Opinión Nacional

Un extraterrestre en política

Para el vicepresidente de la República José Vicente Rangel es costumbre decir que en Venezuela no pasa nada; uno podría haber pensado, más bien, que sus declaraciones eran para el consumo interno y para molestar a los periodista, a quienes él, como el propio Presidente y los miembros del gabinete consideran enemigos, vende patrias, vendidos a intereses personales, corruptos, saboteadores, agentes de intereses extranjeros, etc. En otras palabras, no han escatimado epítetos para con los comunicadores. (A veces pienso que (%=Link(«http://analitica.com/bitblioteca/abello/default.asp»,»Don Andrés Bello»)%)
, debe estar revolcándose de vergüenza en su tumba chilena – Gracias a Dios está a varios miles de kilómetros de distancia). Y no para la prensa extranjera.

El mismo Rangel se olvidó de su propio compromiso ético como periodista, y como mal periodista (nunca pudo escribir una cuartilla que no fuera de “denuncias” en contra de los militares corruptos, con quienes, por cierto, hoy es muy amigo), es incapaz de entender las teorías sobre la comunicación y de entender que la información veraz no es aquella que le gusta o no a los gobiernos.

Rangel se parece a su Jefe, pues ve atentados por todos lados e incluso habla de magnicidio. ¿Magnicidio? – ¿No debería ser más bien “raticidio”?
La revista Cambio de Colombia, entrevistó hace pocos días atrás a José Vicente Gómez, perdón, Rangel y le pidió que opinara sobre la “capacidad del gobierno para soportar una huelga”. Rangel, me imagino que con su intemperante optimismo, pero bajo los efectos de un claro ataque de histeria, como ha sido su costumbre en el último año, (¿Borrachera de poder? – ¿Miedo…?), respondió : “Qué huelga”; para luego agregar con su “sabiduría” budista, “Aquí lo que existe es una ficción que se transmite por televisión. Hasta en los barrios de la zona este de Caracas (Escuálido – agrega el entrevistador), el comercio, o mejor dicho, buena parte de él, está funcionando normalmente”.

¿Será que el señor (pues ya no se le llama doctor) Rangel tiene alguna anormalidad que le impide diferenciar lo real de lo imaginario “revolucionario”?
El paro abarca, según estadísticas oficiales, a todas las industrias manufactureras, industrias extractivas (carbón, petróleo, cobre, oro, bauxita, etc.) y empresas de servicios, además de los sectores de educación primaria y media centralizada y descentralizada, sectores de la salud, etc., en más de un 80%.

Al Vicepresidente se le ha olvidado decir que mandaron a callar a la ministra del trabajo María Cristina Iglesias quien hizo quedar muy mal a sus jefes pues sus estadísticas sobre el paro eran de carácter extraterrestre. Nadie ha mentido tanto, en tan poco tiempo, como esa señora.

Al preguntársele a J.V. Rangel: ¿No cree usted que en los últimos años, el Gobierno cometió demasiados errores para haber llegado a esta situación? – Él responde que probablemente. Agregando que “en la implementación de toda política se cometen errores”. Que sabia respuesta, ¿verdad?
Luego agregó que había que recordar que Venezuela fue un país cerrado a cierto sector de la sociedad; pero, se olvidó de agregar “de la cual tanto “profité y abusé”, pues verdaderamente no se puede entender como un señor quien decía que era abogado y no lo era, se haya ganado la vida solamente como periodista. Eso es tan incierto como decir que el Almirante Gruber Odreman se hizo rico con los derechos de autor de sus “poesías” que nadie conoce. Rangel habla de la represión de los sesenta, y cuenta que tuvo que exiliarse en Chile pues en Venezuela no podía vivir pues era un perseguido político y que más del 80% de la población del país no tenía voz. Esta es otra falsedad más grande que el Pilín León. Claro que hubo represión. Había lucha armada y terrorismo del cual seguramente participó el propio Vicepresidente.

Lo importante ahora es saber si el presidente aprendió la lección de libertad que le dio Chile, pues cuando él estuvo asilado allá gobernaba el presidente Alessandri y el gobierno era de derecha. Lo que significa que para nuestro revolucionario Rangel que si el gobierno de derecha en Chile era bueno para él (con sus matanzas y todo – recuerda usted Vicepresidente?), ¿por qué no habría de serlo un gobierno social demócrata venezolano?
O es porque JV Rangel es racista. Alessandri era blanquito y Rómulo y Leoni eran tan oscuritos o más que el “Libertador de Sabaneta”. ¿Será que por eso se casó con una chilenita de esas que allá en el sur llaman de “medio pelo” y por quien nadie daba un comino como artista?
Para Rangel, el 80% de la pobreza existente en su gobierno fue creada por los gobiernos anteriores; es decir, por los demócratas. ¿Qué raro, verdad? – Si en el gobierno anterior al Presidente actual, los pobres no pasaban de un 36%, ¿cómo se las arreglaron para llevar la cifra al 80%? – ¿Será que tienen el síndrome de Kampuchea y Chávez sería Pol y Rangel, Not? – ¿O es que son extraterrestres?
Rangel demuestra su racismo cuando le dice a su entrevistador colombiano que hoy han surgido en Venezuela (en la oposición, obviamente) movimientos “casi racistas”… ¿Será que lo traiciona el subconsciente? – Al fin y al cabo él siempre ha hablado de racismo; es más, le vendió la idea a su Jefe.

