Opinión Nacional

Una opción política

Hay dos problemas graves (entre otros) que la oposición, bajo el esquema que se discute hoy, tendrá que resolver a mas tardar en mayo-junio de este año si decidiera acudir a las elecciones presidenciales de diciembre 2006. Ellos son: 1) La selección de un candidato presidencial único. 2) Presentación de un Programa de Gobierno mínimo que tenga el apoyo de la gran mayoría de la oposición. Hay un tercer problema que se presentará el mismo día que se encargue el nuevo presidente que habrá derrotado electoralmente a Chávez. ¿Cómo gobernar un país con todos los poderes públicos secuestrados por el chavismo? Estas mismas interrogantes las planteamos a principio del año 2004 como necesarias de respuestas antes del Referéndum Revocatorio (RR). Pasaron 18 meses y llegamos al RR sin toma de posiciones. Algunos piensan que, independientemente de si hubo o no fraude en ese proceso, la oposición perdió muchos votos por no haber ofrecido respuesta a las interrogantes planteadas.

Hoy releyendo mi artículo del 04.01.04 (El Nacional “Cosas Pendientes II”) mi respuesta de entonces, ahora ajustada a la nueva realidad es la siguiente:
Estos temas se han tocado en forma superficial, por cuanto ha sido y es verdaderamente difícil hacer un análisis totalmente objetivo, dado que tanto los protagonistas políticos como los civiles, tienen todos sus propias agendas institucionales. Quien piense que individualidades o instituciones se van a sentar en una mesa de negociación, para suprimir sus objetivos en la búsqueda teórica de un supuesto interés nacional, están equivocados. De lo que se trata es de armonizar intereses disímiles sin sacrificar totalmente el futuro de los protagonistas. Sin embargo, creo en la posibilidad de un pacto político que incluya a cinco o seis acciones imprescindibles y prioritarias a ser ejecutadas por un próximo gobierno.

Voy a intentar proponer lo que podría ser una via que pudiera ser aceptada por todos los protagonistas.

LAS REALIDADES CANDIDATURALES
Tenemos varios candidatos presidenciales. El reto para el país es buscar una fórmula que permita:
– Tener una candidatura única en cualquier escenario.

– Construir un escenario electoral inmediato que permita lograr el objetivo anterior y que cuente con el apoyo de los precandidatos actuales.

Para ello se requiere:
1) Bajarle la tensión al conflicto potencial entre las legítimas ambiciones de los protagonistas.

2) Proponer un gobierno de “Emergencia Nacional” por un tiempo mucho más corto que los seis años de un período presidencial completo.

3) Definir el rol del gobierno de emergencia en forma clara e inequívoca.

ALGUNAS SUGERENCIAS:
– Seleccionar al candidato presidencial para que gobierne 18 meses, mediante acuerdo político entre partidos y ONG’s u otra modalidad que sea realista.

– Obtener del candidato el compromiso de que renunciará a la presidencia y no podrá postularse de nuevo una vez concluido el período de emergencia nacional (18 meses).

– Identificar las decisiones urgentes y difíciles, necesarias para celebrar elecciones generales cumplido el plazo acordado para el gobierno de “Emergencia Nacional”.

– En los días que transcurran antes de la celebración de la elección para elegir a un nuevo presidente de la República (Gobierno de Emergencia) la oposición acordará una enmienda o reforma de la constitución.

– El nuevo presidente, una vez ganada la elección, convocará una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) (Artículo 328 de la Constitución vigente).

– La ANC disolverá la Asamblea Nacional, el Poder Ciudadano, el Tribunal Supremo de Justicia y, de ser necesario, el CNE.

– Se habla mucho de la unidad nacional después de Chávez. Estoy de acuerdo, pero que “eso” no lo decidan las cúpulas políticas de la oposición. Que lo decidan los votos ciudadanos para seleccionar la ANC.

– La ANC convocará a elecciones generales en uno o dos actos electorales. Nacionales y regionales. Dentro de los 18 meses de la fecha en la cual se inició el gobierno de Emergencia Nacional.

¿POR QUÉ LA EMERGENCIA NACIONAL?
– Porque honestamente, no veo la menor posibilidad de que podamos seleccionar a un candidato presidencial único, si el periodo mínimo del próximo gobierno fuese de 6 años.

– Porque una emergencia corta, permitiría que todas las fuerzas políticas y civiles del país, acordaran las acciones imprescindibles para acudir después a unas elecciones generales.

– Porque un período de 18 meses es lo suficientemente largo para darle tiempo a todas las organizaciones políticas y civiles de prepararse para unas elecciones y lo suficientemente corto para que los que creen que ya están listos no pierdan esa condición.

– Porque ante la convicción de que estamos ante un gobierno de Emergencia Nacional, las ambiciones y expectativas represadas por tanto tiempo por el gobierno personalista de Chávez, pueden administrarse para evitar la explosión social que podría producirse ante la perspectiva de un gobierno “normal” que durará 6 años y al cual se le exigirían resultados desde el primer día.

– Porque un gobierno de Emergencia Nacional, tendría el poder para –en forma expedita- iniciar una verdadera “limpieza” de todas las prácticas corruptas que conocemos y hemos condonado por tanto tiempo.

– Porque un gobierno de Emergencia Nacional tiene que dedicarse en forma exclusiva a preparar el terreno para que un próximo gobierno pueda ocuparse de las grandes prioridades nacionales, con el apoyo de todos los sectores que se sentirán beneficiados por este despeje previo de lo que le estorba al país para iniciar el camino de la modernidad.

