Opinión Nacional

Venezuela: Corrupción e industria petrolera

Ojear la prensa venezolana puede alarmar a muchos: conflictos internos en los partidos de Gobierno, juicio a Gobernadores que fueron aliados por seis años, expulsión y suspensión de militantes, acusaciones de corrupción y hasta narcotráfico, cierre de emisoras y programas de televisión, destitución de rectores de universidades, rumores en los cuarteles, etc. Pero lo que más alarma a los venezolanos y no pocos extranjeros, es la situación de la industria petrolera nacional.

Para quien esto escribe, el tema petrolero es tan oscuro como el petróleo mismo. Máxime que siempre he estado del otro lado de la acera, quejándome durante 25 años de vida profesional, del sesgo antiexportador que para los productos no tradicionales introduce la sobrevaluación de la moneda y una economía basada en el petróleo. Nunca entendí, ni compré, el argumento de la ventaja competitiva de la industria petrolera. Es más, siempre me rebelé ante él, de manera absolutamente inconsecuente, lo reconozco, porque siempre defendí lo que para muchos amigos economistas era el absurdo de desarrollar esas “ventajas competitivas” para los sectores no tradicionales, que nunca la tuvieron.

Pero hoy, que estamos en el peor de los mundos, pues no tenemos ninguna política de estímulo a los sectores no tradicionales, que cuando menos generan más empleo que la industria petrolera, debo reconocer que me preocupa el lamentable estado en que se encuentra la industria petrolera.

PDVSA, en algún momento considerada la segunda industria petrolera del mundo, hoy se deshace en medio de graves problemas de corrupción, escándalos por desviar hacia no se sabe dónde, los dólares provenientes de la exportación y no enterarlos al Banco Central de Venezuela (BCV). La producción petrolera cae irremisiblemente y el mal manejo de los pozos y yacimientos compromete seriamente el futuro de la explotación. Un par de diputados opositores han llevado hasta la Asamblea Nacional misma y a la prensa nacional cientos de casos de corrupción que no han sido aclarados: Nóminas fantasmas, compras con sobreprecio por parte de la junta directiva de PDVSA, licitaciones que favorecen a familiares de gerentes, quienes, además, adjudican a sus propias empresas contratos y compras de la industria, etc.

Por su parte, directores del Banco Central de Venezuela (BCV), señalan que hay diferencias en cuanto la información que maneja el Gobierno y la que manejan algunas agencias internacionales; Maza Zavala, director del Banco, señaló en días pasados: “…para mí no está preciso cuánto es la producción petrolera. PDVSA informa, pero hay fuentes internacionales como la OPEP y la Agencia Internacional de Energía que tienen otros datos. Debería haber una sola información confiable y oficial, yo no tengo esa información». Algunos analistas han sido más precisos en señalar que PDVSA esta violando la Ley del Banco Central de Venezuela (Art. 113) al no entregar todos los dólares, producto de la venta del petróleo.

En la prensa nacional e internacional se ha venido afirmando que tanto la Organización de Países Exportadores de Petróleo como la Agencia Internacional de Energía y la Energy Information Administration desde hace meses reportan que la oferta de crudo de Venezuela no sobrepasa los 2,6 millones de barriles diarios. Por su parte, el Ministro y Presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, afirma que la producción de petróleo supera los 3.3 millones de barriles al día, que al descontar el consumo interno, quedaría para la exportación unos 2.8 millones de barriles diarios. Pero según estas cifras, o las que maneja el BCV, habría un faltante que oscilaría entre 2 mil trescientos millones y 4 mil millones de dólares —según sea la cifra de exportación que se tome— y sobre los cuales no se ha ofrecido una explicación satisfactoria.

Adicionalmente, se ha hablado de despido de trabajadores, reducción de la producción en PDVSA Occidente, paralización de varias refinerías que podrían traer como consecuencia escasez de gasolina en el mercado nacional y hasta ha aparecido en la prensa la información de negociaciones de petróleo venezolano, con importantes descuentos, a través de Internet ((%=Link(«http://www.alibaba.com/catalog/10974489/Crude_Oil.html»,»http://www.alibaba.com/catalog/10974489/Crude_Oil.html»)%)), pagina que por supuesto ya no existe, pero que fue publicada en diversos medios impresos de Venezuela y los Estados unidos.

