Opinión Nacional

Venezuela un país al revés

Donde los cacos disfrutan de plena libertad, y actúan a sus anchas y los ciudadanos honestos y decentes permanecen la mayor parte de su tiempo confinados trabajando, o encerrados en sus hogares. La gente de paz se recoge a las 5 o 6 de la tarde hasta el otro día, lo mismo está sucediendo con los negocios, los cuales con la nueva ley que aprobó el régimen para que los trabajadores, “trabajaran menos” y disfrutaran de los sábados y domingos; de manera que puedan divertirse hondamente con las “rumbas” del fin de semana, que generalmente son el protocolo para que la morgue albergue mayor número de interfectos. El poder no escapa de ello, un flux de marca, un reloj de igual término y un anillo Cartier son suficientes para ostentar una alta investidura, con pinta arrogante y lenguaje chocarrero, denostando del imperio y de cuanto individuo o institución honorable permanezca parada. Pareciera ser el señero legado chavista o los postulados del socialismo del siglo XXI.

Esto, lo digo en parte por lo expresado por Raúl Castro en su última aparición ante el Congreso cubano, cuando exhorta a sus compatriotas al recato, a retomar las buenas costumbres y civilismo, y critica duramente lo que esta ocurriendo, entre otras cosas, en la ínsula de la felicidad. Por haber retrocedido a la marginalidad, y hace observaciones concretas cuando avista que no es correcto eso de andar bebiendo aguardiente en las calles, pegando gritos a viva voz o miándose ante la vista de todos. Malos ejemplos y malas costumbres “marginales” que en nuestra patria se han convertido en virtudes, provenientes desde las elevadas esferas. Haría falta acaso, que Raúl le pegara un regaño a sus obedientes seguidores venezolanos, o esta reprimenda es válida también para sus aliados. Ojalá lo tomaran de esta forma y por lo menos guardaran las apariencias que no las tapan ni con el flux, ni con el reloj y otros avios de individuos “ricos” pero pringosos, o como dicen en su misma jerga “tierruos”.

Los cubanos son una cosa en su isla y otra aquí por lo que observamos, en Venezuela nos tienen controlados, grabados y regrabados. Asi vamos perdiendo nuestra identidad que únicamente nos distinguimos por una cedula, el afecto a esta nación desapareció por el amor hacia los Castro y el odio al impero. Vulnerando la libertad de expresión, pisoteando los derechos humanos y cometiendo cuanto desmán sea posible. Los ciudadanos decentes somos imputados o encarcelados por los indecentes. Han hecho un inmenso show con el pichón de espía Snowden, lo quieren traer por humanidad y por eso le ofrecieron asilo, mientras miles de venezolanos huyen de Venezuela, otros se hallan desde hace tiempo en el exilio, y los presos políticos se pudren en las mazmorras sin que haya ninguna conmiseración para ellos. Hasta UNASUR se reunió para involucrase en la payasada con que quieren tapar el desastre del oficialismo, en vez de averiguar que ocurrió con el recuento de votos que pidió la oposición venezolana, o pronunciarse por la libertad de los presos políticos y agresiones a los periodistas y medios de comunicación. Pues, todo anda al revés en este país que le han esquilmado todo, lo único que les falta es empeñar el nombre de Venezuela, que poco a poco se desdibuja ante la mirada indiferente de algunos compatriotas que todavía creen en la misiones chavistas, sin darse cuenta que todo devino en la misión ruina.

Así nos trasladaron a una nación ilógica, donde también tiene mucha responsabilidad la comunidad internacional, cuando Latinoamérica se contamina con el morbo venezolano y se crean organismos piratas para respaldar sus autocracias disfrazadas de socialistas. Cuando se hacen eco de las mentiras y convalidan la irrealidad de un gobierno, convirtiéndose en cómplices por conveniencia o desconocimientos, que para los efectos de la justicia resulta igual.

La verdad al final se impondrá, pero esta patria estará destrozada, lo que si notamos es una mejora en la avenencia entre sus ciudadanos, indudablemente la muerte de Chávez renovó las percepciones país y los venezolanos se unieron por la base, vencidos en sus desgracias, cuando las inseguridad es patrimonio de la “revolución” igual que la escasez de alimentos, y de otros bienes y servicios. Malas importaciones han saturado nuestro mercado, en muchos casos con productos basura, que no guardan la minima referencia de calidad con lo que producían antes las industrias venezolanas, condenadas a su desaparición.

¡Venezuela un país al revés¡

 

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