Opinión Nacional

Venezuela: Corrupción cáncer estructural

El Tte. Coronel alcanzó el poder montado sobre una ola de lucha anticorrupción. El país para entonces, estaba asqueado de la descomposición ética, producto de la conchupancia Adeco-Copeyana que corroía toda la estructura social del país.

Los venezolanos manipulados por una campaña mediática sin precedentes, fueron inducidos para que vieran en el Tte. Coronel una esperanza o una solución, que sanara los males sociales y luchara contra el flagelo de la corrupción. Lamentablemente, a la postre, el remedio resultó peor que la enfermedad. El Tte. Coronel, lejos de emprender una cruzada anticorrupción, optó por utilizarla como un medio que le permitiera granjearse la voluntad de sus seguidores y contrariamente a lo anhelado, hizo puerta franca para que sus círculos íntimos, saquearan los bienes y dineros públicos, devorando más de 900 mil millones de dólares ingresados al país.

El terreno servido por el Tte. Coronel, ha sido fértil para qué éste fenómeno de la corrupción haya echado raíces, crecido de manera exponencial y fortalecido en la sociedad. Las instituciones encargadas del control, vigilancia y fiscalización de las actividades administrativas del Estado han prácticamente desaparecido. Los poderes carecen de independencia y están postrados al poder del mandamás de Miraflores.

Aunque hipócritamente, la dirigencia cívico-militar en los partidos políticos chavistas, pregonan la supuesta construcción de una “patria buena y un hombre y una mujer nueva”, en la realidad usan la corrupción como parte integral de su proyecto político, justificándola e incluso haciendo apología de ésta.

Los cuadros chavistas en sus charlas de adoctrinamiento y lavado de cerebros dicen a sus seguidores en los barrios que:”la corrupción no es un problema, porque únicamente son problemas aquellos que tienen solución; y la corrupción al no tener solución, pues entonces no es un problema”. Bajo esta premisa, los seudo empresarios bolivarianos y los llamados boliburgueses han florecido y en ciertos sectores chavistas la fascinación y admiración hacia la corrupción es casi un fenómeno paradigmático.

Sin embargo, todo no está perdido, en áreas populares aún existen sectores con principios bien cimentados, que están conscientes del inmenso daño que la corrupción les causa y que los mendrugos que el Tte. Coronel les lanza, no son suficientes para mitigar sus carencias. Estos sectores entienden mejor cada día, que un bolívar que se roba un chavista, es un bolívar que falta para sostener los servicios públicos. Además que, mientras las élites chavistas se enriquecen: los hospitales carecen de insumos, los cortes en la electricidad se hacen frecuentes, los productos de la cesta básica se encarecen y la inseguridad causa estragos en los barrios.

La corrupción, como todo fenómeno estructural generado por el chavismo, no tendrá solución mientras el Tte. Coronel detente el poder. Por consiguiente, corresponderá a un gobierno de reconstrucción nacional restablecer la autonomía de los poderes públicos, emprender campañas institucionales y programas educativos para inculcar valores positivos, que contrarresten los antivalores chavistas fundados en la mediocridad, el odio, la envidia y el resentimiento.

La sociedad como un todo, en el despertar de un nuevo amanecer, deberá emprender una lucha sin tregua de profilaxis, para limpiar y extirpar, todo vestigio del chavismo y su sistema corrupto, que como un cáncer estructural destruye a Venezuela.

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