Opinión Nacional

¿Un recontragolpe?

Alfredo Kellerhof reposaba en una hamaca colgada en el balcón, este domingo 27 de mayo de 2002. En la oscuridad sólo podía escuchar el ir y venir de las olas. Se había levantado muy temprano. Hacía unos días había llegado a esta pequeña isla privada del Caribe. Acostumbrado al trajín de Caracas, las horas sin qué hacer se le hacían interminables. Encendió la luz y buscó los recortes de “El Nuevo País”, con los artículos de Patricia Poleo para releerlos. “¡Qué drama y qué fracaso!” Recostó la cabeza y comenzó a pensar en los sucesos.

De pronto, un fuerte ruido proveniente de la playa lo estremeció. Se levantó y escudriño el mar frente a él. “Esta es una madrugada perfecta para una invasión”, pensó. “El mar tranquilo, el cielo sin luna, la oscuridad densa”. Le pareció que el ruido provenía de potentes motores. Decidió vestirse y bajar a investigar. “Muy raro”, se dijo.

Unos pantalones negros de algodón, una remera del mismo color y unos zapatos Nike también negros le bastaron. No olvidó, sin embargo, tomar una linterna. Bajó del ascensor y salió por la puerta que conducía a la piscina. Los faroles del patio continuaban encendidos por razones de seguridad., así que le fue fácil dar un trotecito hasta la reja que conducía a la playa. Caminó unos cientos de metros, mientras el ruido de los motores iba en ascenso. Su instinto le dijo que debía esconderse y se echó tras unas rocas. Aguzando la vista pudo observar como cuatro grandes LCM habían atracado y abierto sus compuertas de desembarco.

Los gestos de los tripulantes le indicaron que se hacían las maniobras para descargar. Con alguna dificultad logró ver la figura inconfundible de los tanques. “¡Dios mío! ¿Qué es esto?”, pensó, para responderse casi inmediatamente: “¡Un ejercicio militar! Deben ser europeos.” No era conveniente que lo descubrieran merodeando. Sigilosamente, tal como había venido, retrocedió. En eso oyó el chasquido de un arma al montarse y levantó ambos brazos.

¿De nuevo el “Falke”?

-¡Arriba las manos! -gritó una voz, en un inglés regular-. Venga acá despacio.

Se dio vuelta y observó a un joven en traje de campaña con la cabeza cubierta con una boina morada. El fusil de asalto apuntaba hacia el cielo. Pero la otra mano le registró los bolsillos con la destreza que da la costumbre. Se dejó conducir hasta la playa. Otro hombre vestido en forma parecida se les acercó.

-Lo encontré merodeando. -dijo, pero esta vez, al dirigirse a quien parecía ser el jefe, habló en español y a Kellerhof le pareció escuchar un acento francés. Aquí está su cartera.

El que parecía jefe la abrió y extrajo la cédula. La miró cuidadosamente y, con voz amable, le dijo:

-Si es Alfredo Kellerhof. Perdóname, pero con la oscuridad no te reconocí. ¿Es que no me recuerdas?

Kellerhof se le acercó y pudo ver el rostro del teniente coronel (ahora retirado) Carlos Scaglia. El asombro se reflejó en su rostro.

-¿Qué haces por aquí? -fue su pregunta-.

-Recordarás que en la Tertulia les dije que tenía un plan. Pues bien, en estos meses he tratado de ponerlo en práctica. Al principio, mis contactos con quienes tienen los reales no fueron del todo exitosos. Pero después del fracaso de la Carmonada, me han dado luz verde y he ido adquiriendo los materiales y el personal necesarios.

-Yo me suponía que algo como esto podía ocurrir. Porque los enemigos del teniente coronel cuentan con muchísimos recursos y bastantes amistades en posiciones de relieve. Pero ¿Quiénes te acompañan en esta empresa?

