Opinión Nacional

Un muerto y un vivo, indocumentados

En Venezuela andar sin la cédula es un enorme riesgo, pues la exigen para cualquier trámite, y si la solicita un funcionario, civil o militar, el no mostrarla muy probablemente ocasione la detención in situ o en una dependencia oficial, hasta que un familiar o amigo contactado la busque y traiga, para demostrar que se es documentado y por tanto legal, ante cualquier instancia. Pero, para obtener la cédula es imprescindible presentar la Partida de Nacimiento, el documento en que consta la fecha, la hora y el lugar donde la persona vino al mundo, el nombre que le asignaron y los datos elementales de la progenitora (en todos los casos) y el progenitor (que no está incluido en todos los casos, generalmente porque es tan macho que limita su participación a la inseminación, y es alérgico a reconocimiento de criaturas que haya engendrado, así como a asumir los compromisos materiales y emocionales que acarrea la paternidad responsable, por lo que abundan los hogares a cargo de la madre sola, y en algunos casos los niños quedan esencialmente a cargo de abuelas o tíos, pues hay madres que se contagian del machismo liberador y se desentienden olímpicamente de los hijos, quienes en casos muy extremos quedan al cuidado de instituciones públicas, o de las calles y las terribles circunstancias que en ellas les toque enfrentar).

 

Morir es el evento que ocurre al final definitivo de la Vida, y también exige un documento en que consten los datos del occiso, junto con la (s) causa (s), fecha y sitio de la muerte, datos que obligatoriamente deben ser señalados por un profesional médico debidamente identificado, a los efectos de impedir que sean adulteradas las circunstancias que rodean el fallecimiento de cada persona, en especial cuando pudieron ocurrir situaciones colindantes con un delito, accidente culposo, asesinato o mala praxis, que deban ser investigadas a fondo, en cuyo caso el cadáver sería la principal fuente de evidencias (y no se autoriza su cremación, ni su entierro, hasta que se haya realizado la autopsia). Es imposible, en Venezuela al menos, proceder a enterrar o cremar un cuerpo sin la presentación de la correspondiente Partida de Defunción, que contenga los datos básicos del difunto (nombre, apellidos, edad, sexo, documento de identidad, causa, fecha, hora y lugar de la muerte), y los datos básicos del médico (también nombre y apellido, documento de identidad, cargo, etc) que indica brevemente la información que explica los datos de la muerte de la persona, certificada en esa Partida de Defunción.

 

Quizás la única excepción a la total obligatoriedad de tramitar, obtener y presentar la Partida de Defunción, derive de los muy pocos casos en que una persona desaparezca por un prolongado lapso de tiempo, y sus deudos (cónyuge, hijos, hermanos, padres, etc) pueden solicitar ante un Tribunal que sea declarado como Fallecido, dada la inexistencia de indicios de que siga con vida, y por razones de tipo legal, que requieren de esa sentencia, a efectos de, por ejemplo, repartir su herencia o permitir al viudo (a) contraer nuevas nupcias, sin cometer Adulterio, pues legalmente su cónyuge ha sido declarado muerto, independientemente de que no haya un cuerpo tangible.

 

En el caso de Hugo Rafael Chávez Frías, la versión oficial sostuvo que fue a Cuba el día 9 de diciembre del 2012, presuntamente a efectuarse una operación, y a pesar de que no fue visto ni oído desde su aparición en cadena de TV el día 8 de diciembre, voceros del régimen mantuvieron a la Opinión Pública “informada” sobre la evolución postoperatoria del presunto paciente en el CIMEQ (Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas) de La Habana, afirmando que presentaba un cuadro clínico delicado pero estable, y gradualmente hablaban de mejoría. El viernes 15 de febrero mostraron unas fotos, evidentemente adulteradas, y se produce un presunto traslado a Caracas la medianoche del día domingo 17, y su presunta hospitalización en el Hospital Militar, donde sólo una empleada Dubraska Mora, declaró haberlo visto, que “llegó caminando, fuerte, no llegó en camilla, no llegó intubado, no llegó con ningún proceso invasivo”, pero seguíamos sin evidencias gráficas o sonoras de su condición. El misterio en torno a Chávez continuó, sin presentar ni siquiera una fotografía que demostrara que estaba vivo y presente en ese Hospital, pero Maduro sostenía que participaba en reuniones de trabajo con él y el resto del Gabinete ministerial, y que incluso “le apretó la mano con una fuerza gigantesca”, lo cual no se correspondía ni con las condiciones de un paciente en situación terminal, ni con la ausencia de un Reporte respaldado por los médicos tratantes, o fotos y videos, que son tan comunes en esta era de sofisticados equipos, en especial celulares que todos llevan consigo. En el lapso del 9 de diciembre al 5 de marzo, ambos inclusive, no hubo evidencias de que Chávez estuviera vivo, o siquiera en Venezuela, salvo declaraciones de allegados interesados en mantener esa versión de apariencia, y las fotos mostradas el viernes 15, que por su obvia manipulación más bien aumentaban la desconfianza en la historia oficial y las sospechas de que algo muy grave le ocultaban al mundo.

