Opinión Nacional

USEMISTA inseguro

La comunidad universitaria del núcleo Anzoátegui de la Universidad Santa María (USM) se ha visto atrapada con el reino instaurado por el hampa dentro de la sede.

Pasillos, estacionamientos, salones, todos los rincones de la institución están rodeados por la inseguridad. El popular BlackBerry ya no es un lujo en esta casa de estudio, sino una joya que puede costar un gran susto que aún no ha pasado a mayores, pues te lo arrancan de la mano en cualquier umbral. Hasta ahora no se ha vivido ninguna situación que lamentar.

Noviembre ha significado el boom para la delincuencia que ronda la USM. Los automóviles no están seguros con el equipo de vigilancia que presta el alma mater, y los alumnos expresan sus descontentos con tranca de portones y asambleas enardecidas por frustración al no ver una contundente respuesta por parte de las autoridades administrativas ante este menester problema.

Mientras los centros de estudiantes de las distintas facultades buscan solución al usemista inseguro creando una brigada estudiantil de vigilancia nocturna conformada por diez bachilleres que serán exonerados de pagos al cien por ciento por prestar ese servicio, las autoridades se mantienen reunidas con los cuerpos de seguridad buscando una salida.

Los malandros entran por la puerta delantera y trasera, por los muros y las esquinas: no hay un sitio para resguardarse de un atraco porque la capacidad de asombro es lo primero que hemos perdido en Anzoátegui. Una hipótesis de muchachos en los pasillos de la universidad llega a señalar que inclusive alumnos de la casa de estudio sean presuntos ladrones que estén pendientes de apoderarse de objetos de sus compañeros.

“Están pendiente de que los  chamos entren a clases y en el transcurso de la misma, revisan los carros y los roban porque ya los tenían pillados”,  es parte  del testimonio y criterio que tiene la gran mayoría de jóvenes usemistas que han sido asaltados en el día a día de la universidad.

El problema nacional de inseguridad ataca a la universidad y el descontento se mantiene firme en las aulas mientas no haya una buena medida que lleve paz a la clase. El país y las aulas necesitan estar tranquilos. Partiendo de la premisa de que el principal problema a resolver en la nación es el de la educación y culturización de la ciudadanía para tener una sociedad fuerte, la inseguridad no nos deja siquiera pasar el marcador por la pizarra en las instituciones donde el acrílico blanco llegó a las paredes porque aun se ve bastante la tiza y el color verde para escribir.

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