Por otra parte, Rangel, no le pudo explicar a Cambio ¿cómo es que el cien por ciento de los líderes del actual paro, incluyendo a los de Fedecámaras vienen de estratos sociales bajos?
Rangel tiene algún síndrome extra y éste no es otro que el de envidia mediática. No es posible que un hombre que escribiera, en forma tarifada, lo que no es deshonesto, en todo caso, para “El Universal” que por cierto es el único medio que puede ser calificado de derecha en Venezuela y en un Canal de TV del cual era el entrevistador y denunciante de oficio estrella, los días domingos, sea ahora el peor enemigo de esos mismos medios. No puedo entender que este octogenario habitante de Venezuela sea otro resentido más o es que le pegaron el mal, el cual, al parecer, por los lados de la “revolución” es contagioso; peor que el SIDA.

Rangel actúa de una manera rara, por decirlo suavemente. Él disculpa las actitudes soeces del Presidente cuando éste se refiere a los medios y a sus adversarios políticos. Rangel le dice al periodista colombiano que “es posible que el Presidente contribuya a crear un clima de tensión y polarización de la sociedad”; sin embargo, él plantea que “los presidentes son también seres humanos”. Y agrega, “cuando alguien ofende a su familia, usted tiene derecho a reaccionar”; y dice: “Yo no hubiese reaccionado como él, pero yo no soy Chávez”. Claro, Rangel no se ha escuchado a sí mismo, ni se ha visto reflejado en TV cuando dice como un energúmeno cosas peores Chávez.

Lo lamentable de todo esto es que Rangel como periodista ha perdido la sindéresis. Se autoflagela con improperios con los cuales él cree ofenderá a sus oponentes políticos. Los ataques a la mass media no son otra cosa que la carencia de suficiente intelecto como para transmitir ideas con valores. Pareciera que el reino chavista está destinado por la Providencia a ser nada más que un grupo de matones mediocres que no entienden la majestad de los cargos que obtuvieron del pueblo, que ellos dicen defender y al cual tanto desprecian.

Rangel se acostumbró a manipular en el pasado y quiere seguir haciéndolo ahora. No se ha dado cuenta que el pueblo venezolano ha dado un paso trascendental en la política mundial: el pueblo ha logrado expresarse sin líderes y mantener una posición soberana nunca vista antes; eso, es precisamente lo que le molesta a Rangel y a su Jefe.

En las respuestas que da Rangel al periodista colombiano se evidencia claramente la falta de respeto que este ser siente por la democracia. Definitivamente él no cree en los valores éticos de la democracia, a la cual califica de burguesa como si él no fuera un burgués más que pequeño.

Dice que no puede haber una salida electoral (¿a qué le teme?) mientras “exista un contexto de violencia”. Sin embargo, en su cinismo no dice quienes crean la violencia o de dónde esta proviene, y él lo sabe, la violencia no la ejercita precisamente la oposición pues los que tienen las armas son los militares, quienes apoyan al gobierno y los grupos fascistoides armados que pululan en el país sembrando el terror y el odio.

Rangel se justifica para no negociar diciendo que hay que terminar, conversar, dice él, con las tensiones y principalmente con la actitud de los medios de comunicación. También quiere regular las marchas de la oposición. Entonces, ¿dónde quedan las garantías constitucionales? –
Para el Vicepresidente es necesario resolver esos problemas para llegar a un acuerdo y aceptar un proceso electoral. En otras palabras no quiere que funcionen los medios (¡Que demócrata!), no quiere que la oposición proteste….¿Qué quiere? – Simplemente el poder total pues su Jefe ha dicho que gobernará hasta el 2022, aunque el año pasado decía 2021…

Al preguntársele cómo era posible gobernar bajo un clima de tensión como el existente en el país, sin arrugarse Rangel contestó que no era posible que la oposición juntara dos millones o más de personas en una marcha pues en el este de Caracas solamente vivían 900 mil personas. ¡Que avisado!, diría Cantinflas. Así que se le vuelve a salir el racismo al señor Vicepresidente. ¿Y los ciudadanos del oeste, del norte y del sur cuando marchan, acaso no lo hacen contra Chávez?
Rangel insiste en que las encuestas sobre la popularidad de Chávez lo tienen sin cuidado y que él podría llamar a una marcha de un millón de venezolanos en un instante. ¿Por qué no lo han hecho? – ¿Será que no tienen gasolina para los buses? – Pero si no hay paro, señor Rangel, ¿cuál es el problema?

(*): El articulista es politólogo; autor de Neoliberalismo Miseria Humana, Vadell Hnos. 1997

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