¿Venezuela ante una encrucijada inevitable?
¿Acaso será cierto que nuestro país se encuentra ineluctablemente inmerso en escenario central de un irreversible e impostergable enfrentamiento de lucha entre estratos sociales, generado este por conducto de prácticas revolucionarias agresivas, por lo demás desconsideradas, que responderían a un supuesto resurgimiento histórico el cuál mejoraría el destino y bienestar de nuestros pueblos?
Los unos como los otros, en sus respectivas posiciones, como si se tratase de reeditar episodios históricos de otros continentes, generaron en una percepción fugaz que sostuve durante una breve estancia de permanencia en Caracas, en búsqueda de resolver determinados problemas de índole personal, me hicieron revivir imágenes de sucesos lastimosos como de la Primera Guerra Mundial. El tristemente episodio histórico trágico, registrado en lo que fueran los preparativos y posterior batalla de Sedan, donde tirios y troyanos, entrincherados, enlodados, asustados y en desesperación latente, no hacían sino estar a la espera del desenlace fatal que podría generar el triunfo que nunca llegaba, pero que mucho en vida y muerte costo ¿para dejar cuál resultado a los dos pueblos enfrentados?
¿Ya no es válida la opción de liderar un proceso sin antagonizar a nadie en mi país? Me preguntaba a mí mismo una y otra vez hace un par de semanas atrás. Constataba en términos figurativos el ¿por qué, ante el ciertamente muy significativo evento electoral del 26 de septiembre, los dos polos en conflicto parecían explayar sus estrategias y empeños en dos tableros diferentes? El uno, como quien bajo los preceptos que rigen tanto para el ajedrez como la política, ¿desplegar una ofensiva de índole militar, para el jaque mate al Rey? El otro, en el tablero del juego de damas, visualizando las jugadas que le permitan, en un solo movimiento, acaparar el mayor número de piezas, entiéndase “curules” que a su vez avizoren a corto o mediano plazo, entiéndase 2012, ser quienes se encuentren en posición de mando. ¿Para hacer qué? Y, uno se pregunta sí fuese ese realmente el caso, ¿iniciar un proceso de “Paz social y Resolución Pacífica de Conflictos?”
No sería del caso que lo que se busca de uno u otro lado, los venezolanos, con uno u otro parecer, pese a toda la carga emotiva y de otra índole que se vive hoy día en Venezuela es el “acorralar” una tendencia y aún cuando pareciera ser esa la única opción remanente hacia “alguien” o “algo inadmisible” que ciertamente mas bien deberíamos centrar nuestra atención en la “crisis política, económica y social” que innegablemente se vive en nuestro país, con ramificaciones en nuestro ámbito geoestratégico.
Lo que se dijo y se hizo ayer no debería ser óbice para lo que se dice y pueda hacerse hoy y mañana. ¿Por qué recalcar lo que sostuvo ayer, episódicamente el Presidente Chávez sobre el hoy día Presidente Santos? ¿Y qué sentido tendría, con o sin fundamento, su relevancia para lo que hoy y mañana es necesario realizar entre Colombia y Venezuela?
¿No sería del caso más bien, tomar en serio lo que ambos Presidentes acordaron en San Pedro Alejandrino ayer, por ejemplo, con relación al anuncio sobre las infraestructuras necesarias que acordarían realizar nuestras dos naciones para proporcionarle una salida a Venezuela por Colombia hacia el Pacífico?
Yo le diría a la “oposición” que desdeña el concepto de la “reconciliación” y conste que no es que me hago porta estandarte de este concepto – muy lejos está de mí el deseo de involucrarme a sugerir rectificaciones a tan significativa distancia que me encuentro de mi patria.-
Pero, por Dios Santo, lo que ninguno de nosotros consciente o inconscientemente rechaza, busquemos que nuestros compatriotas que hoy aportan sus conocimientos en el campo de la “energía” por tan sólo referirme a uno en los que Colombia se ha visto ampliamente beneficiada, hagan causa común en reconstruir el verdadero propósito y sueño aún valido y quizás con mayor vigencia hoy día de nuestro común Libertador Simón Bolívar.
