo la presión de la oposición, el recuento manual de votos.

Otro aspecto que hay que considerar es que, definitivamente, el discurso de Hugo Chávez está bien estructurado y claramente codificado para ser entendido por los sectores populares. Ese discurso no encuentra parangón en los candidatos opositores que no son capaces de construir un mensaje dirigido a las emociones, sino al pensamiento de la gente.

Aunque estamos claro que el progreso de una nación, y la construcción y consolidación de la ciudadanía, no puede lograrse si se sigue alimentando el populismo que ha venido caracterizando la política venezolana de los últimos tiempos, es obvio, que la población venezolana sigue a la espera de un Mesías que le resuelva sus problemas y que, a pesar de ser engañada periódicamente por los políticos de turno, se dejan seducir una y otra vez por las palabras que explotan sus necesidades y alimentan sus ilusiones, aunque hayan visto que los gobiernos populistas lo único que han logrado en incrementar su pobreza y su dependencia de las dadivas del Estado.

Otro aspecto a considerar es la propaganda chavista, que como ya hemos hablado en otros artículos, tiene objetivos claros a conseguir. La oposición sigue diluida en planes y proyectos que, aunque serios y bien estructurados desde el punto de vista técnico y profesional, no son presentados al electorado de manera efectiva y eficiente. A esto hay que agregar, el uso del rumor de los agentes del gobierno, que buscar acabar con cualquier idea u personaje que pueda tomar cuerpo, usando para ello no solos los medios y las anclas y opinadores de oficio, sino a la misma dirigencia opositora que se hace eco de los chismes preparados desde los laboratorios del régimen.

La división de la oposición, su tendencia autodestructiva, su incapacidad de hacer frente a un mecanismo de unidad racional que tenga como único objetivo acabar con el militarismo y el autoritarismo del gobierno es el obstáculo mas grande que se tiene para acabar con la tragedia que representa la revolución.

La oposición debe entender, para poder contrarrestar el talento que Chávez tiene como comunicador, y que sabe explotar, en cada uno de sus discursos y acciones. Con su demagogia y sus técnicas discursivas ha logrado explotar las debilidades del bando mayoritario de la población, logrando hacer victorias donde solo existen fracasos y desastres gubernamentales.

Si pusiéramos en la balanza los tres candidatos y el uno que se da como ganador, mantendríamos nuestro criterio pesimista con relación a las posibilidades reales de lograr un cambio radical a la situación caótica que vive el país en los actuales momentos. Ya habíamos advertido que el ano 2006 era decisivo para la recuperación de Venezuela pero por los vientos que soplan, parece que ninguno de los sectores ha aprendido aun la lección. La ceguera sigue reinando entre la dirigencia y la desidia entre los ciudadanos. ¿Habrá que pagar con mas dolor y sufrimiento las nuevas equivocaciones?.

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