Opinión Nacional

Un monumento a la crueldad

Con la construcción de la mezquita que los musulmanes pretenden erigir en el centro de la gran manzana de la isla de Manhattan en New York, sucede cómo con el monumento que los chavistas de hueso colorado levantaron en Puente Llaguno Caracas Venezuela, dizque en memoria de los caídos. Querrán decir en honor a los asesinos o terroristas de estado que el 11 de abril del 2002 masacraron a diez y nueve compatriotas indefensos. Es que, se trata de la misma practica descarada y cínica de quienes con sus mentiras quieren hacerle creer al país y al mundo que ellos son los muertos y no los asesinos. Claro es que, muertos están, pero “en sus delitos y pecados” como lo expresa la Biblia para referirse a los irredentos.

En NY no se, pero en Venezuela debido al poder omnímodo del régimen de turno, no fue posible evitar semejante escupitajo al dolor ajeno e insulto a la inteligencia del venezolano; pero pueden tener Uds. la seguridad de que en las primeras de cambio, ese monumento a los gatillos alegres de Pte Llaguno y a los francotiradores de Miraflores, será derribado como las estatuas de Hussein en Irak o desaparecida como la de Zelaya en Honduras que no logro levantar porque a tiempo fue depuesto por el Congreso como presidente de su país. Es que, los dictadores de todos los tiempos, al igual que los faraones egipcios, también les encanta que los entierren vivos. En otras palabras, les fascina la idea de seguir viviendo después de muertos sin importarles si es en el infierno o en el purgatorio.

Construir una mezquita o templo musulmán en ese lugar de NY cerca de donde antes estuvieron las dos torres gemelas símbolo del poder financiero y económico de los E.U., y en donde todavía se respira el humo del mas cruel atentado terrorista perpetrado por musulmanes contra la humanidad, constituye la mas descarada afrenta que se le pueda inferir a una nación y a una sociedad. En ese atentado murieron instantáneamente mas de 3.000 personas en cuestiones de horas y, otras 3.000 quedaron afectadas psicológicamente lo cual se puede contabilizar como muertes silenciosas. Esto sin contar el daño material y urbanístico que le atestaron a esa imponente y legendaria ciudad patrimonio de la humanidad.

Quienes en los E.U., aprueban y apoyan esta insolente idea de erigir una mezquita o templo musulmán en la yugular de la gran manzana donde se perpetro el atentado terrorista mas horrendo de la historia, están poniendo en riesgo sus cargos y su prestigio, ya que toda ola chica o gigantesca tiene su resaca y arrastra con chicos y grandes. Por lo tanto, dejemos “que los muertos entierren a sus muertos” y que esos desalmados se entierren vivos entre si, a ver si al fin nosotros podemos vivir con menos angustias.


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