Una cátedra para Sofía
Venezuela tiene una deuda inmensa con (%=Link(«http://analitica.com/archivo/vam1997.10/artes/excelente.htm»,»Sofía Imber»)%). No sólo por todo lo que ella ha hecho en campos tan variados como el periodismo y la museística, sino también por la mezquindad e injusticia con que ha sido tratada en tiempos recientes, al borrárse su nombre de una de sus principales creaciones: el Museo de Arte de Moderno de Caracas, uno de los más importantes centros de arte de América Latina, y orgullo de nuestro país.
De allí la importancia de la iniciativa de la Universidad Católica Andrés Bello al establecer la Cátedra Fundacional de la Memoria del Periodismo Venezolano dedicada, en pleno derecho, a Sofía Imber. Iniciativa del rector Luis Ugalde y, de manera especial, del Centro de Investigación de la Comunicación que dirige con gran entusiasmo Caroline de Oteyza.
Un homenaje en gratitud a más de 50 años de trayectoria periodística de esta venezolana tan tenaz como fructífera, que empezó sus ajetreos de reportera en la redacción de Ultimas Noticias y que todavía hoy, medio siglo después, continúa su trabajo de comunicadora en un programa semanal en Radio Capital.
Las nuevas generaciones deben saber que Sofía junto a su esposo, Carlos Rangel, fueron pioneros del periodismo de televisión a través de los programas matutinos «Buenos Días», «Carlos y Sofía» y «Sólo con Sofía», que entre 1969 y 1993, se convirtieron en espacios muy influyentes de la opinión nacional. En ellos, los venezolanos de la democracia pudieron valorar el «quien es quien» de la política, la economía, la literatura o la prensa, cada mañana a lo largo de casi 25 años, incluyendo a las personalidades destacadas que visitaban al país.
En tal sentido, el Centro de Investigación de la Comunicación de la UCAB ha emprendido el proyecto de recuperación y digitalización del archivo periodístico de Carlos Rangel y Sofía Imber, que ya se encuentra a la disposición de innumerables usuarios dentro y fuera de Venezuela. Un esfuerzo riguroso y paciente al servicio, sobre todo, de los estudiantes de comunicación social.
«Aún sigo siendo reportera», dijo Sofía en sus palabras de agradecimiento en el acto inaugural de la Cátedra. Y lo seguirá siendo, porque como dice el diccionario, su vena de periodista está en el reporte y la noticia. Lo digo con conocimiento de causa, ya que en las oportunidades recientes en que la he acompañado a su programa radial, he sido sometido a una disección inteligente y aguda, respecto de la cual no valen las respuestas de ocasión.
En el Comité asesor de la Cátedra participan figuras reconocidas como el ex-presidente Ramón J. Velásquez, Simón Alberto Consalvi, Gustavo Roosen y Juan Martín Echeverría. Todos bajo la dirección de Caroline de Oteyza y, desde luego, la presencia versátil y empecinada de Sofía Imber.
Uno de los mundos de Sofía, el periodismo venezolano, ha comenzado a saldar su deuda. Más temprano que tarde lo harán los otros. Por lo pronto, la Cátedra de Sofía Imber servirá por igual a rescatar la memoria y a enseñar mejores caminos para el futuro.
