Opinión Nacional

Una lección más para crecer

La mayoría de los venezolanos desde hace mucho tiempo conocemos la frase interesante de Don Simón Rodríguez “Inventamos o Erramos” no la aprendimos hoy como muchos pretenden hacer creer, la conocimos, la aplicamos, la trasmitimos, la entendimos, pero hasta allí, no morimos por esta frase y si alguien la aprueba, no le gusta o no está de acuerdo con ella, no nos inquieta, ni vetamos, ni aplaudimos a nadie por ello.

Después de escuchar por mucho tiempo esta frase, me gustaría traer otra opinión que no deja de ser interesante y que hay que analizarla por cuanto las dos tienen un mensaje que considerar, el asunto está en quién la entiende, cómo la aplica y en que momento la utiliza.

Víctor Frankl, psiquiatra y psicoterapeuta austriaco, quien desarrolla la teoría de la logoterapia o tercera escuela de psicoterapia vienesa, dice que “no inventamos sino que detectamos nuestra misión en la vida…”

Pienso que la responsabilidad de cada ser humano es tan exclusiva y propia de si mismo, como de la circunstancia concreta que se le presenta para ir a la acción. Una vez que se identifica el sentido de nuestras vidas, el por qué y el para qué existir, nuestro plan de vida responderá a la misión para la que fuimos creados y de esta manera será difícil errar, porque la inteligencia emocional nos permite identificar donde está nuestra responsabilidad para que todo salga como debe ser.

Para ilustrar y entender la idea antes planteada, solo hay que visualizar a alguna persona conocida, familiar o pública que considere que no ha podido dilucidar el sentido de su vida y podrá darse cuenta que el pasado de esa persona es como un fardo halado, el presente un obstáculo y el futuro un ultimátum, por tal motivo esa persona cada vez que invente tendrá que equivocarse porque vive considerando todo como un problema y el futuro lo siente como una amenaza, al pensar que alguien o algo no le permitirá llevar a cabo su propósito de vida, porque de antemano estos personajes buscan un culpable de su propio fracaso, que muchas veces visualizan y lo provocan sin darse cuenta.

Es aquí cuando se complica el desarrollo de una sociedad, porque así como existen seres humanos que identifican su misión y la ponen al servicio de su familia, su comunidad o su país, hay otros que no, pero estos no dejan de ser padres, maestros, esposos, hijos, gobernantes, gerentes que impiden la felicidad de los otros por su incapacidad de ser exitosos, sin darse cuenta que son ellos mismos los culpables de no alcanzar la meta deseada.

Si bien hay frases que hay que respetar ya que para algunos representan un estímulo y pudiera resultar cierto en algún momento, como: hay que sufrir para poder lograr el éxito, o que hay que errar para tomar conciencia de la realidad, o el sufrimiento es la base para descubrir nuestra misión en la vida.

Me atrevo a recomendar que serenamente se analice el significado y el mensaje de estas expresiones, ya que de antemano estos paradigmas frenan cualquier pensamiento motivador que contribuya a lograr la felicidad, porque si se piensa que se está dispuesto a morir o a sufrir, se enfocan las energías hacia ese objetivo, pero si se enfoca el porvenir en función de la vida, de lo positivo y de los posibles logros, día a día se irá acostumbrando que el camino para llegar al objetivo deseado debe estar sembrado de árboles para poder regarlos, obtener sombra y frutos y no de leña para quemarla, pues conseguirá el árbol caído y el fuego que destruye.

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