Opinión Nacional

What is it like to be a rat?

Como científico de la artificialidad, esta ha sido una de esas preguntas monumentales en la disciplina. Busca su respuesta, explicar como un estado mental es un espectáculo de cientos de miles de neuronas disparándose en el cerebro. Si otra criatura puede tener conciencia es propio responder esa pregunta que nos daría luces a como seria la experiencia de ser una de ellas. Tales criaturas tendrían experiencia, subjetividad, conciencia. Pero ella no puede ser respondida; porque no hay manera de hacerlo ni imaginándonos ni transformándonos en una de esas criaturas. A lo más que podemos responder es: A que seria ser como yo, ahora mismo?

El “teatro de Descartes” se conoce a la argumentación dualística que imputa a la conciencia como propia del ser humano. Hoy en la ciencia son muy pocos los dualistas e idealistas que quedan. Nadie usa esa metáfora; más bien tenemos otras. El materialismo de la ciencia no reconoce las propiedades de cualidad. Sobre ella solo son posibles los experimentos pensados y el único resultado esperable es más claridad de pensamiento. El mismo experimento pensado permite resultados ad hoc para cada postura intelectual. Pienso en experimentos como el de Maria la neurofisióloga del color que posee todo el conocimiento científico sobre el tema pero ha vivido encerrada en un cuarto en blanco y negro y la observación del mundo la ha hecho a través de un monitor en blanco y negro. Todos ofrecen respuestas de su experiencia cuando se le deja salir del cuarto y entra en el mundo multicolor con todo su conocimiento de especialista en visión y color. O en el experimento pensado del filósofo zombi, con nuestra conducta y apariencia pero sin conciencia. Tales experimentos han sido elevados hasta una tierra de zombis. El zaperoco de claridades nos a traído mas oscuridad sobre el tema de la conciencia. Hay quien niega el zombi y propone el zimbo que es un zombi pero con monitoreo interior de sus estados informáticos de alto-nivel. Yo hago experimentos con un “zimbo en un laptop” que vive en un micro-mundo de hileras alfabéticas y crea analogías como soluciones a sus problemas de mundaneidad. Y en resumen, es este problema central de la subjetividad – what is it like to be…?” – lo que preside la indagación por la conciencia.

Estas ideas las traigo a colación, como opinión publica, a raíz del señalamiento de Chávez imputándole a Carlos Ortega, tras su evasión, el de ser una rata. Le entiendo su mala conciencia en querer imputarle agresividad, lo agonístico de sus acciones de persecución, pelea, mordiscos, patadas, empujones. Será que cree también que sabe acerca de su visión panorámica llena de verdes, azules y ultravioletas. Concera que lo táctil se centra en esos largos mechones de pelos que salen de sus cejas, de su nariz, boca y mejillas. Habrá experimentado la activación de las cilias en sus neuronas olfativas ante los olores del mundo de las ratas. Habrá experimentado la escucha de registros de altas frecuencias. Seguro que si, dirá el. Claro que no, digo yo. No le es posible haber experimentado ser como una rata para imputar ese carácter a un líder político de la democracia y de la libertad. Si quería imputarle mala conciencia lo mas que le esta permitido es declarar que Ortega es un hugo chávez frías, en ese ahora de su disonancia al saber de la evasión del adversario a quien odia y persigue. Ha podido decirle, con menos precisión, que es un Barreto; mas no una rata.

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