Finalmente. Lo obvio. Un gobierno de Emergencia Nacional con un plazo de duración preestablecido, puesto allí con el exclusivo propósito de facilitar el acceso a la normalidad democrática, tiene una mejor oportunidad de cumplir con ese cometido que un gobierno que aspira a permanecer en el poder, por lo menos 6 años. El conflicto entre la agenda personal y el interés nacional, tiene una inmensa posibilidad de hacerse presente en este último caso.

Me despido aclarando que, este artículo es un papel de trabajo y como tal tiene algunas afirmaciones que requieren discusión. La más obvia es la metodología para seleccionar al candidato presidencial para competir contra Chávez. ¿Acuerdo político o primarias? Quizás, se pueda lograr el mejor de los dos mundos. Establecer un gobierno de Emergencia Nacional con un presidente escogido popularmente… y que funcione.

Como para pensarlo, ¿o no?
P.D.: Si se decide no acudir a las elecciones de diciembre 2006 entonces, obviamente, el escenario será otro.

RECUADRO
YA DON GEORGE HABLÓ

Del discurso del presidente de los Estados Unidos sobre “El Estado de la Unión” (“The State of the Union”. 03.01.06) quisiera extraer tres mensajes que son de particular interés para la Comunidad Internacional en general y para Venezuela en particular.

1) IRÁN. “El gobierno de Irán desafía al mundo con sus ambiciones nucleares y las naciones del mundo no deben permitir que el régimen iraní desarrolle armas nucleares. Los Estados Unidos continuarán presionando al mundo para que confronte esta amenaza”. Este lenguaje directo da pie para suponer, como han asomado algunos observadores internacionales, que los Estados Unidos ya ha adelantado la configuración de alianzas políticas con la Unión Europea y, probablemente, Japón y habrá hecho del conocimiento de Rusia y China sus intenciones de no permitir, por cualquier medio, el desarrollo de armamentos nucleares en Irán.

Visto así, y no hay otra manera de leer a Bush, el coqueteo de Venezuela con la causa de Irán puede pasar de ser una balandronada “bananera” a una posición muy peligrosa ante la comunidad internacional. Viene al caso recordar el poco elegante pero muy descriptivo refrán criollo: “En los pleitos de los burros, no se meten los pollinos”.

2) MEDIDAS ANTITERRORISTAS. “Si hay en nuestro país personas que hablan con Al-Qaeda, queremos saberlo”. Esto, dicho en el contexto de defender al “Patriot Act” y la autoridad que le da la constitución de los Estados Unidos a su presidente para decretar acciones de vigilancia e intervención de comunicaciones consideradas privadas, sin orden judicial. No todos en los Estados Unidos están de acuerdo con estas acciones y algunos cuestionan la interpretación constitucional que supuestamente autoriza al presidente a dictar medidas de esta naturaleza. De nuevo se presenta en los Estados Unidos el conflicto entre razones de seguridad de estado y el libre ejercicio de libertades fundamentales. Entre uno y otro interés a defender hay un delicado equilibrio que, hasta ahora, siempre se había inclinado, en los EE.UU, hacia la defensa de las libertades individuales. Las políticas antiterroristas de Bush amenazan con destruir el viejo equilibrio.

La política de que en la lucha contra el terrorismo “todo vale”, tiene fuertes repercusiones internacionales en cuanto a que podría violar acuerdos regulatorios sobre la protección de Derechos Humanos de los ciudadanos de naciones presuntamente involucradas en actos de terrorismo.

3) POLÍTICA ENERGÉTICA. “Anuncio una “Iniciativa Energética Avanzada” mediante un aumento del 22% en las investigaciones sobre energía “limpia” para lograr avances en dos áreas. 1)… mayor inversión en plantas de cero emisiones tóxicas utilizando carbón y uso incremental de energía solar y eólica (vientos). 2) Incrementos en el desarrollo de mejores baterías para automóviles híbridos y eléctricos así como el uso de hidrógeno como combustible automotriz. Se aumentará la producción de etanol a partir de productos vegetales. La meta es obtener en seis años un etanol competitivo de estos orígenes”.

“Para el año 2025 queremos reemplazar el 75% del petróleo importado del medio oriente”.

La promesa de reducir la dependencia del petróleo importado es una que todos los presidentes, desde Nixon, han ofrecido y no han cumplido. Sin embargo, los últimos acontecimientos que han llevado a unos aumentos considerables en los precios del petróleo incluyendo la pérdida del concepto de Venezuela como un suplidor “seguro y confiable” obligan a tomar muy en serio las palabras de Bush. Poco a poco el problema de la dependencia energética y los altos precios del petróleo se han convertido en los Estados Unidos de un problema económico en uno político. En un fuerte sentimiento nacionalista que ve la dependencia energética como un atentado en contra de los intereses de los Estados Unidos. Las consecuencias de esto es que el problema energético es ahora un ingrediente electoral importante y, por lo tanto, su solución deja de ser una oferta vacía.

Para Venezuela, la combinación de una política petrolera errática, de baja inversión en el sector y despilfarro de los ingresos recibidos, con una política agresiva de sustitución de importaciones petroleras por parte de los Estados Unidos apunta, a mediano y largo plazo, a la emergencia de una crisis de enormes proporciones. Cada día el país requiere de más divisas para importar los insumos, otrora domésticos, que una política industrial y agrícola antinacional ha destruido. Ni siquiera hoy los elevados ingresos petroleros alcanzan para satisfacer el voraz apetito de gastos del estado. Sin embargo, el régimen actúa como si el futuro no existiera. Sus recetas son espejismos construidos con palabras devaluadas como “socialismo del siglo XXI” y “desarrollo endógeno”. ¿Esa es la solución? ¡Yo te aviso!

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