Opinión Nacional

Y cuántos golpes van?

Hago esta pregunta porque ya perdí la cuenta… Según el presidente Chávez son más de sopotocientos. Haber: el supuesto del 11-A, el del doctor Tejera París, el «paro golpista», el social, el mediático, el «golpe a golpe» (será de Fausto y Roberto), y en estos días que corren, el parlamentario.

Cada vez que a Chávez le entra la ansiedad, inventa el cuento del golpe…. por enésimo capítulo. El más reciente, por cierto, es de antología. Enfundado en la toga y birrete que le prestó el ministrico Navarro –con motivo del «honoris causa» de la UNE-YES– el borlado mandatario denunció a los cuatro vientos que la oposición había tratado de darle un «golpe de Estado» a la Asamblea de Ameliach.

Todo porque unos cuantos diputados no se dejaron atropellar por el chantaje de la fracción oficialista, debidamente animada desde la turba tupamara que suele hacinarse en el Capitolio Federal. ¡Por Dios! Es que esa cantaleta ya está más devaluada que las esporádicas, auto-denuncias de magnicidio.

La verdad sea dicha, el «golpe» es para Chávez lo que el «bloqueo» es para Fidel. La excusa perfecta, casi que existencial, para hacerse la víctima de sus propios horrores. De allí que en la Venezuela del 2003, hasta la Cruz Roja sea golpista.

Pero esta estrategia miraflorina, por más absurda o surrealista que parezca, cumple un papel de no poca monta: distrae a la opinión pública de las cuestiones principales para enredarla en la insustancia. Así por ejemplo, esa urgente prioridad que se llama CNE pasa a la penúltima página, si acaso, ante la polvareda del (nuevo) «golpe develado».

Mientras tanto, los verdaderos golpes y porrazos los inflinge Chávez con su potenciada demencia. Gracias al régimen no hay dólares, no hay empleo, no hay inversiones, no hay muchos de los productos de primera necesidad (tanto alimentos como medicinas), y sin embargo el bla-bla-bla del golpismo es la guarimba de los jerarcas de boina-colorá.

Hasta el canciller Chaderton se las ingenia para echarle el muerto de la catástrofe quinto-republicana a los innumerables golpes que fabrica la imaginación de su adoptado maestro. Que en ello ande Tarek o la «fosforito» se entiende, pero que tan veterano diplomático se sume a la «adoración perpetua» no lo deja ni aquí ni allá.

El auténtico «golpe» que tiene descompuesto a nuestro «caudillo revolucionario» es la expectativa de un referendo revocatorio que lo eyecte de Miraflores. De lograrse el RR, y caramba que debemos concentrarnos en esa dirección, no sólo se honraría, de nuevo, la vigorosa cultura democrática de la sociedad venezolana, sino que Chávez quedaría certificado en su estafa gubernativa.

A guaralearlo está dedicado el nuevo «doctor» (UNE-YES, dixit) desde la viajadera en el Airbus. Más nada le interesa. Que no haya RR es el propósito de sus días. Que nadie se sorprenda, entonces, del elenco de «golpes» que de seguro «descubrirá» en adelante.

El desafío opositor, por tanto, es no dejarse encandilar por esa estrategia y unirse en torno a la salida revocatoria. Cada loco con su tema, dice el refrán popular: allá Chávez y sus golpes, que acá la abrumadora mayoría arreciará su lucha para despedirlo por la decisión popular.

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