Opinión Nacional

Una coyuntura muy especial

No cabe duda que nuestra sociedad esta viviendo una situación politico-social muy especial. Esta empezó con las elecciones para una nueva Asamblea Nacional del 26 de septiembre del año recién pasado. Un primer elemento fue el resultado de las mismas. A pesar de que la Alternativa Democrática obtuvo una mayoría de 53 % frente al chavismo, el numero de sus diputados y diputadas electos fue considerablemente menor que el del oficialismo, debido a las manipulaciones de las circunscripciones por el CEN y el cambio de la Ley de Procesos Electorales por la Asamblea de las focas del teniente coronel. Me sorprendió (y me sigue sorprendiendo) que las protestas de la MUD y demás fuerzas de la Alternativa se mantuvieron en el margen de una acción muy limitada. No me sorprendió que el régimen desarrollo una acción propagandística que convirtió su derrota en victoria – lo mismo habíamos experimentado en el Referendo del 2 de diciembre de 2007.

La situación se agravo por el anuncio de Chávez que la “revolución” iba a radicalizarse. Ello ocurrió, especialmente a finales de diciembre, mediante la aprobación de un conjunto de leyes, casi todas inconstitucionales, que tienden a socavar los restos de la República que habían quedado después de 11 años del régimen y de sus políticas desastrosas. La Ley Habilitante, que le da prácticamente todos los poderes al Jefe hasta seis meses antes de las elecciones presidenciales de 2012, la Ley de las Comunas, la Ley de Educación Universitaria, las reformas de la Ley Resorte y de la de Bancos etc. tienen todas las características de ordenamientos jurídicos de un Estado totalitario de marca comunista.

Todo esto le plantea a la Venezuela democrática un desafío muy grande. Es altamente probable que el régimen reaccionara con un aumento de la represión. Una primera prueba fue la manifestación de los universitarios poco antes de Navidad contra una Ley que les quita a las universidades la autonomía, la libertad de cátedra y el pluralismo. Fui testigo del despliegue de las fuerzas de represión con sus tanquetes, sus ballenas, sus bombas lacrimógenas, sus armas de guerra y de la implacable persecución de los universitarios (estudiantes, profesores y empleados administrativos) en los alrededores de la Universidad Central. Una parte de la represión es la propaganda masiva, posible gracias a la hegemonía comunicacional, incluidas las apariciones repetidas del Fuehrer rodeado por los militares que le son afectos y por los civiles que le sirven como ejecutores de las medidas políticas, económicas, sociales y hasta culturales que son necesarias para completar su proyecto: el control total de la sociedad y de cada uno de los individuos que la conforman.

Esto es: si no reaccionamos los demócratas con acciones y movilizaciones de calle cada vez que nos quieran encerrar en el “pensamiento único”, terminamos por ser la masa que, según Hannah Arendt, es la forma de “organización” de la dominación total.

En este necesario camino de la resistencia ya hemos logrado algunos pasos, como la unidad. Esta debe extenderse a todas las organizaciones enfrentadas al régimen, sin excluir los partidos y las ONGs – sin los unos no podremos reconstruir la Republica y con ella la Democracia y sin las segundas no Serra posible reconstituir las formas cívicas de convivencia en sociedad.

Una coyuntura como la presente debe ser enfrentada con una política que – y que perdonen mis lectores la repetición – combine efectivamente pensamiento y acción. Estoy convencido que solo así lograremos salir victoriosos de esta dolarización que Chávez ha promovido desde que llego al poder.

A pesar de todo: nos deseo a todas y todos los demócratas que tengamos la fuerza de restablecer la paz y la libertad.

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