Opinión Nacional

Un nuevo y necesario contrato social

La crisis venezolana es profunda en todos los órdenes: En lo económico, político, moral, jurídico, etcétera.

En el Informe presentado por la Delegación de Diputados del Parlamento Europeo que visitó nuestro país leemos: “Un país con recursos ilimitados de petróleo, con una población bien cualificada (sic), no consigue diferenciarse de otro pobre en recursos humanos y materiales. La diversificación de la economía sigue siendo una asignatura pendiente, que se ha vuelto más amenazadora ante el aumento de los desempleados, de los que trabajan en condiciones de precariedad o las miles de industrias que han tenido que cerrar” (08-10-2003).

El Informe del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), señala que Venezuela será el único país de Suramérica que no podrá reducir a la mitad el número de pobres para el 2015. Según la CEPAL y el propio Instituto Nacional de Estadística, fuente gubernamental, “la pobreza extrema y el hombre han aumentado en forma considerable. Desde la Declaración del Milenio, hasta el presente, el número de hogares en situación de pobreza ha crecido en un millón, lo que representa un incremento del orden del 50% y afecta a más de la mitad del total de hogares del país” (07-11-20023)

La situación de la infancia abandonada de nuestro país es alarmante: 2,5% entre 7 y 14 años, sufre severamente de un déficit alimentario.

La reducción del consumo alimentario en el 73% de los venezolanos, con un 34% de ‘pobreza extrema’ y 53% de ‘pobreza relativa’, con una desnutrición de 4 millones en nuestra población infantil y juvenil, tiene que llamarnos a una profunda reflexión. Los pronósticos del PNUD estiman que: “Pasarán 85 años para que el país llegue a disminuir 2% de la pobreza extrema” (Diario El Nacional. B/12. 19-07-03).

Venezuela ha incumplido el Convenio suscrito en febrero de 1997 relativo al Programa Interamericano de Combate a la Pobreza y a la Discriminación, promovido por la OEA: La contracción económica del PIB ha sido terrible: 6,1% en 1999; 9,8% en el 2002 y 12% en el 2003.

El Instituto Nacional de Estadística ha reconocido que 269.000 hogares venezolanos entre el segundo semestre del 2002 y el tercer semestre del 2003, han entrado en el círculo infernal de la pobreza. El organismo antes citado, ha establecido igualmente, que el salario mínimo no alcanza para el sustento de cinco personas.

El CENDAS (Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros), ha señalado que entre septiembre y octubre del 2003, la Canasta Básica Familiar), ha pasado de Bs. 1.224.036 a Bs. 1.245.949, respectivamente.

Se considera que el poder adquisitivo del venezolano caerá en este año en un 16% (acumulándose en dos años en un 25%), considerándosele como el más bajo en 50 años: “Desde 1992 ha disminuido hasta llegar a ser 7,3% menor que hace 5 décadas” (Diario El Nacional. A/18. 10-11-2003

Se pronostica una explosión inflacionaria, que reducirá extremadamente la ya mermada capacidad adquisitiva del venezolano.

El desempleo es galopante: 7,5 millones de venezolanos están sin trabajo fijo (5,3 en la ‘economía informal’, 2,2 ‘desocupados’). Hecho que se agrava si tomamos en consideración que según la CTV, el 60% de la masa laboral venezolana (12% de la población económicamente activa) no tiene ninguna capacitación. Ello compromete seriamente la competitividad del país en un mercado globalizado.

El Informe de la CEPAL no es menos espeluznante: Venezuela y República Dominicana, según el Informe de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe, culminan con cifras negativas en su actividad productiva: Venezuela es el país que registra el peor desempeño.

Criminológicamente hablando, esto tiene que generar un aumento en el índice delictivo. En Venezuela se ha incrementado la delincuencia entre un 15% y un 30%, según lo ha señalado Marcos Tarre (20-10-2003).

Según Informe del CECODAP, en Venezuela mueren más de 80 niños al mes, de los cuales 47 por asesinato. El resto, sometidos a casos de investigación, pueden haber muerto por la misma causa (El Nacional. B/14. 18-12-2003).

Iván Simonovis, por su parte, estima que este año el país podrá cerrar con una cifra de homicidios de once mil personas. ¡Una verdadera guerra civil!

Señala, del mismo modo, que los secuestros se incrementaron en un 150%. (16-12-2003).

La Prostitución, particularmente la infantil, va in crescendo. En un periódico del Táchira leíamos cómo la prostitución de niñas de 13 años se incrementa asombrosamente en San Cristóbal. Otro rotativo de la región ha denunciado el aumento de los niños de la calle y de cómo la Policía se ensaña con ellos quitándoles el dinero que a duras penas recogen para sobrevivir.

Es muy grave que el Presidente Chávez no haya cumplido con su promesa de diciembre de 1998 de ‘cambiarse el nombre’ si no erradicaba los niños de la calle en 365 días’: “…Yo me prohibo a mi mismo permitir que haya niños de la calle durante mi Gobierno…” prometió a los venezolanos.

Sin duda, como solía decir Chávez para ganar adeptos, Venezuela está frente a una bomba de tiempo que hace tic tac. Tanto él, como una obcecada oposición, nos han colocado en una cuenta regresiva. Nadie puede por sí solo, ni siquiera una heterogénea coalición de partidos, muchos de ellos comprometidos con el pasado, asumir la grave crisis que el país confronta.

Técnico-políticamente hablando, si real y efectivamente queremos realizar el objetivo de sacar el país adelante, tenemos necesariamente que producir un auténtico y sincero Contrato Social, en el cual participen todos los sectores que integran el país.

*Profesor Titular Emérito de la Universidad del Zulia. Ex Director del instituto de Filosofía del derecho.
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