Otro decreto, otro abuso
Nuevamente sale publicado en Gaceta Oficial un Decreto de Estado de Excepción enmarcado en la emergencia económica. Otra vez incurre el irresponsable de Maduro en un acto de violencia constitucional que sólo refleja su “huída hacia adelante”, su desesperación por mantenerse en el poder con el único objetivo de hacer uso abusivo del mismo. Maduro no tiene apoyo popular. El pueblo ejerce su derecho constitucional a convocar un referendo revocatorio. El presidente se resiste a cualquier elección que siga evidenciando lo que ya quedó claro el 6D. Su única alternativa es acudir a la inconstitucionalidad y a la ilegalidad, arremeter contra la disidencia democrática, intentar anular a la Asamblea Nacional, asumir el poder desde una perspectiva hegemónica y dictatorial. Maduro no sólo es irresponsable. Refleja en sus actitudes la cobardía del que sólo se enfrenta en desigualdad de condiciones. Maduro y sus instituciones decidieron enfrentar al pueblo de Venezuela.
Basta con dar una hojeada al decreto para darnos cuenta de la falsedad e irresponsabilidad de su razonamiento. Las justificaciones son las mismas: que desde que murió Chávez, se ha producido una confabulación, interna e imperialista, contra la economía nacional para generar descontento popular; que desde que “ganó” Maduro las elecciones, la oposición lo asedia a él y a los poderes públicos; que a esa desestabilización se ha unido la caída del precio del petróleo; que la nueva Asamblea Nacional ha desconocido al resto de los poderes públicos y que promueve la interrupción de su periodo de manera no constitucional; que se renovó el decreto de Obama; que “El Niño” hace de las suyas; que agentes económicos obstaculizan el acceso del pueblo a bienes y servicios; que la inflación y las colas son inducidas; que el paramilitarismo –nunca la guerrilla– desestabiliza el país. Toda esta verborrea, perorata, escribidera de paja, sólo muestra a un gobierno que busca culpables externos, que nunca asume su responsabilidad, al que para nada interesan las calamidades que pasa el pueblo, que sólo se obsesiona con el poder como un fin en sí mismo. Todo está claro. El gobierno es el gran problema de los venezolanos.
¿Pero cuál es el verdadero trasfondo de este nuevo decreto? No hay que ser muy acucioso para saber que con este instrumento, Maduro busca lo siguiente: asegurar el apoyo forzado –a través de la fuerza armada y de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción- de la empresa privada en la producción, comercialización y distribución de bienes que casi no existen porque este gobierno y su política acabó con la producción nacional; la modificación de partidas presupuestarias, incluyendo la aprobación de créditos adicionales, sin contar con la atribución de control que en estos casos tiene la Asamblea Nacional, lo cual va a producir más corrupción que la bárbara que ya se ha registrado; la aprobación y suscripción de contratos sin la aprobación o autorización de la Asamblea Nacional; la asignación directa de divisas sin control alguno; la suspensión del artículo constitucional que otorga a la Asamblea la atribución de censurar y destituir al Vicepresidente y a los ministros; el incremento de medidas represivas en contra de la disidencia democrática. Lo demás es lamentablemente “paja” llena de intenciones de resolver la crisis de abastecimiento, de seguridad y de prestación de servicios públicos, crisis creada, generada, producida por el pésimo gobierno que hemos tenido en estos 17 años.
La Asamblea Nacional, con abundantes argumentos, negó el decreto anterior y negó su prórroga. De acuerdo a la Constitución, esa decisión es de carácter vinculante, pero ya sabemos que el presidente y su partido también secuestraron la sala constitucional del tribunal supremo de justicia –todo en minúscula– y, en este caso, el decreto tendrá el mismo destino, lo negaremos y la sala dirá que es constitucional. A todo abusador le llega su revocatorio.
Juan Pablo Guanipa