Ventajismo electoral
En estos meses previos a la elección presidencial, los venezolanos estamos presenciando el ventajismo electoral más grande de nuestra historia republicana. El obsceno abuso oficial se realiza ante la mirada cómplice de la mayoría del directorio del CNE y de la totalidad de los poderes del Estado.
La indiscriminada utilización de recursos públicos para la acción proselitista del partido de gobierno, resulta aberrante. Las finanzas de Pdvsa han sido seriamente perjudicadas por esta situación. La nación se ha endeudado en niveles gigantescos para sostener el irresponsable gasto con fines electoreros. El desastre de la gestión gubernamental pretende ser solapado con la colocación de una un gran cantidad de dinero inorgánico en la calle. Pareciera que al caudillo, en su afán obsesivo de mantenerse en el poder, poco le importa quebrar al país y comprometer a las generaciones futuras.
Por otra parte, los medios de comunicación del Estado, que en teoría son propiedad de todos los venezolanos, a diario son utilizados como arma política del PSUV. Desde allí se difama impunemente a dirigentes de la oposición y se montan «ollas» enmarcadas en la línea dictada desde el poder. Esto sin contar las recurrentes cadenas presidenciales que por horas ocupan el espacio televisivo y radial del país. Una verdadera cayapa comunicacional.
Si en Venezuela tuviéramos un Estado de Derecho, las instituciones tendrían que ponerle coto a esta situación. No se puede alegar como excusa que todavía no ha comenzado oficialmente la campaña electoral, ya que la gran mayoría de estos actos de ventajismo oficial son igualmente violatorios de la Constitución y de la Ley contra la Corrupción, entre otros instrumentos legales.
Ante todo el abuso del poder del Estado, el candidato de la unidad nacional, Henrique Capriles Radonski, cuenta con la férrea voluntad de cambio de un pueblo que, después de 13 años de promesas incumplidas, quiere más futuro que pasado.
