Opinión Nacional

Una fuerza de tarea en el Caribe

La organización militar está en la génesis misma del Estado-Nación y en su permanencia en el tiempo y en el espacio. Y sucede igual con la Diplomacia. Por eso alguien dijo una vez que las Fuerzas Armadas y la Diplomacia son hermanas siamesas. Se mueven paralelamente una vez que se inicia una situación de posible conflicto. Entre las acciones paralelas de la diplomacia y el poder militar, está lo que se ha denominado en lengua inglesa “showing the flag”, en lo cual las Armadas son el instrumento para dicha acción. A eso asistimos hoy cuando una Fuerza de Tarea de gran porte se ha desplazado a las aguas caribeñas cercanas a nuestras costas. En ésta ocasión no se trata sólo de un país, sino de un grupo de países con intereses comunes que “muestran sus banderas” y con ello su decisión de estar unidos contra las posibles amenazas, lo cual está en concordancia con lo que ha sido definido como tal por la gran potencia militar. Seguramente que dichas amenazas forman parte del “Concepto de las Operaciones” que ahora se ejecutan.

Esa Fuerza de Tarea 10 (FT-10) tiene una conformación que no deja dudas en cuanto al poder que se puede desplegar en una Fuerza Combinada, apoyada por la primera potencia militar del planeta. En efecto la FT-10 está estructurada por el portaviones nuclear de ataque George Washington (CVN-73) (tipo Nimitz), una verdadera ciudad flotante que tiene una eslora de 332 mts. y una altura sobre la línea de flotación de 74 mts. lo cual equivale a un edificio de unos 24 pisos. Aloja una tripulación de unos 6.000 hombres, de los cuales alrededor de 216 son pilotos. Propulsado por dos reactores nucleares para una velocidad superior a los 30 nudos, lleva a bordo unas 75 – 85 aeronaves, entre las cuales se encuentran: 20 F-14D Tomcat de ataque y 36 F/A-18 Hornets, que conforman su poder de ataque; 8 S-3A/B Vikings, 4 E-2C Hawkeyes y 4 EA-6B Prowlers, 4 Helicopteros SH-60F y 2 HH-60H Seahawks que constituyen su capacidad de reconocimiento, Guerra Electrónica, Guerra Antisubmarina y vigilancia aérea. Este componente aereo, denominado “ala embarcada” puede variar de acuerdo a la mision asignada. El poortaviones es capaz de lanzar un avion cada 20 segundos desde sus cuatro catapultas.

En la configuración estándar de una Fuerza de Tarea de este tipo, el “cuerpo principal” que es el portaviones, está apoyado por 3 cruceros, 3 fragatas, 2 destructores, 1 buque tanque de combustible, 1 buque de abastecimiento y 1 buque transporte de municiones. Igualmente 2 submarinos nucleares de ataque y 2 submarinos nucleares de protección. Todas las unidades de combate tienen capacidad misilística. Sin embargo, esto varía según las características de la Misión asignada a la FT. Probablemente, el componente de la Armada Estadounidense, en este caso, sea de menores dimensiones dado que es una FT Combinada en la cual participan más de 25 países de Centro-Sur América y el Caribe. No obstante es la primera vez que nuestra memoria registra una FT de estas dimensiones operando en el Caribe durante un lapso tan prolongado como el que ha sido anunciado, de dos meses.

La decisión de permanecer en operaciones durante dos meses, es un indicador de que el planteamiento estratégico que el Comando Sur ha desarrollado para la región, le da primordial importancia al dominio total del espacio acuático y aéreo del Caribe, que es una zona marítima de tales características que una FT Combinada de estas dimensiones garantiza ese dominio, en cuanto está en capacidad de controlar todos los pasos obligados de ingreso y salida hacia el Atlántico y un control positivo del Canal de Panamá. Igualmente, le permitiría efectuar ataques de precisión a blancos específicos dentro de su área de acción, constituída por la cuenca del Caribe y zonas aledañas. En todo caso, el despliegue de una fuerza naval de esta magnitud implica costos que no se justifican por el sólo propósito de “mostrar las banderas”, sino que implica lo que en artículo anterior denominábamos la “preparación de los cañones”, lo cual forma parte de las acciones que los Estados Mayores ponen en ejecución cuando se percibe, de acuerdo a los Elementos de Inteligencia disponibles, que existe la posibilidad de ejecución de los Planes en un mediano o corto plazo.

Esta situación es una lógica consecuencia, entre otras cosas, de la postura del gobierno venezolano en relación a un problema que concierne a la seguridad mundial. El caso de Irán y su decisión hasta ahora de seguir adelante en su programa de enriquecimiento de Uranio, ya está en la agenda del Consejo de Seguridad de la ONU, lo cual ya produjo la primera resolución de dicho Consejo mediante la cual “invita” al gobierno iraní a detener su programa nuclear y a permitir el control total por parte de la Comisión de Energía Atómica de sus actividades nucleares. En este problema está envuelto además el peligro de una posible capacidad de “terrorismo nuclear”, lo cual no va a ser permitido bajo ningún respecto por la Comunidad Internacional. De manera pues que la presencia de la FT-10 en el Caribe debe ser vista desde una perspectiva más amplia que la sólita concepción de “intervención sel imperialismo” en los asuntos internos de otros Estados, como ya ha sido voceada por varios representantes del oficialismo. El problema real consiste en que anotarse hoy en un juego en el cual está expuesta la “paz y la seguridad internacionales” tiene sus costos que día tras día se hacen más elevados.

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