En el caso de Nicolás Maduro, dado que la Constitución establece que para ser presidente es requisito indispensable el haber nacido en Venezuela, y existen sobrados indicios de que NO nació en nuestro país, ni hasta la fecha ha presentado la Partida de Nacimiento que lo acredite como venezolano por nacimiento, esa ilegalidad se sumaría a otras que le hacen absolutamente ilegítimo, tales como haber tramitado su candidatura mientras ocupaba la Vicepresidencia, lo cual también viola la Constitución vigente, y la presunción de FRAUDE en el proceso electoral en el cual el CNE le declaró ganador a pesar de la protesta de la Oposición, la exigencia de Revisar los Cuadernos de Votación donde están las evidencias del Fraude (multicedulados que votan por electores virtuales y fallecidos), y DIEZ Impugnaciones debidamente respaldadas, irresponsablemente desechadas por el TSJ, en abierta violación del marco legal que nos debería amparar a todos por igual. Además, si como es lícito presumir ante la falta de respaldo concreto de las versiones oficiales que ubicaron a Hugo Chávez en condición de VIVO en la capital de Cuba, para el 10 de enero del 2013, la fecha que la Constitución establece para que el presidente electo tome posesión del cargo ante la Asamblea Nacional, o en su defecto ante una Comisión del TSJ en fecha próxima, sin que alguno de estos escenarios ocurriese tal como lo pauta la carta magna, podemos presumir una escalonada estafa a todos los venezolanos, por cuanto es muy probable que el presidente electo haya fallecido en diciembre, en La Habana, o estuviera en condiciones que le impidieron estar presente en el acto de Toma de Posesión del 10 de enero, y que tales condiciones eran irreversibles, por lo que hubiera sido imposible que tomara posesión y ejerciera la presidencia, y ha debido declararse la falta absoluta y proceder conforme pauta la Constitución, lo cual no se hizo. En consecuencia, son nulos de toda nulidad todos los actos y compromisos que tuvieron lugar durante el período en que la Sociedad venezolana presumía a Chávez vivo y en condiciones de recuperarse, mientras otros adulteraban la realidad en función de intereses grupales, y violando lo que el marco legal establece para cubrir la ausencia temporal o definitiva del primer funcionario de la administración pública.

No es asunto de menor importancia el cúmulo de graves violaciones a la Constitución que se ha producido desde el 8 de diciembre del 2012 hasta hoy, y la presentación de las Partidas de Defunción de Chávez y de Nacimiento de Maduro no son trámites frente a los cuales puedan permanecer indiferentes los altos personeros del régimen a quienes corresponde mostrarlas al país y al mundo, ni puede ninguna instancia exonerar a nadie de esta obligación, que es de inexorable cumplimiento para todos los habitantes de Venezuela, sin excepciones de ningún tipo ni consideraciones al margen, mucho menos pueden alegar que la supuesta revolución está por encima de la Constitución y nuestro Derecho a recibir Información Veraz, y que se nos demuestre que cada funcionario cumple los requisitos y deberes que las leyes le imponen.

Hay antecedentes que refuerzan las sospechas de asuntos turbios tras esta permanente negativa a mostrar las documentaciones esenciales, para demostrar la nacionalidad de Maduro, y la verdad sobre la fecha, el lugar y las circunstancias en que Chávez falleció; Con el emperador de Japón, Hirohito, y el dictador de Portugal, Salazar, en distintos momentos, durante semanas se ocultó su gravedad y muerte, y a un ex presidente argentino que estaba secuestrado y resultó muerto en un tiroteo entre el ejército y los secuestradores, se le mantuvo congelado en absoluto secreto, hasta que fue más conveniente hacerlo aparecer como parte de otros eventos noticiosos. Las dimensiones de lo que ocultan se pueden calcular por lo exagerado de los trapos rojos con los que pretenden desviar nuestra atención, como las cobardes agresiones a diputados opositores (a golpes ordenados por Diosdado, o con el lenguaje más soez, cínico y homofóbico de que es capaz Carreño) en la AN, la fantasía de la compra de 18 aviones de guerra, la tragicomedia de quienes hace casi 15 años manejan todos los hilos del poder y los dineros de la nación y tienen el tupé de afirmar que la corrupción la cometen los opositores (con los casos de Pudreval, Antonini, PDVSA, Aban Pearl, Amuay, Plan Bolívar I y II, Anderson, Makled, Aponte Aponte, Mario Silva, entre muchos, aun sin iniciar las investigaciones), los circos que levantan cada semana con la excusa de un atentado, que en el colmo de sus delirios califican de magnicida (en todo caso sería Torpicida o Ignoranticida). Tan sencillo que sería mostrar los documentos, que el resto de nosotros debe tramitar y mostrar cuando nos son solicitados.

En el socialismo chavo-castrista todos somos iguales, pero algunos son más iguales que la mayoría. Los retamos a que muestren las Partidas y los Cuadernos del 14A. Y luego, los que no se hayan escapado del país, procedan a investigar en serio el cáncer de la Corrupción, que trae más sorpresas que una piñata.

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