Opinión Nacional

Votar a ciegas

La Constitución nos define en su Preámbulo como una Sociedad Democrática, participativa y protagónica, en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide la Libertad, la Paz, asegure el Derecho a la Vida, al Trabajo, a la Cultura, a la Educación, a la Justicia Social sin discriminación ni subordinación, la garantía universal e indivisible de los Derechos Humanos. Los siete primeros artículos hacen énfasis en los principios del Preámbulo, el 8º se refiere a los Símbolos y el 9º al Español como idioma oficial y los idiomas indígenas como de uso oficial para sus respectivos pueblos.

A la Constitución se le pueden hacer pequeños cambios, previstos bajo la denominación de Enmiendas (por ejemplo, corregir alguna cantidad, fecha, palabra o frase, que inadvertida y equivocadamente haya sido mal copiada del texto original). Cuando los cambios son de mayor dimensión se habla de una Reforma, puesto que con este procedimiento se pueden modificar más substancialmente los textos de determinados artículos, siempre que se mantengan incólumes los postulados esenciales de la Carta Magna. En el caso extremo de que se quiera modificar lo fundamental, aquello que define al País y a sus habitantes organizados en Sociedad, es imprescindible convocar una Asamblea Constituyente, con la más amplia representación de todos los sectores (políticos, económicos, académicos, religiosos), por cuanto se va a producir un Contrato Social distinto, que va a regir la conducta de la Nación entera, y por ello debe contar con la participación y aprobación de la más absoluta mayoría, lo cual garantiza el conocimiento, respeto, acatamiento y cumplimiento de la nueva Constitución por todos.

Esta No-Reforma propone darle al Presidente de la República poderes absolutos, lo cual va directamente en detrimento de la democratización, puesto que en la medida en que las decisiones las toma un individuo, el resto de la Sociedad queda en condición de minusvalía, precisamente porque el presidencialismo excesivo niega o reduce considerablemente la participación y el protagonismo del pueblo. Como candidato criticó el exagerado presidencialismo y como proponente de una No-Reforma lo aumenta, dejando muy poco fuera del alcance del poder presidencial.

Con la No-Reforma el presidente puede crear Regiones especiales militares y designar autoridades para gobernarlos, lo cual deja como simples adornos a los Alcaldes y Gobernadores, que son funcionarios electos por el pueblo, al cual deben responder, en tanto que los nombrados a dedo han de preocuparse por agradar al que los designa a capricho. Con la No-Reforma los Consejos Comunales, la presunta fórmula de empoderamiento popular, no sería tal, puesto que están sujetos a la promoción, organización, registro, apoyo técnico y financiero de Miraflores. Dependerán del poder central para existir y funcionar, lo cual arroja dudas sobre su imparcial conformación y su eficiente funcionamiento. . ¿Hay algo más antidemocrático que estas propuestas.?

El Banco Central perdería su autonomía y el mayor poder de decisión recaería en el Presidente, quien será simultáneamente quien ordena el gasto y la política monetaria y fiscal. En todo el mundo civilizado el Banco Central es autónomo, para evitar que la voracidad del ejecutivo imponga una política irresponsable de hacer dinero inorgánico, el que no refleja producción real, o malgastar las reservas, que son el respaldo de la moneda nacional en el mercado internacional. Con las dos funciones en un solo individuo la moneda puede volverse sal y agua y la Economía se iría al abismo.

La Fuerza Armada deja de ser una Institución profesional, sin militancia política, al servicio exclusivo de la Nación, no de una persona o parcialidad política. Pasa a ser un Cuerpo, integrado por el Ejército, la Armada, la Aviación, la Guardia Territorial y la Milicia Popular (los cinco integrantes con la denominación Bolivariana, la misma que distingue a la parcialidad política que jefatura el presidente). Ya el número de milicianos superó al de miembros de la Fuerza Armada regular, y su adoctrinamiento debe haber sido a favor de la minoría que hoy gobierna, lo que establece una amenaza para quienes piensen distinto y son simples civiles desarmados. Y todos los ascensos los decide exclusivamente el presidente, desde subtenientes hasta generales y almirantes.

La No-Reforma cínicamente elimina de la Administración Pública los requisitos de honestidad, participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad, estimulando la corrupción e impunidad.

El combate al Monopolio y al Latifundio ya está planteado en la Constitución, así como las ofertas de Seguridad Social para trabajadores independientes, incluyendo a las amas de casa, y el Horario laboral reducido. No se han cumplido en los ocho años de su vigencia, por lo cual debieran responder el gobierno y la Asamblea.

Los Derechos, como el Debido Proceso y la Libertad de Información, no pueden someterse a discusión, y sólo pueden ser modificados para ampliarlos y mejorarlos, nunca para disminuirlos o eliminarlos. Bajar a 16 años la edad para votar permite también reclutar, para incorporar a los más inmaduros al régimen militar, donde la libertad de pensamiento y acción es sometida por la rígida disciplina cuartelaria.

La Propiedad Privada, que en la Constitución es un Derecho de uso, goce, disfrute y disposición de los bienes, deja de ser un Derecho en la No-Reforma, es algo que se reconoce sólo sobre el uso y consumo. Por humildes que sean las propiedades, no se puede permitir que nos arrebaten el Derecho de disfrutar y disponer de ellas, para que sea el Estado (Gobierno) quien arbitrariamente disfrute y disponga de lo nuestro. Las invasiones han sido un adelanto de los atropellos que propicia la No-Reforma, la cual permite la ocupación previa del bien, antes de una sentencia firme y pago oportuno.

El desconocimiento de los derechos de autor y sus correspondientes patentes, además de constituir una injusticia para con los creadores culturales, científicos y tecnológicos, nos llevaría a una situación de creciente atraso respecto de cualquier innovación en esos campos, con pavorosas secuelas para todos sin distinción.

La descentralización desaparece (ya no la nombran en el artículo 158 y los demás artículos se dirigen a fortalecer el centralismo ejercido desde Miraflores), todo un retroceso para la condición participativa del pueblo, lograda desde 1988.

Muy golpeados por la No-Reforma el Libertador y su Maestro. Simón Bolívar afirmó: “Nada es más perjudicial que dejar permanecer a un mismo ciudadano mucho tiempo en el poder. Él se acostumbra a mandar y el pueblo a obedecer, de donde surgen la Usurpación y la Tiranía”. ¿Reelección sin límites?. Y Simón Rodríguez insistía en que “Inventamos o erramos”, y con la “No-Reforma” nada inventan, es una vulgar copia del fracasado experimento estalinista, colapsado en la URSS y sus países satélites, a duras penas sobreviviendo en las paupérrimas Cuba, Birmania y Corea del Norte.

Hay mucho más que cuestionar, pero lo importante es motivar a todos nuestros compatriotas, opositores, chavistas y los mal llamados ninís, a la lectura de la No-Reforma, para que constaten por sí mismos no sólo las barbaridades antidemocráticas que propone, y la arbitrariedad de imponerlas en dos bloques inaceptables, sino la obligación constitucional de que para proponer tales cambios es imprescindible convocar una Asamblea Nacional Constituyente.

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