Opinión Nacional

Unidad por los reparos

La oposición democrática tomó la acertada decisión de acudir a reparar las
firmas, para la solicitud de Referéndum Revocatorio presidencial, en vista
de la contumaz conducta del Consejo Nacional Electoral, empeñados en
desacatar la decisión de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia
(TSJ). Decimos acertada, porque esta es la única forma que nos garantiza
que tendremos el referéndum. Sin bien hay que reconocer que, como dicen los
juristas expertos, la sentencia de la Sala Electoral «esta viva», por
cuanto está pendiente de resolver por la Sala Plena del mismo tribunal, un
conflicto de competencias, en el cual podría determinarse que la Sala
Electoral es quien debe decidir el recurso electoral interpuesto por varias
organizaciones políticas, con lo cual estaría vigente la decisión de esta
última, que ordena se validen las firma enviadas a reparo, lo cual traería
como consecuencia que ya tendríamos lo necesario para convocar el
Referéndum, también hay que admitir que no tenemos ninguna certeza que esto
lo confirme la Sala Plena, que no sabemos para cuando tendremos esta
decisión y que sí sabemos ya, que el Ponente que va a decidir sobre estos
puntos, es más afecto al oficialismo, por todos sus antecedentes.

Por lo antes dicho no tiene ningún sentido «abrazarse» a una decisión cuya
«vida» es absolutamente incierta, como en su momento pretendieron algunos
voceros políticos, así como tampoco lo tiene pretender que la «fuerza
pública», que ya sabemos a que órdenes responde, obligue por la fuerza a
abandonar la contumacia al CNE y a cumplir con los mandatos de la Sala
Electoral, por medio de la ejecución forzosa de la sentencia, a la cual
pretenden aferrarse otros. Esto no quiere decir que haya que abandonar el
juicio y no agotar todos los procedimientos legales para obtener la
pretensión requerida, al contrario es una instancia más con la que hay que
cumplir, para seguir poniendo en evidencia a un régimen empeñado en
violentar el estado derecho, cada vez que las decisiones judiciales no son
conformes a sus criterios «revolucionarios», que son más bien autoritarios.

Así como no deben abandonarse estas instancias, tampoco pueden dejarse de
lado los resquicios que el régimen nos deja abiertos, para lograr nuestros
objetivos democráticos. Esto es lo que ocurre con los reparos, para los
cuales ya tenemos una fecha cierta (27 al 31 de mayo), y de los cuales,
como se vislumbra, saldremos victoriosos, por lo que podría haber
Referéndum Revocatorio presidencial el 8 de agosto, a menos que el CNE o el
TSJ, con las provocaciones oficialistas, hagan un nuevo «malabarismo
jurídico» y con alguna «voltereta legal» nos dejen sin referéndum, caso en
el cual habría que actuar en consecuencia. Por fortuna ya todas las fuerzas
políticas importantes de la oposición democrática se han pronunciado
favorablemente, en beneficio de acudir los reparos, sea «con reservas», con
«el pañuelo en la nariz», o «denunciando el fraude», lo que importa es que
contamos con todos ellos y sobre todo, contamos con el talante democrático
de la sociedad civil, lo cual nos garantiza el triunfo. Seamos optimistas,
mantengamos la UNIDAD POR LOS REPAROS.

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