Los violentos

-Aparte de los mercenarios que manejarán los aviones y los tanques, unos venezolanos que se sienten en la obligación de restituir la paz en el país y la concordia entre los venezolanos. Hacer olvidar la siembra de odios de los talibanes. Estamos cansados de ser insultados por Hugo Chávez, a quien después de los sucesos del 11 de abril no reconocemos como el presidente legítimo de Venezuela, sino como a un vulgar asesino. Las generaciones futuras no nos perdonarán si permitimos que se lleve al país a una espantosa miseria. Está visto que ni el presidente ni su entorno van a rectificar. Peor aún, la conspiración de palacio en que terminó el 11-A, su arreglo con Lucas Rincón para disolver pacíficamente la manifestación y el fracaso de Vásquez Velasco, Ramírez Pérez y los demás generales y almirantes en conseguir el apoyo de los oficiales con mando de tropa, no sólo hizo inevitable su retorno, sino que ahora le permitirá depurar la Fuerza Armada y retirar, con los Consejos de Investigación, a los que consideren él y su entorno de lealtad dudosa. Habrá también más violencia de los Círculos del Terror. Los 17 muertos del 11 y los 30 de los posteriores no son sino un abreboca. Nosotros creemos que a la violencia hay que responderle con violencia.

El comandante Scaglia miró su reloj.

-Presten atención. -dijo al resto de sus hombres-. Los aviones deben estar por llegar.

-¿Aviones? ¿De qué hablas? -expresó Kellerhof/-.

Cuatro grandes jets se acercaban muy bajito para no ser detectados por los radares. A poca distancia de la costa, empinaron sus proas hacia arriba. Dos viraron a la derecha y siguieron la línea del litoral. Los otros volaron tierra adentro.

-Son Tupolev-16 de un antiguo país comunista. Igual que sus tripulaciones. Esto es sólo un ejercicio. Cuando se haga realidad, será en una fecha patria. Esas en que hay paradas. Llegaremos a Venezuela por la costa. Son 2.500 km. difíciles de custodiar. Uno de los cuatro aviones irá a la base Francisco de Miranda, al cuartel de Miraflores, y finalmente a Fuerte Tiuna. Así el trabajo de los tanques será fácil. El otro se dirigirá a Puerto Cabello. Los dos restantes, a las bases Libertador y Mariscal Sucre. Allá atacarán a los Mirages, los F-5 y los F-16. Luego harán lo mismo con los AMX-30 y los vehículos militares que aguarden alineaditos el inicio de la parada. Regresarán a su base para reabastecerse y continuar la campaña Nuestro objetivo es destruir los elementos militares chavistas a través de una campaña aérea, mientras en Caracas, los tanques T-80 aseguran el nuevo gobierno transitorio. No voy a permitir la guerra civil.

-Así que el astrólogo tenía razón. Se va un 24.

Y nos dejará arruinados

A media mañana de ese mismo día, Beatriz Morrison llegó de visita. al apartamento de los Tellería en el litoral. Mientras Gustavo la invitaba a pasar, le dijo:

-¿Me puedes explicar, Beatriz, cuál es el problema de la Tesorería y por qué el gobierno no tiene plata, después de tres años con el barril de petróleo tan alto?

-Es que nadie en el gobierno tenía idea de lo que entraña manejar un presupuesto. -le contestó la economista-. Giordani fue un administrador iluso. Por eso tuvieron que traer a Nóbrega y a Felipe Pérez. No se puede gastar más de lo que ingresa. Pero el gasto en estos tres años ha sido superior a los ingresos. Como no podía conseguir préstamos en el exterior, el gobierno optó por hacerlo a los bancos venezolanos, pero como el dólar se mantenía barato, éstos preferían adquirir dólares. Para evitarlo, el BCV incrementó las tasas, llevándolas a un 50 por ciento. . ¿Qué significó eso? Que habiendo llevado los préstamos internos a 12 mil millones de dólares, el Estado tiene que pagar anualmente 2 mil millones de dólares entre intereses y amortización de capital. Al bajar el precio del petróleo, la situación se tornó insostenible. ¿Por qué crees tú que se habla de recurrir al Fondo Monetario Internacional? Eso que los chavistas llaman el coco neoliberal. Pues porque estamos arruinados. Pero Chávez no permitirá nada que arruine su popularidad.

Santiago Ochoa Antich es diplomático de carrera y periodista. Fue Embajador de Venezuela en Austria, Canadá, Jamaica, Paraguay, San Vicente y las Granadinas, El Salvador y Barbados.

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