Opinión Nacional

Unidad y estrategia

Después de perder la mayoría electoral en las recientes elecciones parlamentarias, el caudillo, como buen comandante de batallón, pensó que la mejor defensa es el ataque y ha decidido radicalizar y acelerar el proceso neocomunista de ocupación de espacios socioeconómicos, a través de la creciente estatización de empresas y la creación de las comunas, concebidas como verdaderos soviets, “correas de transmisión”, dependientes financieramente del Poder Ejecutivo, con el propósito de sustraer funciones y recursos a las gobernaciones y alcaldías electas. La  mal llamada Ley de Cooperación Internacional tiene como objetivo impedir el apoyo internacional a las ONGs, que se ocupan de la defensa de los Derechos Humanos y de la democracia, en general. La vocación totalitaria es cada día más evidente. Agregando el insulto a la ofensa, el segundo hombre en la jerarquía militar venezolana, el General Henry Rangel, acusado de narcotráfico por la Oficina del Tesoro de los EEUU (acusación confirmada por las recientes confesiones del capo mafioso Walid Makled), viene ascendido al rango de General en Jefe, el mismo que obtuvo Páez, después de la Batalla de Carabobo, como recompensa por declarar inconstitucionalmente que la Fuerza Armada está “casada” con este régimen y que rechazaría una victoria electoral de la alternativa democrática.

Frente a este panorama, sectores minoritarios en la oposición, alegando la imposibilidad que “Yo-El Supremo” acepte entregar el poder, al perder las elecciones del 2012, están criticando la estrategia electoral y pacífica, decidida en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y sin plantear claramente alternativas válidas y realizables, mencionan el abstracto derecho a la legítima rebelión, contenido en el vago y confuso artículo 350 de la Constitución, que fue introducido por el propio Chávez en la Carta Magna, para legitimar, a posteriori, su sangriento golpe del febrero de 1992. Cualquier salida del caudillo del poder pasa, necesariamente, por una reducción evidente de su todavía relevante apoyo popular. El camino electoral de la MUD ha logrado evidenciar  que ese apoyo se ha reducido del 63%, obtenido en las elecciones presidenciales del 2006 al 48% de las parlamentarias, pero lo más importante es que la alternativa de la MUD concentró el votó de casi el 99% de la oposición y que, junto a otros pequeños grupos de oposición, como el PPT, se alcanzó el 52% del voto. La oposición democrática al régimen ha dejado de ser una entelequia atomizada y anarquizada y se ha convertido en una alternativa creíble. La ineficiencia, la incapacidad, la corrupción y, en general, el espantoso deterioro del país, así como la megalomanía, la ceguera ideológica, el autoritarismo militarista, el ridículo culto a la personalidad del Jefe y las “relaciones peligrosas” con Irán, Cuba y el terrorismo internacional, están “preocupando” seriamente  a los  sectores más “sensatos” del chavismo. La MUD debe seguir comunicando un mensaje de apertura hacia los grupos y personalidades que, vengan de donde vengan, quieran contribuir al proyecto de una Venezuela democrática, incluyente y solidaria. La reacción de Chávez frente a la derrota del 2012, puede ser la del Chávez pragmático del 4 de febrero de 1992 y del 11 de abril del 2002 o la de un comunista  dogmático, que la desconozca utilizando la fuerza. Es probable lo primero, pero es posible lo segundo. Hay que trabajar para que sean muy pocos los que lo acompañen en otro fracaso golpista.                         

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