Pero lo impactante de la situación no es sólo la gravedad de lo denunciado, que a fin de cuentas, si es falso, el Gobierno no debería tener mayor problema en aclararlo; lo insólito, lo grave, es la reacción del Gobierno al respecto: Negar la veracidad de la información sin aportar pruebas concluyentes y argumentos que de manera fehaciente demuestren la “falsedad” de las graves irregularidades. No, el Gobierno solo habla de una nueva campaña de descrédito a nivel internacional, en contra de PDVSA y en contra del país.

El propio presidente Chávez Frías ha terciado en la discusión y ha afirmado que todo esto no es más que una campaña desestabilizadora del “imperialismo norteamericano” y de la oligarquía venezolana. Que no es más que una “maniobra de la CIA”, “infiltrada”, en contra de la soberanía del país y ha denunciado a la prensa nacional (El Nacional y El Universal) de ser “lacayos del imperialismo”. Ha amenazado a las empresas petroleras trasnacionales con revisar los contratos, cambiar las reglas del juego impositivas y cobrar compulsivamente supuestos impuestos que habrían sido dejados de pagar y ha ordenado que se dejen de pagar en dólares los gastos de cualquier tipo a las empresas trasnacionales que firmaron convenios operativos en el país.

Lo más curioso es que el Gobierno de Chávez Frías lleva seis años gobernando el país y dos de ellos en control total y absoluto de la industria petrolera —tras despedir de ella a mas de 18 mil trabajadores— sin que la empresa rinda cuentas a nadie y no haya podido siquiera ser auditada y es en este momento —cuando surgen todas estas acusaciones de corrupción, caída de producción, despidos masivos, etc.— que el Gobierno de Chávez Frías se ha dado cuenta de esas “supuestas irregularidades” en los contratos petroleros, incluso con algunas compañías, como: Repsol, Total, Petrobras, Shell, Chevron, etc. con las cuales el Gobierno de Chávez Frías ha hecho negocios recientemente. Naturalmente, no pude dejar de pensarse que todo esto no es más que una cortina de humo para ocultar la verdadera situación de la empresa o para responsabilizar a otros de la situación. Del probable colapso.

Pero la corrupción que se enseñorea del país, no solo de la industria petrolera, es más poderosa que los deseos presidenciales de exorcizarla a través del imperialismo y la CIA. Hasta tal punto es inocultable, que el padre jesuita Jesús Gazo, quien se autodenomina consejero espiritual del presidente Chávez Frías, ha declarado a la prensa que “Los peores vicios de la cuarta república están siguiendo aquí en la quinta república”, que la corrupción puede acabar con el Gobierno de Chávez Frías y que esta incrustada en los más altos niveles del Gobierno, incluyendo ministros y diputados: “A altos niveles del gobierno hay corrupción. No lo puedo probar, pero hay. A niveles medios también la hay, y me consta de personas que sé que lo hacen.” Asegura que el jefe de Estado está siendo víctima de lo que él llama «una conspiración de la corrupción», que si no se hace nada al respecto, puede terminar con el gobierno y con el proceso revolucionario. (El Universal, viernes 13 de mayo de 2005).

Pero, para evitar subjetividades de interpretación, cualquiera puede ver esa entrevista en la siguiente dirección: (%=Link(«http://noticias.eluniversal.com/2005/05/13/pol_art_13108A.shtm»,»http://noticias.eluniversal.com/2005/05/13/pol_art_13108A.shtm»)%) y sacar sus propias conclusiones.

La situación interna de las agrupaciones políticas que apoyan al Gobierno y la situación de la industria petrolera con los casos de corrupción que se han denunciado conforman un cuadro que parece indicar que el Gobierno se deshilacha; sin embargo, para algunos eso no deja de ser una aspiración que no será posible de concretar, a menos que surja en la oposición algún tipo de liderazgo o política opositora que le de una orientación a estos acontecimientos, y eso es algo que no esta del todo claro en el panorama de los próximos meses.

(*): Politólogo

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