Opinión Nacional

Viejo, Gagá y mentiroso

Aprieta las mandíbulas con riesgo de fracturarse la placa dental y suelta la palabra democracia con un desparpajo digno de una prostituta de Pigalle. Él, el más grande de los enterradores de cualquier forma de democracia que haya existido en América Latina en toda nuestra historia. Se enjuaga su estropajosa lengua con el sustantivo democracia, como si lo hubiera conjugado un solo día en estos ochenta y dos años de terrorismo y dictadura. Hay que tenerlas, así estén ajadas. Castro las tiene.

Jamás fue un demócrata. Su cuñado, que lo conocía como a la palma de su mano, dijo de él que era un fascista dispuesto a ahorcar a su madre si se le interponía en su camino al poder. Leía Mi Lucha, de Hitler, del que se declaraba ferviente admirador y proclamaba a quien quisiera oírle que haría cuanto estuviera a su alcance por imitarlo. Por esa senda fue ferviente seguidor de Franco y Jorge Antonio, de Mussolini y Juan Domingo Perón. Para terminar de pistolero en la Universidad de La Habana, en donde, sólo por complacer a uno de los líderes, asesinó en una heladería y por la espalda a un pobre estudiante universitario. Sería el primero, no el último de sus crímenes.

La historia que le sigue es conocida. La cuenta uno de sus escritores preferidos llamado Norberto Fuentes. Quiso utilizar el cadáver de Chibás para allegarse con el cortejo hasta el palacio presidencial y dar un golpe de estado. Apenas superaba los veinte años y ya quería montar su dictadura personal. No paró hasta lograrlo. Cincuenta años de torturas, represión, persecuciones y hambrunas. Se cargó a todo aquel que le hiciera sombra y no trepidó en mentir, engañar, falsificar y falsear la verdad de los hechos para sacarse de encima a Camilo Cienfuegos, a Hubert Matos, a Tony de la Guardia, a Arnaldo Ochoa Sánchez y a quien amenazara con desnudarlo. Miles de seguidores que ya le estorbaban. Sin contar los cientos de miles de perseguidos, los miles de encarcelados, los millones de desterrados.

Ahora, cuando carga sus heces en una bolsa y le teme hasta a una flatulencia, no vaya a terminar destripado, se permite pontificar sobre lo humano y lo divino. El drácula del Caribe extiende certificados de buena conducta y eleva a su hijo putativo que heredó todos sus vicios y ninguna de sus virtudes ˆ si un canalla de su especie tuvo alguna en su vida ˆ a arquetipo de socialista democrático.

No faltarán los imbéciles, los coprófagos y los iluminados de la izquierda mundial que se lo crean: Chávez alternativa universal al capitalismo de los Estados Unidos. Lo peor de la vejez no es envejecer: es volverse estúpido. Justamente, cuando se destapan las pestilencias de la corrupción chavista, cuando le explota en su cara la verdad de sus estupros, cuando muestra la barbarie de acusaciones amañadas, cuando siguiendo el guión del fascismo más obsceno inventa magnicidios y golpes de estado, viene su padrino a levantarle el brazo para enseñárselo al mundo como alternativa a los Estados Unidos y las naciones democráticas. ¿Qué dirá Lula? ¿Qué dirá Zapatero? ¿Qué dirá la Sra. Bachelet?

Ya lo dijo un viejo comunista, muerto en las mazmorras de Mussolini, el Fidel Castro italiano: sólo tú, estupidez, eres eterna.

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