Opinión Nacional

Viva la política democrática

Si alguna virtud y condición debe recuperar la política en Venezuela es justamente su condición ética, humana y de servicio. La expresión más acabada del deterioro de la política venezolana es justamente el que tengamos de presidente a Hugo Chávez Frías, aunado a las distorsiones, desafueros y procedimientos vistos en esta década, los cuales rompen los causes democráticos. Unos cuantos analistas con argumentos de peso precisan que en nuestra América Latina y fundamentalmente en Venezuela, la política no sólo se ha banalizado y deteriorado a niveles de putrefacción, sino que además, registramos un gobierno que se mueve en los bordes de la democracia.

El gobierno se mueve en los bordes de la democracia desde el momento en que irrespeta derechos humanos, la separación de los poderes públicos es algo meramente ornamental y no de hecho, se desconoce e irrespeta a la Constitución Bolivariana de Venezuela como norma suprema del país, la malversación de recursos es un aspecto definitorio de los gobiernos nacionales, regionales locales, la política pregonada por el llamado presidente y el proceso no es una política democrática y de encuentro, es una política hostil, una política no de adversarios sino de enemigos.

Venezuela y los venezolanos no merecemos ni podemos seguir recorriendo unos caminos tan agrestes, inhumanos y contrarios a un genuino espíritu humano y democrático. Los venezolanos no merecemos un gobierno tan impopular e ineficiente como el que tenemos, en el que lo que priva es la charlatanería, la verborrea y el palabreo hueco y sin contenidos de parte del presidente y sus equipos, que manejando casi 900 mil millones de dólares no ha podido cambiarle el rostro al país en una década, y la pobreza, la inseguridad y el desempleo pululan.

La necesidad que tiene el país tiene que ver con la imperante decisión y actitud de recentrar y revalorizar a la política como medio, estrategia, proyecto y esfera ciudadana y colectiva, asociada al ser humano y a la sociedad, a fines loables, cuestión que precisa de compromiso, rectitud, además de superar la minusvalía en que se encuentran los partidos y sus dirigentes. Necesitamos política con mayúscula y esa política no puede limitarse a los errores del gobierno y de la oposición.

Esa política excelsa, seria y meritoria superó a Chávez. Frente a la debacle se requiere una política y unas alternativas que le den a la población y a los ciudadanos esperanzas, certeza y posibilidades reales de cambio frente al neopopulismo, la antipolítica y en antipartidismo que son justamente a negación del sentido de servicio, pulcritud y responsabilidad de la política y de sus actores en fundón de un colectivo que se agoto de los errores del pasado y más todavía no comulga ni comparte la ineficiencia, la intolerancia, la corrupción y la miopía de quienes hoy son gobierno.

Algún aprendizaje y lección debemos de haber logrado los venezolanos de esta fatídica década. Me resisto a comulgar con los peor del pasado y lo retorcido y abominable del presente. Venezuela merece oportunidades que pasan por superar la diatriba entre cuarta y quinta república, y ello pasa inequívocamente por transitar y recuperar espacios y equilibrios, necesarios por lo demás en una democracia y sistema político. Razón por la cual las próximas horas son decisivas en la posibilidad real de elegir bien, escoger con la razón y con el compromiso de generar un cambio votando por actores de las mas diversas corrientes políticas, ideológicas y de pensamiento democrático frente al autoritarismo oficialista.

(*) Profesor de la Universidad de Los Andes

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